El kit de supervivencia ya es «algo útil en el fondo del armario» para los asturianos tras el apagón: «Parecía descabellado»
ASTURIAS

Algunos cuestionan la utilidad del equipo de emergencia: «Si realmente quieren hacernos daño de verdad, lo van a hacer igual»
02 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El apagón eléctrico de alcance nacional del 28 de abril que dejó sin luz ni electricidad a millones de personas en todo el país, hizo que la vida cotidiana se detuviera. Durante varias horas, la incertidumbre se apoderó de la ciudadanía: no había información oficial clara, no se sabía cuánto iba a durar la situación ni cuáles eran sus causas. La reacción fue inmediata: colas en supermercados, compras compulsivas de agua, alimentos fríos, velas, linternas y radios a pilas, entre otros.
La escena recordó a muchos la reciente advertencia de Bruselas: apenas unas semanas antes, la Comisión Europea había recomendado a todos los ciudadanos europeos contar en casa con un kit de supervivencia para 72 horas sin ayuda externa, preparado para casos de guerra o crisis climáticas. El famoso kit, que debía incluir: agua embotellada (con un mínimo de 5 litros por persona), alimentos fáciles de preparar, una radio a pilas, linternas, baterías de repuesto para el móvil, hornillos, combustible, cerillas, dinero en efectivo, medicamentos, material de primeros auxilios, cinta adhesiva, un extintor y artículos de higiene, la mayoría lo ignoró. Pero bastaron unas horas sin electricidad para que muchos asturianos cambiaran de opinión.
Irene Suárez, una ovetense que vivió el apagón en casa, reconoce que al principio todo lo del kit que recomendaba Bruselas le pareció «una exageración». «Sé que vivimos en un contexto mundial en el que hay muchas guerras, catastrofes naturales como lo que se vivió con la DANA, pero me parecía demasiado», aseguró. Sin embargo, admite que cambió de opinión tras lo vivido: «El otro día con el apagón me tuve que tragar mis propias palabras y sí que se me pasó por la cabeza que igual esto del kit no era tan descabellado».
Irene no salió a comprar de inmediato, pero reflexionó sobre su dependencia de la electricidad. «Sobre todo me acordé por lo de la radio analógica», señaló, refiriéndose a la necesidad de estar informados en momentos de incomunicación. «Todo el mundo estaba comprando una radio así. Nos sirvió para informarnos en un momento en el que no había luz, algo que se pensaba que ya se estaba extinguiendo, que era una radio de pilas de toda la vida, y al final pues todo el mundo quería una», puntualizó.
Para Daniel Pérez, la noticia por parte de la Comisión Europea hace unas semanas también pasó desapercibida al principio: «Lo veía un poco catastrófico», recordó el asturiano. Pero después del apagón, cambió ligeramente de postura: «Igual después del lunes sí que puede ser útil tenerlo en el fondo del armario para cualquier situación».
En su caso, lo que más le preocupó fue la incomunicación: «El no poder comunicarme con la gente me asustó un poco». Daniel también subrayó la importancia de tener linternas, pilas extra y baterías portátiles, algo de lo que, según él, se habla poco: «Igual no puedes usar el movil al no tener datos pero hay ciertos momentos en los que si puedes conseguir algo y es una putada quedarse sin móvil para poder comunicarte».
Sofía Pinto, una joven gijonesa, también recuerda haber visto la noticia del kit pero, como muchos, la ignoró. «Sientes que nunca va a pasar algo así o que es algo lejano y no le das mucha importancia», dijo. Durante el apagón se dio cuenta de que no tenía ni siquiera latas de conserva. «Sí que he pensado que debo comprar cosas como latas, botellas de agua, cerillas, e incluso una radio y medicamentos», reconoció. No salió corriendo al supermercado, pero critica el comportamiento de quienes vaciaron estanterías: «Hay que saber no alarmarse. Si esto hubiera sido real y hubieran sido más días se hubiera gestionado muy mal. Aunque entiendo que al final es un poco el miedo a raíz del covid».
En el caso de Ignacio López, otro ovetense que vivió el corte de luz en casa de su primo en Madrid, el kit de bruselas se lo «tomó a risa» en un principio: «¿Para que voy a necesitar eso?, hasta que no te pasa no te das cuenta. Al vernos sin luz, sin velas, sin nada, estabamos preocupados y encima yo al estar lejos de mi casa, no podia contactar con mis padres ni sabía cuando iba a poder volver a casa», confesó. «A raíz de esto sí tengo pensado comprarme ciertas cosas para tener en casa por si acaso». En su lista, figuran una radio a pilas, agua, camping gas, latas, medicamentos, cerillas y velas.
No todos, sin embargo, se tomaron el apagón como una señal de alerta. «Cuando salió la noticia del kit no pensé nada, no le di la más mínima importancia. Si realmente quieren hacernos daño de verdad lo van a hacer igual y ese kit no nos iba a hacer nada», aseguró Macarena Moreno, procedente de Trubia. Aunque sigue sin confiar en su utilidad para grandes catástrofes, admite que echó en falta un camping gas: «Lo que más necesité fue dónde poder calentar la comida. Salí a comprar porque como no se sabía cuánto iba a durar esto, necesitaba agua y también compré para hacer cosas frías que no se necesitara calentar, ensaladas, embutidos…», indicó.
El apagón del lunes no fue un desastre global. Pero fue suficiente para sembrar la duda entre muchos asturianos y ciudadanos de todo el país. Lo que parecía una propuesta exagerada, se materializó en una tarde sin electricidad, sin internet y con los supermercados y tiendas locales llenándose de gente. Una tarde que sirvió como recordatorio de lo frágil que puede ser nuestra normalidad. El kit de supervivencia de Bruselas, que hace unas semanas parecía una idea remota, hoy empieza a tener más sentido.