Iraima Fernández, coaching nutricional y emocional: «El ejercicio es el impuesto que tenemos que pagar para tener un cuerpo saludable»

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Iraima Fernández
Iraima Fernández

A través del innovador proyecto Flor del Tiempo, la experta ofrece apoyo a las mujeres en las etapas de perimenopausia y menopausia en el ámbito corporativo y empresarial a través de un enfoque integral que combina las áreas de nutrición, actividad física y bienestar emocional adaptadas a esta etapa de la vida

28 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En un mundo corporativo en constante evolución, el bienestar de las empleadas es un factor clave para el éxito sostenible de cualquier organización. El equipo de Flor del Tiempo, del que forma parte Iraima Fernández, coaching nutricional y emocional, ha lanzado un programa pionero e innovador, diseñado específicamente para apoyar a mujeres en las etapas de perimenopausia y menopausia. Así, a través de dicho proyecto, propone a las empresas «invertir» en esa parte de sus plantillas que son las mujeres 40+ y, a través de un enfoque integral que combina las áreas de nutrición, actividad física y bienestar emocional adaptadas a esta etapa de la vida, conseguir no solo una mejora en la calidad de vida de las empleadas, sino también que las empresas puedan obtener un impacto positivo en la productividad y el clima laboral. Y es que si algo tiene claro esta experta es que «las mujeres de más de 40 años aportan mucho valor a la empresa y si ellas no están bien, flojea un pilar importante». 

—¿Qué te motivó a dedicar su carrera al coaching nutricional y emocional en el ámbito corporativo, de las empresas y dirigido a las mujeres de más de 40 años? 

—Llevo unos 34 años trabajando en el ámbito de la salud y hace 11 aproximadamente que me dedico profesionalmente más al bienestar corporativo. Fue entonces cuando las empresas se empezaron a dar cuenta de que tener trabajadores felices, en lo que se refiere a sus hábitos de salud y vida, repercuten directamente en la productividad de los negocios. Y es que es así. Una persona que esté más equilibrada tanto a nivel físico como emocional, tiene menos bajas, tiene menos ansiedad laboral, rinde más, es más eficaz. Entonces, la trayectoria me llevó, más allá de la consulta, a dar esta formación.

Así, desde hace una década, trabajo para empresas grandes que me piden estos servicios. ¿Qué pasa? Que como todo va evolucionando, el bienestar corporativo también. Y el último proyecto en el que estoy inmersa es un proyecto que se llama Flor del Tiempo, que perfila un bienestar corporativo específico para mujeres a partir de 40.

La razón de poner en marcha este proyecto es que nos hemos dado cuenta a lo largo de estos 11 años de que las necesidades en ese punto concreto de la vida de las mujeres son muy específicas y que son una parte muy importante de las empresas. Es decir, son mujeres con mucho talento retenido, que llevan puestos importantes, con mucho valor que aportar a la empresa y si ellas no están bien, flojea un pilar importante de la empresa. Por eso nace un proyecto más perfilado, más enfocado hacia el público femenino 40+. 

—¿Cuáles son los principales beneficios que las empresas pueden obtener al promover el bienestar integral y proyectos como Flor del Tiempo? 

—El proyecto es un replanteamiento de los hábitos de nutrición, ejercicio y salud emocional. Entonces, cuando las mujeres se encuentran bien, porque sus hábitos de salud en general son buenos, las bajas son menores. ¿Por qué razón? Porque se encuentran bien en su piel, no tienen problemas de articulaciones, de dolor de espalda, de tener que decir no soporto el estrés, o entrar en un proceso un poco depresivo… Con lo cual, una de las cosas que las empresas consiguen es menos bajas laborales. Por otro, si esas mujeres están bien en su puesto de trabajo, pueden gestionar mejor a sus equipos. Con lo cual, si están bien en su piel, la gestión de equipos y el traslado a la empresa de sus competencias profesionales es mucho mejor.

Entonces, a modo de ejemplo, si yo estoy centrada, yo estoy equilibrada, yo estoy bien. De hecho, muchas ejecutivas que están empoderadas y bien en esta etapa de su vida, tienen equipos a su cargo que son unas máquinas. Si ellas están bien en su piel, transmiten bien a su equipo. Y luego está lo que es la transición generacional. Si yo estoy bien, la empresa me reconoce y yo me encuentro con mis capacidades óptimas a todos los niveles, tanto físicos como mentales, la transmisión del conocimiento que yo voy a dejar a las personas que vengan a ocupar los puestos de abajo será mucho mejor. Está comprobado que esa transmisión de conocimiento adquirido en empresas es mucho mejor. Porque las personas están todavía comprometidas, con energía a nivel laboral porque la tienen a nivel personal. 

—¿Qué aspectos considera más importantes a la hora de fomentar hábitos saludables en el entorno laboral? 

