Estanislao Nistal, doctor en Virología: «El clima de Asturias favorece la continuidad de la circulación de virus respiratorios durante el verano»
ASTURIAS

El investigador y profesor de Microbiología en la Facultad de Farmacia en la Universidad CEU San Pablo, de Madrid, advierte sobre los riesgos para la salud de poner el aire acondicionado por debajo de lo recomendable: «puede dañar las mucosas y dificultar su función de defensa frente a los agentes infecciosos»
22 jun 2025 . Actualizado a las 02:23 h.Según datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), en verano se producen un 20% de los resfriados comunes. Es decir, «uno de cada cinco», precisa Estanislao Nistal Villán, destacado experto en microbiología y virología con una amplaia trayectoria internacional que abarca casi una década en el prestigioso Hospital Monte Sinai de Nueva York. Licenciado en Bioquímica por la Universidad de Salamanca y doctor en Virología y Biología Molecular por la NYU-Mount Sinai School of Medicine, Nistal ha desarrollado una sólida carrera investigadora y docente, formando parte desde 2015 de la Universidad CEU San Pablo, en Madrid, donde lidera su propio grupo de investigación y ejerce como profesor en la Sección de Microbiología del Departamento de Ciencias Farmacéuticas y de la Salud. En la entrevista concedida a La Voz de Asturias, comparte su visión sobre la circulación de virus respiratorios en verano, la incidencia de estos en Asturias, la importancia de no subestimar los resfriados durante el periodo estival, los riesgos asociados a las temperaturas extremas y el uso del aire acondicionado. Además, nos aporta consejos prácticos para mantener una buena salud respiratoria en estos meses de verano.
—¿Qué porcentaje de resfriados se producen en verano?
—Aunque son más comunes durante los meses de frío, los virus respiratorios están en circulación durante todo el año. En verano, las infecciones más habituales son por rhinovirus, aunque también están en circulación otros muchos virus respiratorios, incluidos los coronavirus, los adenovirus, metapneumovirus, parainfluenza e incluso, en mucha menor medida, los virus de la gripe. Según datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), en verano se producen un 20% de los resfriados comunes, uno de cada cinco.
—¿Afecta el clima y las condiciones específicas de Asturias, con su humedad y temperaturas variables, a esa incidencia de resfriados y virus respiratorios que se da en verano?
—Sí, el clima de Asturias con alta humedad, temperaturas moderadas y cambios térmicos marcados en algunos momentos del día en algunas partes del Principado puede favorecer la continuidad de la circulación de virus respiratorios durante el verano. Esta influencia se acentúa cuando se combinan factores como la vida social en interiores, el uso de aire acondicionado, los contrastes térmicos fuertes y la elevada interacción entre personas que no conviven habitualmente, lo que facilita la transmisión. Aunque el clima por sí solo no causa estas infecciones, actúa como un facilitador ambiental, especialmente en un contexto de alta movilidad y contacto social.
—¿Cuáles son las recomendaciones generales para prevenir los resfriados durante los meses de verano?
—Como decía, una de las principales causas de los resfriados en verano son los cambios bruscos de temperatura que se producen, por ejemplo, al entrar desde la calle, donde hace calor, a un espacio con el aire acondicionado a temperatura mucho más baja. Estos cambios tan bruscos de temperatura pueden afectar a nuestro epitelio respiratorio, debilitar nuestras defensas y favorecer los contagios. Además, la humedad puede permitir que las partículas aéreas que contengan virus o la estabilidad de los virus sobre superficies, sea mayor y alargar la viabilidad de los mismos e incrementar la posibilidad de infectar.
—¿Hay alguna recomendación específica para los habitantes de Asturias considerando las particularidades de la región?
—El verano, si se puede, es un tiempo para hacer vida fuera. Asturias es el paraíso del aire limpio y de una naturaleza espectacular para disfrutar al aire libre. La ventilación o la vida exterior en general reduce la trasmisión de virus. Por otro lado, la higiene, y especialmente el lavado de manos reduce la posibilidad de llevarnos un virus de una superficie contaminada a la nariz o la boca e infectarnos. Además, si se notan síntomas, evitar infectar a otros o tratamientos tempranos pueden reducir los días que estemos enfermos y pueden también prevenir que otros se infecten.
