Las protagonistas son ellas: las chicas repiten menos, cursan más Bachillerato y van más a la universidad
ASTURIAS
Rubén Fernández Alonso, profesor de Metodología de la Investigación Docente de la Universidad de Oviedo, vincula la alta tasa de repetición que se da entre los chicos con el abandono educativo temprano mientras que el mejor rendimiento escolar de las chicas sería la motivación para seguir estudiando
23 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Las chicas asturianas han tomado la delantera en las aulas y su avance parece imparable, lejos de tratarse de una circunstancia puntual. Esto supone que, de continuar esta tendencia, se daría una redefinición del futuro educativo y profesional de la región. Y es que los datos y las estadísticas, que son muchas las que se pueden consultar, no dejan lugar a dudas: la balanza se inclina, de forma decisiva, hacia el lado femenino. Así, si podía percibirse que había una igualdad forzada, ahora se observa un dominio claro: las protagonistas (sí, en femenino plural) en la educación asturiana son ellas. Esto es porque las chicas aventajan a los chicos en casi todas las etapas formativas, por ejemplo, repitiendo menos, optando más por cursar bachillerato o yendo más a la universidad.
Partiendo de que nacen menos niñas que niños, un desequilibrio que tiene que ver con factores genéticos y evolutivos (la proporción suele ser de aproximadamente 105 hombres por cada 100 mujeres), el primer hito se da en las etapas de Primaria y la Educación Secundaria Obligatoria. Según los datos del Ministerio de Educación, la tasa de repetición de las alumnas es menor históricamente, de forma mucho más significativa en la etapa de la ESO. Tomando los datos del curso 2022-2023, en la etapa de secundaria, la tasa de repetición de las chicas fue del 4% frente al 5,4% de los chicos. Por tanto, ellas se gradúan más de la ESO. Esta ventaja se consolida y amplía en la transición a la educación postobligatoria. Así, del Informe de Resultados de la Educación Asturiana 2022-2023, informe que la Consejería de Educación publica anualmente, se desprende que ellas cursan más Bachillerato. En el citado curso, 2022-2023, en primero de Bachillerato se matricularon 3.387 alumnas y 3.188 alumnos. Más allá del dato de matrícula, en ese curso promocionaron el 93,99% de las chicas frente al 91,21% de los chicos. Casi 3 puntos de diferencia que se convierten en casi 5 en segundo de Bachillerato. En ese curso se matricularon 3.186 alumnas frente a 2.878 alumnos, siendo el porcentaje de promoción en ese curso de 90,05% para ellos y del 85,24% para ellos.
La opción por la que se decantan los chicos cuando no se matriculan en Bachillerato es la Formación Profesional, una vía con notable empleabilidad. Los datos de la Consejería de Educación correspondientes al curso 2022-2023 recogen que en los ciclos formativos de grado medio se matricularon 2.359 alumnos y 1.506 alumnas, en primer curso, y 1.297 alumnos y 1.064 alumnas en segundo curso. Aunque el dato de chicos matriculados en ambos cursos es superior al de las chicas, es reseñable que en ambos cursos ellas promocionan más. En primer curso, el dato para ellas es del 62,80% frente al 49,27% de ellos. En segundo curso la diferencia en la promoción se mantiene al promocionar el 80,72% las chicas frente al 67,54% de los chicos. Y en los ciclos formativos de grado superior, los datos se extrapolan: se matriculan más alumnos (2.694 en primero y 2.238 en segundo) que alumnas (1.997 en primero y 1.663 en segundo), pero ellas siguen promocionando más en ambos cursos. El ciclo formativo lo terminan el 69,93% de las chicas y el 61,96% de los chicos.
Yendo más allá, las estadísticas de la Encuesta de Población Activa reflejan que en 2023 el abandono temprano de la educación-formación era del 12,54% en los chicos y del 8,18% en las chicas, cuatro puntos porcentuales que de nuevo marcan diferencia.
