Un piso compartido para que personas con discapacidad intelectual se independicen: así funciona este proyecto pionero en El Entrego

Sergio Muñoz Solís
Sergio M. Solís REDACCIÓN

ASTURIAS

Noelia, Rosa y María junto a una de las profesionales que las acompañan
Noelia, Rosa y María junto a una de las profesionales que las acompañan

«Cada día se ocupan de sus tareas o trabajos, si los tienen. Hacen actividades como deporte, manualidades o música y llevan una vida absolutamente normalizada», cuenta Casilda Sabín, gerente de Plena Inclusión Asturias

05 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Plena Inclusión ha estrenado un proyecto pionero en Asturias: un piso compartido para personas con discapacidad intelectual. Su objetivo es facilitar la independencia entre los miembros de este colectivo, de manera que puedan vivir de forma autónoma y alternativa a la institucionalización. La iniciativa, bajo el nombre 'Mi Casa', supone un enorme cambio en la estrategia de cuidados que requieren estas personas.

El proyecto se desarrolla en El Entrego de la mano de la Asociación Rey Aurelio, que atiende las necesidades de personas con discapacidad intelectual y sus familias en la Comarca del Nalón. «Como el resto de la población, estas personas tienen sueños, expectativas, planes de vida y queremos apoyarlas para hacerlos realidad», cuenta Casilda Sabín, gerente de Plena Inclusión Asturias, quien asegura que la base de la iniciativa es «defender el derecho de este colectivo a vivir, como otras personas, en una vivienda» en lugar de ingresar en una residencia.

Tal y como explica Sabín, la administración asturiana aportó 200.000 euros para el desarrollo del proyecto, con los que se gestiona la vivienda «garantizando una vida de calidad» para las cuatro mujeres con discapacidad intelectual que viven en el piso. Por su parte, la Asociación Rey Aurelio fue la encargada de localizar el inmueble y el personal de apoyo a las inquilinas. «'Mi casa' es un proyecto que garantiza la igualdad de oportunidades, apoyos individualizados y calidad de vida», sostiene Sabín, quien remarca que «no se trata de un piso tutelado, sino que realmente es su casa».

La gerente detalla que, para formar parte de esta iniciativa, las personas que viven en el piso y sus familiares han pasado por un proceso previo de consultas, entrevistas y valoraciones «ya que es necesario no solo considerar su deseo o el de sus familiares, sino también su situación personal y necesidades individuales». Sobre el día a día de las participantes, Sabín afirma que «su vida transcurre como la de cualquier otro joven que deja el hogar para compartir piso con amigos»: «Cada día se ocupan de sus tareas o trabajos, si los tienen. Hacen actividades como deporte, manualidades o música y llevan una vida absolutamente normalizada». Todo esto se realiza bajo la mirada y los cuidados de cuatro profesionales que garantizan el apoyo que necesitan las inquilinas para situaciones como el transporte o el aseo. Adicionalmente, Sabín asegura que se procura mantener una adecuada separación con el entorno familiar, de forma que la transición sea «prudente» y «que no resulte difícil para ninguna de las partes».

Las cuatro compañeras hacen una vida normalizada en su hogar
Las cuatro compañeras hacen una vida normalizada en su hogar

Rosa Castro, una de las residentes del inmueble, asevera que está «muy a gusto» viviendo con Noelia, Vanesa y María, sus compañeras, aunque esto no le impide mantener el contacto con su familia: «Me gusta subir los sábados a ver a mi madre y bajar a casa el domingo». Al tiempo que confiesa sentirse «muy contenta» por su nueva vida, Castro recomendaría la experiencia a otras personas con su condición: «Se lo iban a pasar bien».

Desde Plena Inclusión consideran que la inicitativa acarrea importantes beneficios para las personas con discapacidad intelectual como evitar internamientos no deseados y el desarraigo familiar, así como el alejamiento de su entorno y amistades. «Ofrece respeto a sus propios proyectos de vida y una oportunidad para gestionarse de modo autónomo con apoyos», manifiesta la gerente.

Si bien este primer piso compartido es una «experiencia piloto», la intención de los organismos involucrados es establecer este modelo de cuidados en otros puntos de Asturias para ofrecer una «vida estable» a las personas de este colectivo. «Estamos seguros de que esto será ya una realidad y que nuestras entidades trabajarán para hacer posible este modelo de vida en todas las localidades», confía Sabín.