—Para mí el principal es que la empresa crea y entienda que cuando invierte un dinero en la salud de sus trabajadores y trabajadoras, y en este caso en concreto trabajadoras de más de 40 años, no es un gasto, sino que es una inversión. Y lo tengo claro: yo trabajo con sectores muy heterogéneos y cuando nosotros aportamos herramientas y recursos a esas personas de las empresas, ellos aplican esos conocimientos y ven que su vida fluye mejor tanto en el entorno laboral como en el entorno personal. Ese dinero que se ha invertido es ganador. Igual que ahora mismo hay un montón de planes de igualdad, hay un montón de políticas que se hacen a nivel empresarial para conseguir determinadas cosas, para mí el generar hábitos de salud y hábitos de vida me parece fundamental. Ya que no se hace en el colegio, como digo yo, por lo menos poder crear esa educación, porque no deja de ser una reeducación en la empresa que aporta ese valor. 

El ejercicio, la píldora para mejorar la salud 

—¿Cómo puede la actividad física influir en la productividad y el estado emocional de los trabajadores, en general, y en las mujeres en la etapa de la perimenopausia, en particular? 

—Yo lo planteo de la siguiente manera: cuando la gente me dice que no le gusta hacer ejercicio lo comparo con algo que nos toca a todos en este mundo que nos ha tocado vivir: el pagar impuestos. No nos gusta pagar los impuestos, pero los tenemos que pagar. Pues es lo que le planteo a la gente cuando dice eso de: «es que no me gusta hacer deporte». ¿Y te gusta pagar impuestos? Pues no, pero los pagamos. ¿Por qué? Porque sabemos que pagando esos impuestos va a haber unos beneficios sociales que nos van a gustar: tenemos colegios, tenemos sanidad, tenemos infraestructuras… Bueno, pues lo que le digo a la gente es: plantéate que el ejercicio es como el impuesto que tenemos que pagar para tener un cuerpo saludable en el mundo que nos ha tocado vivir. Porque cuándo las mujeres como yo llegamos a los 50 y pico, que es lo que yo tengo ahora, y te encuentras que tu cuerpo está fuerte, que tus articulaciones están bien, que has conseguido equilibrar la grasa y no tienes un exceso de grasa, pues todos los problemas o cambios asociados a esa última etapa femenina (dolores articulares, fatiga, cansancio…), todo eso, si el cuerpo está entrenado, va a ser mucho menor. Por tanto, si yo tuviera que decir cual es la píldora que soluciona un montón de cosas, diría el ejercicio. Soluciona problemas de huesos, soluciona la depresión, soluciona la composición corporal porque pierdes grasa, tienes mejor corazón, menos problemas cardiovasculares. Son tantos parámetros que si fuera una píldora única sería el ejercicio. 

—Y ¿de qué manera la alimentación saludable puede impactar en el rendimiento laboral y en la calidad de vida de las mujeres a partir de una determinada edad? 

—Lo primero es tener claro cuáles son las necesidades nutricionales de la etapa que en la que están, porque no podemos comer todos igual, y dentro de una empresa también hay que tener en cuenta el tipo de trabajo que se desempeña y el nivel de actividad. En una empresa no tiene las mismas necesidades nutricionales la parte de personal que está en la oficina que quienes tienen un trabajo mucho más activo. Entonces, con este proyecto Flor del Tiempo tratamos de reeducar en hábitos de alimentación. El primer escenario es ¿cómo debería ser la alimentación idónea de una mujer que empieza a transitar por esa etapa de la peri menopausia? ¿Qué nutrientes necesita? ¿Cuáles sí y cuáles no? ¿Qué cosas son malas o no deberíamos incluir? ¿Alcohol? ¿Exceso de sal? Entonces, enseñamos a las mujeres que están ocho horas sentada en la oficina y a las que tienen un trabajo de más actividad física que también están en esa etapa de perimenopausia o menopausia. Se trata de reeducar, pero no solamente en un hábito o un contexto general, sino que cada una aprenda a entender que luego hay necesidades individuales cuando se está en esa etapa que, al final, todas vivimos, ese proceso de perimenopausia, menopausia, postmenopausia. El objetivo es que esas mujeres tengan una calidad de vida mejor y que sepan qué llevarse en el túper más allá de qué deberíamos comer, en general, las mujeres en menopausia. Porque no hay que obviar que el cuerpo ya no es el mismo, con lo cual, lo que hacías antes ahora no te sirve. Y, además de las pautas genéricas, hay que tener en cuenta la individualidad en función del tipo de trabajo de cada una. 

—¿Qué consejos daría a las empresas que quieren empezar a implementar programas de bienestar de este tipo, como Flor del Tiempo? 

—De lo primero que se tienen que dar cuenta es de que esto va más allá que dar una charla de prevención de riesgos laborales, sino que se trata de hacer una verdadera inversión en reeducar a sus trabajadoras. Para mí es muy importante que sé valor a esa parte de la plantilla porque hay mujeres que sufren mucho cuando llegan a esa etapa de la perimenopausia y menopausia. Porque, si no la llevas bien, te duele el cuerpo, tienes neblina mental, te sientes deprimida, cansada y, entonces, no eres tan activa como eras antes, te retroalimentas en qué mal lo estoy haciendo… Y no, no es así, es que estás transitando por un momento complejo de tu vida, en el que no tienes casi herramientas. Yo les doy esas herramientas y las educo para enfrentar esa última etapa femenina y en la empresa van a fluir de otra manera, lo tengo clarísimo. 