—Aunque en Asturias las temperaturas no son tan elevadas como en el centro y sur de España, en los hogares y en el trabajo también se usa aire acondicionado. ¿Cómo se puede evitar que estos aparatos aumenten el riesgo de infecciones respiratorias?
—Los sistemas de refrigeración programados a temperaturas muy bajas resecan el ambiente y también nuestras mucosas respiratorias, lo que nos vuelve más vulnerables a las infecciones. Es importante evitar ajustar el aire acondicionado por debajo de lo recomendable, ya que el aire excesivamente frío puede dañar las mucosas y dificultar su función de defensa frente a los agentes infecciosos que inhalamos. Además, los propios aparatos podrían albergar y ayudar a propagar diferentes virus, bacterias y hongos. Por eso, debemos realizar un mantenimiento adecuado de los sistemas de ventilación y limpiar los aparatos frecuentemente para evitar que acumulen suciedad y gérmenes.
—La llegada de las vacaciones y los viajes en tren, avión o autobús aumenta el riesgo de contagio. ¿Qué medidas prácticas recomienda para los viajeros que desean reducir ese riesgo?
—Los trenes, aviones o autobuses son espacios cerrados y en los que coincide una gran cantidad de personas durante periodos prolongados, alguna persona puede estar infectada y podemos estar expuestos a esa infección. Una forma de prevenir los contagios en estos espacios puede ser el uso de mascarilla durante los viajes si es que estamos con una infección o con sospecha de tenerla. Si somos personas con un riesgo elevado de tener complicaciones si nos infectamos, el uso de mascarilla puede reducir el riesgo de infección. Además. hay que tener en cuenta las medidas higiénicas habituales como lavarse las manos y reducir el riesgo de llevarnos al sistema respiratorio un agente infeccioso depositado sobre una superficie que toquemos.
—La humedad en el ambiente puede variar mucho en Asturias. ¿Cuál sería el nivel ideal de humedad en interiores para prevenir resequedad en las mucosas y fortalecer las defensas?
—Un ambiente demasiado seco también puede hacer que nuestras vías aéreas sean más vulnerables a los virus respiratorios, ya que se resecan las mucosas y perdemos capacidad de protección. Lo ideal sería mantener la humedad del aire en espacios cerrados entre el 40 y el 60%. Por debajo se favorece el daño de la mucosa y por encima la proliferación de ácaros. Es raro en Asturias tener en verano humedades bajas. Es más propio de ambientes con temperaturas bajas, cerrados y cuando la temperatura es baja. En esas situaciones, utilizando humidificadores o colocando recipientes con agua en las habitaciones.
—¿Cómo influye la dieta en que se tengan más o menos resfriados? ¿Qué alimentos o nutrientes considera esenciales para reforzar el sistema inmunitario de la población, en general, y de la asturiana, en particular, durante en verano?
—Una dieta equilibrada y rica nutrientes, como vitaminas y minerales, contribuye a reforzar nuestras defensas y mantiene nuestro sistema inmune fuerte y preparado para combatir las infecciones. Si nuestro aporte nutricional es adecuado, estaremos más fuertes para evitar los contagios, pero también para hacer frente al virus en caso de contagiarnos. Por ejemplo, la vitamina C, presente en frutas como los kiwis o las fresas, es muy eficaz para combatir los resfriados. También es muy importante la ingesta de una cantidad suficiente de líquidos para evitar la deshidratación, especialmente en el caso de niños y ancianos, pero con cuidado de no abusar de las bebidas alcohólicas o azucaradas. Tampoco es aconsejable tomar las bebidas muy frías, ya que pueden resentir nuestra garganta.
—¿Qué papel juegan los cambios bruscos de temperatura, por ejemplo, al entrar en lugares con aire acondicionado, en la vulnerabilidad a los virus respiratorios? ¿Cómo se pueden minimizar estos efectos?
