
El último registro ha contabilizado algo más de 200 ejemplares en las montaña cantábricas
19 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Sigue en una situación crítica y es una de las especies más amenazadas de los ecosistemas de la península Ibérica pero el urogallo remontó de forma reciente y ha logrado aumentar el número de ejemplares en el cercado territorio en que resisten alrededor de la cordillera Cantábrica. El ave espera poder seguir la senda del oso, uno de los mayores hitos de recuperación de una especie, y totem de Asturias.
Con trabajos de campo desarrollados entre los meses de abril a junio de 2024, el informe del Ministerio indica que hay «209 urogallos distintos, lo que supone un aumento del 8% respecto a los 191 estimados durante el anterior muestreo completo de 2019. De esos 209, 117 (56%) son machos y 92 (44%) hembras. En el censo anterior, la desviación de la razón de sexos hacia los machos fue más acusada (31,5% hembras: 68,5% machos) mientras que en esta estima poblacional de 2024 la detección de hembras ha sido superior». Esto es especialmente relevante para el furturo de la especie porque una predominancia de hembras es fundamental para que se reproduzca más.
En su balance, los autores del estudio son muy cautos en todo caso; destacan que los resultados de la última estima poblacional del urogallo cantábrico confirman que la especie continúa en una situación extremadamente delicada, con apenas unos 200 ejemplares supervivientes en las montañas del norte peninsular. A pesar de la gravedad del escenario, los datos aportan por primera vez un indicio esperanzador: el posible fin del declive poblacional que la especie ha sufrido durante décadas.
Se trata de la segunda estima poblacional completa realizada desde que en 2018 la población cantábrica de urogallo fue declarada «en situación crítica». En este sentido, apuntan que, aunque aún es pronto para determinar tendencias demográficas claras (porque sólo se han efectuado dos registros de poblaciuón recientes), los análisis estadísticos indican con un 75% de probabilidad que en 2024 hay más ejemplares que en 2019.
Uno de los datos más destacados del censo es el aumento en la proporción relativa de hembras, un aspecto clave para la recuperación de la especie. En el caso del urogallo, una especie poligínica, las hembras desempeñan un papel crucial en el mantenimiento poblacional, ya que asumen la mayor parte de la reproducción y crianza, y además sufren tasas de mortalidad más elevadas. Por ello, las estrategias de conservación in situ priorizan su protección, al considerarse fundamentales para mejorar el éxito reproductivo y revertir el riesgo de extinción.
Tres líneas de actuación
En la lucha contra la extinción de esta especie se han tomado tres líneas principales de actuación.
Por un lado, uno de los avances más significativos ha sido la reducción de la presión de depredadores, particularmente de la marta (Martes martes), lo que ha contribuido a un aumento estimado de 0,5 pollos por hembra en las zonas intervenidas. «Ello supondría, a modo de ejemplo, una incorporación adicional a la población de unos 50 pollos anualmente en el supuesto caso de que 100 urogallinas se reprodujeran. Esta urgente medida se considera de “último recurso” y, en todo caso, de corto-medio plazo de duración hasta lograr que la situación tan crítica de la población cantábrica pueda ser mejorada».
Pero además de control de los depredadores se han probado experiencias de cría en cautividad. Según el informe, el propósito es reforzar las poblaciones silvestres actuales y reintroducir la especie en áreas donde desapareció en las últimas décadas. Aunque aún no se han liberado ejemplares, los centros de cría de Valsemana (Castilla y León) y Sobrescobio (Asturias) trabajan en el perfeccionamiento de técnicas reproductivas y en la consolidación de un plantel estable de reproductores. Para 2024, ya se cuenta con 38 urogallos en estos centros, y se prevé que en 2026 se inicien las primeras liberaciones, con una meta de 80 a 100 ejemplares por año.
Paralelamente, se están llevando a cabo actuaciones para la mejora del hábitat en áreas con presencia actual de urogallos y en zonas con potencial para su expansión. Estas labores se centran en replicar mediante gestión forestal las condiciones ecológicas más favorables para la especie, como una estructura adecuada del matorral y una cobertura arbórea óptima. El objetivo es mejorar tanto la disponibilidad de alimento como la seguridad y movilidad del urogallo. Todas estas acciones están siendo monitorizadas científicamente para evaluar su impacto ecológico y su eficacia a medio y largo plazo