María Menéndez, matrona en el HUCA: «Hay una idealización de la lactancia que invisibiliza las dificultades y desafíos que conlleva»

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

María Menéndez, matrona en el HUCA
María Menéndez, matrona en el HUCA

Esta profesional, que también es voluntaria en la Asociación Amamantar, habla de los mitos y estigmas que rodean el amamantamiento a partir de las vivencias y experiencias de mujeres a las que ha atendido: «El 40% de las lactancias tienen dificultades»

23 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La lactancia materna, considerado como el método ideal para alimentar a los recién nacidos, está rodeada de no pocos mitos y estigmas que dificultan la comprensión real de lo que verdaderamente supone amamantar. María Menéndez, matrona del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), advierte que «hay una idealización de la lactancia que invisibiliza las dificultades y desafíos que conlleva» y que enfrentan muchas madres en este proceso. Según concreta, aproximadamente «el 40% de las lactancias tienen dificultades», que pueden llegar a generar frustración y sentimientos de culpa en las diadas maternas que experimentan complicaciones. Menéndez, que también es voluntaria en la Asociación Amamantar, comparte a partir de las vivencias y experiencias de mujeres a las que ha atendido que muchas de esas complicaciones no son reconocidas ni entendidas por la sociedad. Así, mitos, como la creencia de que la lactancia siempre es fácil y sin dolor, contribuyen a que muchas madres se sientan solas o incapaces cuando enfrentan obstáculos. Por ello, esta profesional considera fundamental visibilizar la realidad de la lactancia para ofrecer apoyo real y desmitificar ideas que solo aumentan la presión sobre las madres en un momento tan delicado.

­­­María Menéndez parte de que el primero de los estigmas viene por cómo se cuenta la lactancia, ensalzando los beneficios que tiene para las madres y para los bebés. Pero la misma señala que se trata «de una experiencia multisensorial más allá de la biología» y que, por tanto, «decir que la lactancia es buena para la madre y para el bebé se queda corto y antiguo». «Debería trascender de eso y hay que redefinir la lactancia desde otros puntos de vista», manifiesta la misma, que señala que «hay una idealización de la lactancia que se presenta con imágenes bonitas y un vínculo entre madre e hijo con la consiguiente invisibilización de las dificultades y desafíos de la lactancia».

Para darle objetividad a sus palabras, la matrona ofrece cifras: «el 40% de las lactancias tienen dificultades». Y va más allá. María Menéndez precisa que de los algo más de 4.500 nacimientos que hubo en Asturias en 2024, «en la consulta de la Asociación Amamantar hemos visto al 10% de las mujeres que dieron a luz, unas 450». «Entonces, las dificultades están ahí», clama esta profesional, que considera que «las políticas sanitarias no están dirigidas a atajar las dificultades de la lactancia materna» porque hoy por hoy «no hay medios, no hay herramientas, no hay formación…». Así, apunta que otro estigma es «que la lactancia es sencilla y natural y que si una mujer no puede amamantar es porque no lo ha intentado suficiente». «Y yo me formé en ese concepto y veo que sigue persistiendo a día de hoy», lamenta.

Abandono de la lactancia y culpa

En su caso, indica que ser conocedora de las vivencias y experiencias que le trasladan las mujeres que atiende en la consulta de la Asociación Amamantar le ha servido para «crecer profesionalmente, tomar perspectiva y poner atención a lo que cuentan las mujeres», sintiéndose libertada por quitar una carga que se pone en las diadas maternas. Además, hace referencia a un estudio cualitativo que se ha presentado recientemente que estima que «entre el 60% y el 80% de las mujeres abandonan la lactancia antes de lo deseado», que lo hacen por diferentes factores y que las que abandonan antes de lo deseado «lo asocian a una culpa tremenda y a que es de mala madre, porque lo idealizado es que tiene que ser una madre abnegada, que antepone al bebé y amamanta sin quejarse». Por tanto, apostilla la matrona, «la conciencia es que no amamantar es faltar a ese rol de buena madre».