A una determinada edad, el cerebro de la mujer cambia 

—¿Qué papel juega el bienestar emocional en la mejora del clima laboral y en la reducción del estrés en las empresas? 

—El equipo que trabajamos en este proyecto Flor del Tiempo nos hemos dado cuenta de que se puede comer bien, se puede hacer ejercicio, pero ¿qué sucede en esta etapa de las mujeres a partir de los 40? Porque llega un momento en que los hijos son autónomos, son independientes y las mujeres, en ocasiones, se enfrentan a un vacío muy grande. O también sucede que los hijos se van, pero los padres devuelven dependientes. O en las relaciones interpersonales con la pareja, con los hermanos, esas relaciones de largos recorridos, pues no se sienten muy bien… A nivel emocional te das cuenta de que quieres decir que no, pero llevas toda la vida diciendo que sí. La parte de nuestro proyecto de bienestar emocional versa en enseñar a las mujeres, primero, para qué son las emociones, cuál es su función, cómo gestionarlas, porque se puede acabar en una depresión por no saber cómo canalizar las emociones. Aprendemos a poner límites a cosas que ya no queremos y a entender que el cerebro de la mujer, en esta etapa de la vida, cambia. Y no me lo estoy inventando yo, hay un montón de estudios científicos. Hay que entender que no pasa nada si se te olvidan las llaves y no sabes dónde están, porque tu cerebro está haciendo un cambio. Decirles que no tienen alzhéimer por ello, les da tranquilidad. Porque, si no, eso se traslada al ámbito laboral en el cual se desarrolla casi un tercio de vida. En definitiva, las mujeres a partir de una determinada edad tienen que entender que su cerebro cambia y que no se están volviendo loca porque se les olviden las cosas o porque no tengan la energía que tenías antes. 

—¿Podría compartir algún ejemplo de éxito en alguna organización que haya implementado programas de bienestar para las mujeres? 

—La empresa pionera en implementar programas de este tipo y que es la que nosotras tenemos como referente, por impulsar programas específicos para menopausia, va a sorprender, es Nestlé. Nestlé tiene un área específica de trabajo con mujeres en menopausia. Hace años, hace una década, no había programas de igualdad ni protocolos antiacoso, programas que ahora sí hay. Pues ahora programas como Flor del Tiempo pueden resultar desconocidos, pero dentro de unos años estará extendido que haya programas específicos para mujeres en menopausia, porque cuando lo explicas, las mujeres te dicen: es verdad, eso me pasa a mí. Las empresas se terminaran dando cuenta de los beneficios si invierten en las mujeres, porque aportan mucho valor.

—¿Qué desafíos te encuentras en las empresas al intentar promover programas como Flor del Tiempo, que están destinados a una parte concreta de la plantilla? 

—Es cierto que cuando le planteé este proyecto a una empresa bastante grande y hablé con el jefe de recursos humanos, él me decía está muy guay y que también tenía que hacer algo para la parte masculina, aunque quizás enfocado, no tanto a los cambios fisiológicos, porque en realidad los hombres son más lineales, pero sí para entender el cambio en las mujeres. Entonces, igual a ellos también hay que darles herramientas para poder yo transitar por esta etapa, porque hay mucha apertura también de la parte masculina hacia un conocimiento de las emociones, hacia inteligencia emocional. Entonces esa parte no hay que descartarla y no podemos olvidarnos del hombre. Aunque hay que tener claro que, a diferencia de la figura masculina, la etapa de la perimenopausia y menopausia es una etapa complicada para la mujer. Muy diferente a la de ellos. 

—¿Qué recomendaciones daría a los trabajadores para mantener un equilibrio saludable entre vida laboral y personal?

—Algo que digo a todas… Que un trozo de esos tres ochos, que para mí es en lo que se divide el día, que un trozo tiene que ser para ellas. Hay una parte de tu vida diaria que te la tienes que reservar para ti. ¿Por qué? Porque la mayoría de esas mujeres que yo atiendo gastan tanta energía en el trabajo, en la familia, en las cosas de la casa, en tal y en cual, que cuando llegan a su parcela personal, ya no hay nada. Entonces, no les apetece hacer ejercicio, comen cualquier cosa porque ya hicieron la comida de todo el mundo, entonces están agotadas y agobiadas y se ponen a ver redes sociales. Es decir, ni ejercicio, ni alimentación ni inteligencia emocional... Entonces, lo que les digo es vuélvete «egoísta». Porque tendemos a ser las últimas de la fila. Y ese es el gran problema con el que yo lucho. Hay que intentar que las mujeres recuperen espacios de vida personales, porque eso se va a trasladar tanto al ámbito laboral como al ámbito personal y familiar. Si tú te guardas un espacio, vas a ser mejor para el mundo.