La noche de San Juan, una de las más mágicas del año: ritos y tradiciones asturianas
ASTURIAS
En esta velada, la más corta del año, se consideraba especial por los poderes que adquiría la naturaleza y lo que simbolizaba en el calendario
23 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Se avecina la que es una de las noches más especiales del año, San Juan. Una velada que desde hace siglos es catalogada como una de las más mágicas y ancestrales de todo el calendario. Siempre marcado por rituales de fuego, agua y naturaleza, el solsticio de verano ha estado permanentemente relacionado con creencias que trataban de prever lo que pasaría en el futuro. De hecho, en la tradición indoeuropea, celta y mediterranea, antes de que esta festividad se asociase a San Juan, se creía que la oscuridad de dicha jornada tenía un sentido místico y cósmico.
Entre los diferentes hechos que se pensaba que podían suceder estaba el comienzo de la muerte del sol, que en un sentido menos poético es cierto, pues a partir del 23 de junio los días comienzan a menguar, que la naturaleza se volvía mágica y los diferentes elementos adquirían características especiales como poder medicinal. Además, también se creía que el umbral que separa el mundo de los muertos de el de los vivos se abría y estaba marcada como una ocasión para comunicarse con los espíritus o encontrarse con hadas o duendes que salían de bosques y montañas.
Centrándonos en el Principado, los principales elementos que destacan en la noche de San Juan son el fuego, el agua, las plantas y la danza. El fuego está simbolizado en las hogueras que se encienden con la intención de purificar y representar la fuerza del Sol. A ellas se arrojan objetos antiguos y también es habitual saltar por encima de las llamas. Los participantes se reúnen a medianoche con la intención de quemar lo viejo y así prepararse para una nueva etapa.
El agua bendita complementa al fuego en esta tradición, en la que se engalanaban fuentes y manantiales con ramos y velas. Además, también se recogía la denominada «flor del agua», que, a pesar de su nombre, no es una flor, sino una capa superficial del rocío de madrugada. Ese agua era utilizado para lavarse la cara por la mañana y se consideraba que tenía poderes curativos y protectores, especialmente para las mujeres jóvenes que deseaban atraer la salud y la belleza.
Las plantas de San Juan también cuentan con un gran protagonismo en los rituales asturianos en la velada de San Juan. En el Principado es tradición hacer un ramo compuesto por hierbas como el hipérico, la ruda, el romero y el saúco. Acostumbra a prepararse en el atardecer para posteriormente colocarlos debajo de la almohada o ponerlo a remojo toda la noche con la intención de así tener sueños premonitorios, atraer la buena suerte y tener protección frente a un posible mal de ojo. Además, el «sanjuanin», flor de Saúco recogida en la madrugada, conserva propiedades curativas para la garganta y la respiración.
Por último, la danza es la otra gran protagonista de la tradición del San Juan en Asturias. La danza prima y otros bailes colectivos en corro rodean la hoguera, simbolizando la unidad comunitaria y el triunfo de la luz sobre las tinieblas. Estos bailes, de raíces antiquísimas, se ejecutan tras el encendido simbolizando cohesión social y la intención de conectar con la naturaleza en una de las noches mágicas del año.