Pero María Menéndez asegura que «hay mujeres que no pueden amamantar» por patologías crónicas, por cuestiones hormonales, por medicaciones complementarias o por salud mental. «Y debemos abrazar esas razones y apoyarlas y no juzgar», reivindica la matrona, que incide en «no invisibilizar las dificultades» porque, apostilla, «las razones por las que actualmente se abandona la lactancia materna son las mismas que hace 20 años», y enumera, según un estudio publicado en 2024, que son, entre otras, «dolor durante la lactancia, mastitis o poca leche». Parándose en esto último, señala que «la hipogalactia primaria o secundaria no se contempla en los libros, pero que la realidad es que hay en torno a un 5% de mujeres que pueden tener una producción láctea insuficiente y necesitan complementar la lactancia. «Y esto está invisibilizado y a los profesionales les resulta difícil abordarlo porque no lo ves», comenta.

Como ejemplo pone un caso que atendió en la consulta de la Asociación Amamantar que le resultó clarificador: «una mamá que venía preocupada porque su hijo no ganaba peso. Los profesionales que la habían atendido le decían que se lo pusiera más al pecho, que cuanto más se lo pusiera, más leche iba a tener. Esta mujer decía que de 24 horas que tiene el día tenía al bebé al pecho 23 y no había mejora. Pues había un problema hormonal y no podía producir todo lo que el bebé necesitaba», relata María Menéndez, que dice que «lo de que cuanto más te lo pongas, más leche tendrás es otro mito».

«No todas las mujeres tienen leche y no todos los bebés se agarran bien. De hecho, el 40% no lo hacen bien», aporta como dato la matrona, que mantiene que para hacer frente a la complejidad que le pueden suponer esas circunstancias a la madre «faltan herramientas, formación, habilidades, materiales, etc…».

Falta de sueño y depresión perinatal

María Menéndez también llama la atención sobre los problemas de sueño que conlleva la lactancia materna: «es un tema delicado, pero hay unanimidad de criterio entre los profesionales de la psicología de que la falta de sueño en las mujeres lactantes con problemas de ansiedad o depresión previos al parto, es un factor precipitante de la depresión perinatal». Ante esto, la matrona plantea que «hay que cuidar mucho el sueño de las mujeres y, sobre todo, de las que han tenido algún problema de salud mental, y ayudarlas a optimizar ese sueño».

«Y también hay que tener en cuenta que las políticas de asistencia al parto impactan en el inicio de la lactancia materna», manifiesta la experta, que llama la atención sobre «el aumento estratosférico de partos inducidos» que, en ocasiones, son «partos muy largos en los que la mujer da a luz al cuarto día, que conlleva un desgaste físico y emocional grande y, por tanto, cuando se enfrenta la madre con la criatura, le resulta difícil».

Un mito más al que hace referencia es sobre el uso de tetinas: «muchos profesionales están en contra de su uso por la confusión que puede generar al bebé la tetina y el pezón. Pero utilizar la palabra confusión es inexacto. Si el bebé prioriza el biberón es porque hay una disfunción y, por tanto, priorizan la supervivencia, pero es porque hay una disfunción», insiste.

«Y sí que es real que por diversos motivos a unas mujeres se le puede retrasar más la subida de la leche o tener una subida más lenta de lo que el bebé necesita. Pues no pasa nada por complementar la producción materna», aconseja María Menéndez, que aporta como información que «cuando los bebés están muy hambrientos no se alimentan bien, al igual que cuando están muy adormilados tampoco maman bien».

Poniendo sobre la mesa todos estos mitos y estigmas que tiene la lactancia materna, la matrona del HUCA insta «a intervenir cuando hay que intervenir» y considera muy importante que desde antes de amamantar las madres puedan informarse y formarse con la experiencia de otras madres. «En la Asociación Amamantar reivindicamos que los grupos de madres son un pilar fundamental. Porque contadas las experiencias y la crianza de madre a madre, el grupo es un lugar seguro para ellas», concluye María Menéndez.