Pero que las chicas elijan el camino más largo y ambicioso, el Bachillerato, no es una decisión baladí, ya que les abre de par en par las puertas de la universidad. Y es precisamente en las facultades donde su presencia es abrumadora. Ellas no solo optan más por los estudios universitarios, sino que, una vez dentro, continúan destacando. La tendencia se mantiene en los estudios complementarios de posgrado, doctorados y másteres, donde las mujeres asturianas reafirman su liderazgo.
Más chicas matriculadas en la Universidad de Oviedo
Según los datos facilitados por la Universidad de Oviedo, en los últimos tres años casi siempre se han matriculado más chicas que chicos tanto en los estudios de grado como en los estudios complementarios. En el curso 2023-2024, se matricularon en todos los estudios universitarios un total de 11.932 mujeres frente a 10.190 hombres. En el único apartado en el que el dato de ellos supera al de ellas fue en los estudios de doctorado, en los que se matricularon 885 chicos frente a 867 chicas. Sin embargo, en los estudios de grado, propiamente dichos, la diferencia a favor de las mujeres es más que sustancial. Se matricularon 9.469 chicas y 8.090 chicos, consolidando una tendencia y una diferencia que ya se veía clara en los cursos anteriores, en los que ellas también los superaban a ellos en el número de matrículas de los doctorados.
Y no sólo es que se matriculen más en la universidad, si no que ellas terminan más esos estudios superiores. Según los datos estadísticos estatales relativos a la población de entre 25 y 34 años con nivel de educación superior, en 2024 el porcentaje era del 64,89% de las mujeres frente al 51,18% de los hombres.
Repetición y abandono educativo
Rubén Fernández Alonso, profesor de Metodología de la Investigación Docente de la Universidad de Oviedo, explica que «el abandono educativo se debe principalmente a una variable que es la repetición» y que, efectivamente, «les afecta más a ellos que a ellas». Así, el mismo considera que «en rendimiento escolar, el género femenino están mejor preparadas y lo hacen mejor», destacando en competencias como las socio-lingüísticas, mientras que las tasas de aprobados en el área científico-matemático «son bastante aproximadas», aunque los datos de informes como el Pisa establezcan en este ámbito diferencias en favor de los chicos. «Los profesores cuando evaluamos, lo hacemos con corazón, es decir, teniendo en cuenta otras variables además de la calificación de los exámenes, mientras que las pruebas internacionales no tienen en cuenta variables como el comportamiento y la atención en clase, la entrega de trabajos, la responsabilidad…», matiza el también investigador, que señala que teniendo en cuenta todas las variables a la hora de evaluar «objetivamente, las chicas tienen mejores resultados» en las diferentes etapas educativas.
¿Cuál es la principal consecuencia de ello? «Que, al tener mejores resultados, las lleva a ser más persistentes y las hace motivarse y continuar con estudios superiores en la universidad», responde Fernández Alonso que, al contrario, señala que «la repetición de curso, que se da más entre los chicos, hace que entre ellos haya una mayor tasa de abandono o dirijan sus estudios hacia la formación profesional de grado medio.
Según los datos estadísticos estatales, en 2024, en 92,94 de la población asturiana de entre 16 y 24 años tenía titulación en ESO o niveles similares. Desglosada cifra por sexos, el 94,40% mujeres y el 91,56% hombres.
En lo que respecta a los estudios universitarios, el profesor de Metodología de la Investigación Docente traslada que, ciertamente, «hay más mujeres que llegan a la universidad» y aquí introduce la variable de que en la Universidad de Oviedo hay muchas carreras de la rama de las ciencias sociales y de la rama sanitaria «que son carreras muy feminizadas» frente a las carreras más científicas. También pone de relieve el que haya enseñanzas de formación profesional, tanto medias como superiores, con paro cero, «familias de enseñanzas vinculadas a ámbitos que la universidad están más masculinizadas». Esta, considera Rubén Fernández, que puede ser otra razón por la que los chicos tengan más tendencia a cursas formación profesional: «les resultan enseñanzas muy atractivas para una parte importante de los chicos porque entran en mercados laborales y porque terminan la formación y muchos se quedan a trabajar donde realizaron las prácticas».
