Asturias vuelve a crecer demográficamente: estos son los motivos

Sergio Muñoz Solís
Sergio M. Solís REDACCIÓN

ASTURIAS

F. Sotomonte

A pesar de este repunte, el crecimiento sigue siendo muy desigual territorialmente. Desde 2022, solo 20 de los 78 concejos asturianos han ganado población, la mayoría localizados en el eje central que forman Siero, Villaviciosa, Oviedo, Gijón y Llanera

27 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de alcanzar en 2022 el mínimo poblacional del siglo XXI, con 1.004.960 habitantes, Asturias ha comenzado una recuperación demográfica que puede resultar sorprendente. Aunque este repunte no revierte el declive estructural ni alcanza los niveles anteriores a 2020, el Principado ha ganado alrededor de 9.000 habitantes desde ese punto de inflexión, una cifra que rompe con más de una década de retroceso constante. Según el informe «¿Por qué Asturias vuelve a crecer?», publicado por la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI), esta tendencia responde casi exclusivamente al efecto de los movimientos migratorios, que en los últimos años han batido récords históricos.

El crecimiento no ha venido de la mano del denominado «movimiento natural» —la diferencia entre nacimientos y defunciones—, que continúa siendo claramente negativo. Con algo más de 4.500 nacimientos anuales y en torno a 13.000 defunciones, el saldo vegetativo se mantiene desde hace años por debajo de las -8.500 personas. Esta pérdida natural afecta a todos los concejos sin excepción, debido en gran parte a la estructura envejecida de la población: el 28% de los asturianos tiene 65 años o más, lo que se traduce en una tasa bruta de mortalidad del 12,93%, siendo el grupo de mayores de 70 años responsable de más del 80% de los fallecimientos.

La fecundidad tampoco mejora el panorama. El índice sintético de fecundidad, que en 2023 fue de 0,94 hijos por mujer (0,91 para las españolas y 1,15 para las extranjeras), se mantiene muy por debajo del nivel de reemplazo generacional. Además, el volumen de mujeres en edad fértil, especialmente entre los 25 y 39 años —responsables del 75% de los nacimientos—, es inferior al de décadas pasadas, lo que complica un eventual repunte de la natalidad.

Frente a estos datos, los flujos migratorios se erigen como el motor del crecimiento. Desde 2022, el saldo migratorio ha superado consecutivamente sus registros máximos: 10.163 personas en 2022, 11.986 en 2023 y una estimación de alrededor de 13.000 en 2024. Este crecimiento se debe principalmente a la inmigración internacional, que desde 2022 supera en volumen a la migración interautonómica. De hecho, el 55% de los nuevos llegados provienen del extranjero, mientras que el 45% lo hacen desde otras comunidades, siendo Madrid, Castilla y León y Galicia los principales emisores nacionales.

Colombia, Venezuela y Cuba lideran las llegadas internacionales, con más de 9.800 inmigrantes entre 2022 y 2023. Ucrania, por su parte, ha visto multiplicar por 18 sus cifras de inmigración en 2022 respecto al año anterior, en un fenómeno ligado al conflicto bélico con Rusia. En total, más del 57% de los inmigrantes son extranjeros, y más del 60% se concentran en los grupos de edad de entre 20 y 44 años, lo que ha supuesto una moderada feminización y rejuvenecimiento del padrón asturiano.

Este fenómeno tiene un marcado carácter urbano. Oviedo y Gijón, que albergan al 48% de la población regional, concentran el 63% de los residentes extranjeros. En 2024, los extranjeros representaron ya el 5,98% de la población total de Asturias, una proporción que ha ido en aumento desde comienzos de siglo.

A pesar de este repunte demográfico, el crecimiento sigue siendo muy desigual territorialmente. Desde 2022, solo 20 de los 78 concejos asturianos han ganado población, la mayoría localizados en el eje central que forman Siero, Villaviciosa, Oviedo, Gijón y Llanera. De hecho, Oviedo por sí sola ha ganado más población que el conjunto del Principado en ese mismo periodo, lo que refuerza la idea de una concentración progresiva en torno al área metropolitana central.

El estudio de SADEI concluye que el crecimiento de Asturias no se debe a una recuperación del equilibrio natural entre nacimientos y muertes, sino a un fenómeno excepcional de atracción migratoria que, si bien ha demostrado ser eficaz para revertir parcialmente la pérdida de población, depende de factores externos y de difícil previsión. Por ello, el futuro demográfico del Principado estará inevitablemente ligado a la evolución de estos flujos migratorios, más que a cambios estructurales internos.