Laura Pereda, nueva guardesa del Refugio de la Vega de Enol: «Hay gente que se extraña de que lo lleve una mujer»

Carmen Liedo

ASTURIAS

Laura Pereda en el Refugio de la Vega de Enol
Laura Pereda en el Refugio de la Vega de Enol

El también conocido como Casa de Pastores reabría sus puertas a principios de junio después de dos años cerrado recuperando su pulso en los Picos de Europa

22 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

A algo más de 1.000 metros de altitud, el Refugio de la Vega de Enol vuelve a dar este verano alojamiento, de comer y de beber a montañeros, senderistas y visitantes de un espacio tan emblemático como son los Lagos de Covadonga. La reapertura llegaba el pasado 1 de junio de la mano de Laura Pereda, la nueva guardiana de la también conocida como Casa de Pastores: «me ofrecieron venir y me pareció una propuesta interesante», manifiesta la misma, quien no es nueva en lo de atender un refugio porque, añade, «antes estuve en el de la Vega de Ario, cuando mis hijos eran pequeñitos». De hecho, matiza, de aquella etapa «siempre me quedé con una espina clavada», razón añadida para aceptar hacerse cargo del refugio de la Vega de Enol ahora que sus hijos son mayores. De hecho, el mayor, de 16 años, trabaja con ella mientras que los otros dos también colaboran en lo que pueden en el refugio que durante este verano también está siendo el hogar de los cuatro ya que, según comenta, «ahora nos quedamos en el refugio porque damos desde desayunos hasta cenas».

El que Laura Pereda se haya hecho cargo del Refugio de la Vega de Enol tras dos años cerrado marca un nuevo capítulo en la historia de los Picos de Europa. En primer lugar, porque es la nueva cara que lo vigilará y dará la bienvenida a quienes buscan refugiarse en sus rutas por la zona. En segundo lugar, porque «en los últimos años siempre lo han llevado hombres y hace más de 20 años que no lo lleva una mujer», manifiesta la guardesa, que asegura que «hay gente que se extraña de que lo lleve una mujer con hijos y esté sola». Su respuesta a esto es clara y contundente: «no por ser mujer voy a dejar de hacer ciertas cosas», asevera la misma, que añade que «de todo se aprende» y que no le supone ningún problema «mirar si un generador va bien o mal».

El Refugio de la Vega de Enol ha reabierto con 14 camas a disposición de quienes quieren o necesitan alojarse. Según explica Laura, lo habitual es que quienes acuden se queden una noche, aunque señala que también ha habido casos en los que el visitante se ha sentido cómodo y le han pedido ampliar la estancia hasta dos o tres noches. «Aquí la gente viene, sobre todo, a descansar después de unos cuantos días de pateo por la montaña, a comer bien y estar tranquilos en la terraza. Vienen a relajarse con estas espectaculares vistas», comenta la guarda, que añade que como es restaurante y bar también acuden «muchas familias», corroborando que la de la Casa de Pastores «es diferente tipo de clientela» por ser un refugio al que se puede llegar en coche y no de alta montaña.

Así, además de la gente que acude a alojarse en las 14 plazas que tiene el refugio divididas en dos habitaciones, una con 6 literas y la otra con 8, Laura Pereda también atiende «a la gente que viene a comer» ya que, explica, «si haces reserva y nos dan la matrícula, entonces pueden subir con su coche». Eso sí, para evitar que haya picaresca «pedimos una fianza para la reserva que después se descuenta del coste de la comida». Y como su máxima es prestar la mejor atención y el mejor servicio a quienes la visitan, «para comer solemos coger a 20 o 25 personas, aunque a veces llegamos hasta 30 porque hay gente que llega sin reserva de la que viene en autobús o en taxi». También acoge a grupos, a los que propone un menú concertado «porque así es más fácil sacar adelante el servicio».

Un refugio al que se llega en coche

A quien también beneficia que a este refugio se pueda llegar en coche es a la propia guardesa, que lo tiene un poco más fácil a la hora de aprovisionarse porque no tiene que portearlo como cuando se trata de un refugio de media o alta montaña. «Por un lado, el que se pueda venir en coche es una ventaja, por ejemplo, cuando tengo que hacer la compra, pero también es cierto que no tenemos la clientela de montaña, los que tiran hasta otros refugios más altos», comenta.

Aun así, Laura reconoce que «no me queda nada de tiempo para aburrirme». A las siete de la mañana empieza a preparar los desayunos para las personas que están alojadas, tras lo cual toc limpiar las habitaciones, los baños y, después, preparar la comida. Servidas estas y tras fregar platos y cacerolas del servicio, toca ponerse con las cenas, que a los alojados sirve a las 8 de la tarde para tener margen para volver a dejar todo recogido.

Pero, aunque el trabajo es mucho y el descanso tan poco que la mayoría de los días Laura no tiene tiempo ni para dar un pequeño paseo por el entorno, la misma resalta que «me gusta cuando me levanto, estoy sola tomando un café y ves esto. Dices ¡qué pasada!». Es más, asegura que «hay gente que me dice: ¡qué suerte trabajar aquí!»

Laura quiere convertir el refugio en un punto de apoyo y alojamiento estable, abierto todo el año. En verano lo está a diario y también plantea mantenerlo abierto los fines de semana y puentes festivos para ampliar las oportunidades de descanso. «En verano nos quedamos aquí y abrimos a diario. En invierno abriremos todo lo que podamos cuando el tiempo lo permita», precisa la guarda, que en muy pocos meses ha logrado organizarse para aprovisionarse de todo lo que necesita en el refugio para dar desayunos, comidas y cenas: «intento bajar lo menos posible y lo hago cuando el refugio está más tranquilo. Entonces voy a Cangas de Onís y hago todas las compras lo más rápido posible para después venir y ponerme a cocinar», relata la nueva guardesa, que el aprovisionamiento de pan lo ha resuelto con los propietarios del bar María Rosa, establecimiento cercano al Lago Ercina: «ellos suben todos los días y suben su pan y el mío, así que yo voy a recogerlo allí todos los días», precisa.

Falta de información durante los incendios de Picos de Europa

Laura Pereda atiende la llamada de La Voz de Asturias en una jornada en la que no tiene a nadie alojado en el Refugio de la Vega de Enol porque debido a los incendios del Parque Nacional de los Picos de Europa, el acceso a los Lagos de Covadonga quedó cerrado la tarde del sábado 16 de agosto. «Como en todos estos días no se puede pasar, hemos tenido que devolver las reservas», explica la guarda, que aprovecha para quejarse y lamentar «la falta de información total y absoluta que ha tenido». Según ha trasladado, «oficialmente no nos han trasladado nada de información», por lo que comenta que ha sido a través de los guardas del parque como se ha ido informando del estado de los incendios. «Han sido días de muchos nervios y de mucha intranquilidad sin poder decir nada a los clientes», explica la misma, que añade que «a algunos los hemos podido reubicar en otros días, pero la gente que venía con los días contados, no ha sido posible», indica Laura Pereda a la expectativa de poder albergar gente en el refugio cuanto antes.

A todos los que acuden al Refugio de la Vega de Enol, la nueva guardesa ofrece atención cercana y una gestión que combina hospitalidad y sostenibilidad, ya que Laura Pereda aspira a convertirlo en un referente de convivencia entre naturaleza y visitantes.