El mismo entiende que el que haya un porcentaje de jóvenes que quieran continuar sus estudios por el ámbito de la formación profesional es positivo siempre y cuando lleguen a completar esa formación. Esto lo fundamenta en que «las estructuras de enseñanzas medias en Europa son del 60% para la rama profesional y el 40% para la rama académica, mientras que en España esos porcentajes son al revés». El hándicap, opina, está en que los chavales no promocionen ni siquiera en el primer curso de FP.
Los chicos optan por la FP, con salida laboral más inmediata
Otra razón por la que el profesor universitario entiende que la FP se vuelve más atractiva para los chicos es porque «la rama profesional tiene una salida más inmediata al mercado laboral, mientras que la rama académica es más larga». Y no ve que sea «un riesgo» que mucha gente se derive al circuito de la formación profesional «porque el mercado laboral, que es el que absorbe, también regula», y pone como ejemplo «el éxito de los alemanes» donde la estructura de las enseñanzas está en la línea de 60% rama profesional y 40% rama académica, aunque también tiene en cuenta que es un país donde «hay grandes empresas compitiendo por los titulados».
-¿Y consideras que el que entre los chicos haya menos continuidad a estudios de bachillerato o superiores suponga una pérdida formativa y, por tanto, una «infraclase» que el día de mañana pueda tener peores condiciones laborales?
-«Si un chaval termina cuarto curso de ESO, en España el sistema reconoce que está preparado para incorporarse al mercado de trabajo y no hay que pensar que es mala formación cuando ha pasado 13 años en el sistema educativo», responde el profesor de Metodología de la Investigación Docente de la Universidad de Oviedo y más si después todavía llegan a terminar un grado medio y esta formación supone una alternativa «a que muchos no terminaran el Bachillerato si esos estudios también fueran obligatorios». A la FP Superior la saca de la ecuación porque «ya son enseñanzas superiores» que, además, considera que fueron una salvación a partir de la LOGSE «porque en España no las teníamos hasta entonces y las enseñanzas superiores solo eran las universitarias, salvo Teología». Así, dice que la FP Superior «fue una forma de equipararnos con Europa».
Por tanto, la «preocupación» la centra en «la tasa de repetición y en la de abandono escolar, tasas que lideramos, y eso sí supone 100.000 euros, que es lo que pueden costar los estudios obligatorios, tirados a la basura». Y es que el mismo incide en que «el abandono educativo temprano está vinculado a la experiencia educativa y en España la tasa de repetición es alta, es decir, que hay un porcentaje alto de alumnos con mala experiencia». En este sentido, señala que en el informe de Save The Children se dice que «repetir no es aprender y los datos de España y de Asturias indican que somos de las sociedades en las que más se repite». Es más, apunta que «Asturias va a evaluaciones internacionales y el alumnado no lo hace nada mal, con resultado iguales o por encima de la OCDE, sin embargo, la tasa de repetición en Asturias es el doble que la de la OCDE». Entonces, Rubén Fernández invita a reflexionar sobre por qué si los chicos «saben lo mismo o más, repiten el doble, cuando si en vez de en Asturias estuvieran en otro país, aprobarían».
A su entender, y a modo de conclusión, «tener éxito te motiva a seguir estudiando, mientras que lo que se deriva de tasas de repetición altas es querer abandonar», concluye el profesor de Metodología de la Investigación Docente de la Universidad de Oviedo.
El caso es que la ventaja que las chicas están sacando a los chicos en educación puede ir más allá de ser meros resultados académicos. Pueden suponer un cambio de mentalidad, de aspiraciones y de roles. Un reflejo de cómo la educación, más que una simple herramienta, es un trampolín que está propulsando a las jóvenes asturianas a un horizonte de mayores oportunidades. Un liderazgo que se gesta en las aulas y que está llamado a transformar el mercado laboral y la sociedad del mañana.