—En verano pasamos frecuentemente de temperaturas muy altas, si estamos en la calle, a temperaturas mucho más bajas, cuando entramos a lugares con aire acondicionado. Estos cambios de temperatura pueden afectar a nuestro epitelio respiratorio y alterar nuestra respuesta inmunitaria, haciéndonos más vulnerables a los virus. En la medida de lo posible, debemos intentar evitar estos cambios tan bruscos, por ejemplo, tratar de que el aire acondicionado no esté a una temperatura muy baja, o en personas que puedan tener un mayor riesgo de enfermedad respiratoria grave, llevando mascarilla o un pañuelo para proteger nuestras vías respiratorias al entrar a un lugar en el que esté muy frío.
—En su experiencia, ¿qué tan efectivo es el uso de medicamentos antigripales en la prevención o tratamiento de los resfriados en verano? ¿Es recomendable su uso preventivo en algunos casos?
—Los medicamentos antigripales combinan varios principios activos, por lo que son una manera muy efectiva de abordar diferentes síntomas de los resfriados, como la tos, la secreción nasal, el dolor de garganta, etc. No debemos medicarnos de manera preventiva si no hay síntomas compatibles con un resfriado, en primer lugar, porque los medicamentos no van a ayudarnos a prevenir los contagios, y en segundo lugar, porque no debemos usar los medicamentos si no son necesarios, ya que es algo que puede resultar perjudicial para la salud.
—¿Qué importancia tiene la detección temprana de los síntomas en verano y qué recomendaciones da para actuar rápidamente ante los primeros signos de un resfriado o gripe?
—Los síntomas de los resfriados son los mismos en verano que en cualquier otra época del año: congestión y secreción nasal, estornudos, tos, dolor de garganta, fiebre leve, etc. Es importante no minusvalorar el resfriado por el hecho de darse en verano y tratar adecuadamente estos síntomas, desde su aparición hasta su desaparición, para evitar complicaciones y recaídas. Como decía, podemos abordar los diferentes de manera conjunta con medicamentos antigripales que combinen varios principios activos como el paracetamol, indicado para tratar el dolor y la fiebre; el dextrometorfano, para la tos; o la clorfenamina, que reduce la secreción nasal y los estornudos;
—¿Cómo ve el futuro en cuanto a la prevención y control de virus respiratorios?
—Como medida preventiva, siguen siendo esenciales las vacunas y es importantísimo que la población, especialmente la más susceptible de infecciones graves y aquellas personas que están a su cuidado o interacciones con ellas, se conciencie de su valor y acuda a vacunarse cuando corresponde. Está probado que se reduce el riesgo de infecciones graves. Afortunadamente, desde la pandemia la sociedad está mucho más concienciada sobre las medidas preventivas frente a infecciones respiratorias, como la ventilación, el uso de mascarillas, el lavado de manos y otras medidas higiénicas, etc. Otra medida preventiva que resulta de utilidad es el tratamiento de los propios síntomas cuando nos contagiamos de gripe o resfriado, ya que, si reducimos la tos, los estornudos y los mocos, estamos reduciendo los vehículos de transmisión de los virus a otras personas y, por tanto, la probabilidad de transmitir la infección a quienes nos rodean.
—Finalmente, ¿qué avances o investigaciones considera prometedoras para esa prevención y control de los virus respiratorios?
—Entre los avances más prometedores destacaría el creciente esfuerzo por mejorar el conocimiento de los mecanismos de inflamación en las enfermedades respiratorias, especialmente en personas mayores o inmunocomprometidas. A ello se suman los progresos en el desarrollo de antivirales más eficaces, nuevas estrategias terapéuticas para modular la inflamación, y mejoras en la práctica clínica, no solo en lo relativo a la infección respiratoria, sino también su conexión con la salud cardiovascular. Además, resulta fundamental una mayor concienciación sobre la importancia en el cuidado de la calidad de vida. Por otro lado, las vacunas, más allá de prevenir la infección en sí, desempeñan un papel clave en la reducción del riesgo de enfermedad grave, y seguirán siendo una herramienta central en este esfuerzo. El envejecimiento de la población nos enfrenta a desafíos que ya nos afectan o pronto lo harán a todos. Nuestra cultura valora profundamente a las personas mayores y su presencia en nuestras vidas. Cuidar de ellos es una responsabilidad compartida. Comprender mejor cómo protegerlos es también una forma de asegurarnos de que sigan con nosotros durante más tiempo y con mejor calidad de vida.