Verónica López, psicóloga: «La falta de satisfacción laboral es un factor de riesgo importante en el síndrome postvacacional»
ASTURIAS
La especialista, que forma parte de la Comisión de Psicología del Trabajo, de las Organizaciones y los RRHH del Colegio Oficial de Psicología del Principado de Asturias (COPPA), recomienda buscar la ayuda de un profesional cuando los síntomas del síndrome postvacacional se prolonguen más de 2 o 3 semanas
01 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Tras las vacaciones estivales, cuando el tiempo de descanso suele ser más prolongado, la vuelta a la rutina puede hacerse más cuesta arriba de lo esperado. ¿Quién no ha sentido hastío, desmotivación o, incluso, frustración al pensar en el fin de las vacaciones? Verónica López, psicóloga y jefa de proyectos en Hiberus, ofrece una visión experta sobre el llamado síndrome postvacacional, un fenómeno que describe como «la respuesta natural de nuestro cuerpo al regresar a la vida laboral». Con más de 20 años de experiencia en el sector TIC, puesto que es ingeniera superior en informática, y formación universitaria en Psicología, López, que también es miembro de la Comisión de Psicología del Trabajo, de las Organizaciones y los RRHH del Colegio Oficial de Psicología del Principado de Asturias (COPPA), explica en la entrevista concedida a La Voz de Asturias cómo factores como las expectativas poco realistas sobre el descanso, unas vacaciones agotadoras o la insatisfacción con nuestro trabajo pueden intensificar estos síntomas.
Así, la psicóloga revela algunas claves sobre la importancia de la satisfacción laboral y cómo las vacaciones demasiado largas pueden complicar la adaptación a la rutina. También aconseja cuándo es el momento de buscar la ayuda de un profesional si los síntomas del síndrome postvacacional persisten más allá de un par de semanas. Además, con su doble pasión por la informática y la psicología, López pone de manifiesto la importancia de gestionar a las personas, sus intereses y motivaciones para lograr un mayor compromiso y rendimiento en el trabajo diario. De hecho, a través de COPPA, ha participado en la organización de jornadas y actividades para poner en valor la importancia del psicólogo en al ámbito organizacional.
—¿Existe realmente un síndrome postvacacional?
—Generalmente, asociamos estar de vacaciones con el fin de la rutina, disponer de tiempo libre para descansar, descubrir nuevos lugares, en definitiva, se asocia con felicidad y relax. Por esto, volver a la rutina con las presiones laborales, las prisas, el cansancio, los horarios... se convierte en una montaña para muchas personas, y más si nuestras vacaciones soñadas no son tan idílicas como habíamos imaginado. En ocasiones, se habla indistintamente de depresión postvacacional y síndrome postvacacional, pero siendo rigurosos, a día de hoy, no podemos hablar de depresión postvacacional. La depresión es un problema mucho más complejo y grave que está tipificada tanto en el Manual de Trastornos Mentales (DSM-V) como en la Clasificación internacional de enfermedades (CIE-11) con unas características determinadas que llevan a la reducción de nuestra vida social y familiar. Además, tiene graves secuelas que provocan que la persona que la padece deje de ser adaptativa para su entorno. En cambio, el síndrome posvacacional, no está recogido en el DSM-V ni en el CIE-11 y es un conjunto de síntomas que suelen desaparecer tras unas semanas de vuelta a la rutina y que se caracteriza por hastío y cansancio, desencanto, tristeza, malestar general, ansiedad, etc. Un problema transitorio que debería quedar atrás unos días después de finalizar las vacaciones. Resumiendo, el síndrome postvacacional cada vez tiene más relevancia, aunque no está aceptado como una enfermedad en las principales clasificaciones internacionales. No hace tantos años se desconocía su existencia, lo que no quiere decir que no hubiera personas que lo sufrieran, quizás se deba a que el diagnóstico no existía o quizás esté relacionado con nuestro estilo de vida actual y el mayor foco que la sociedad está poniendo en la salud mental.
—¿Qué síntomas suelen presentar las personas que experimentan este fenómeno y en qué intensidad?
—Este síndrome puede manifestarse de diferentes formas y con una intensidad variable de unos individuos a otros, siendo precisamente esta variabilidad la que puede hacer difícil su detección. Entre los síntomas asociados a este síndrome se encuentra: sensación de debilidad generalizada, falta de fuerzas (astemia); problemas de insomnio que conviven con somnolencia durante el día; dificultades para concentrarse y tomar decisiones, lo que puede llevar a que el trabajo se vaya acumulando y nos sintamos más desbordados y descontentos con el trabajo; cambio de carácter presentando cierta agresividad; dolores de cabeza frecuentes; malestar estomacal; y las personas más cercanas, en casa y en el trabajo, pueden sufrir las consecuencias, llegando a deteriorarse las relaciones con los demás.
—¿Hay factores personales o ambientales que puedan hacer que alguien sea más propenso a padecerlo?
—En ocasiones, muchas personas esperan que durante las vacaciones se resuelvan todos sus problemas, tanto personales como laborales, pero en muchas ocasiones ni las vacaciones son tan idílicas como las imaginamos, ni los problemas laborales van a desaparecer por si solos. Tener expectativas poco realistas sobre las vacaciones pueden acrecentar los síntomas de este síndrome, así como ciertas situaciones como la vuelta a un ambiente de trabajo poco saludable o no haber descansado lo suficiente durante nuestras vacaciones.
—¿Existen situaciones o estados que predisponen a padecer este síndrome?
—A parte de las expectativas poco realistas, existen otras situaciones que predisponen a padecer este síntoma. Durante las vacaciones se rompe con la rutina y se busca descansar del estrés diario, pero, en ocasiones, estas vacaciones son agotadoras y no se descansa adecuadamente por los cambios de horarios, priorizamos el ocio sobre el descanso o porque surgen problemas inesperados a resolver durante nuestras vacaciones soñadas. La falta de motivación laboral existente en muchas ocasiones antes de iniciar el periodo vacacional, pueden dificultar la adaptación tras los días de descanso. Si no disfrutamos de nuestro trabajo, a la vuelta pueden aparecer sentimientos de frustración y desmotivación. Añorar a nuestros amigos, familiares o el tiempo libre del que disponíamos también puede generar tristeza al volver a la rutina.
Además, volver a los horarios laborales puede afectar, inicialmente, a los horarios de sueño y alimentación dando lugar a cansancio y desánimo. En resumen, el síndrome postvacacional es una respuesta adaptativa de nuestro cuerpo al volver a la vida laboral después de un período de descanso, pudiendo estar influenciado por factores relacionados con la personalidad, las vacaciones vividas y nuestra situación laboral y personal.
—¿Existen perfiles (edad, tipo de trabajo, jornada, estrés previo) que muestren mayor vulnerabilidad?
—Existen perfiles que podemos considerar más vulnerables y propensos a padecer el síndrome postvacacional. Por un lado, las personas con baja tolerancia a la frustración. Las personas con este rasgo suelen reaccionar de manera intensa y negativa antes los contratiempos. Estas personas suelen abandonar los proyectos fácilmente, lo que dificulta la consecución de sus objetivos y suelen mostrar una fuerte reacción emocional ante situaciones que otros consideran irrelevantes. Por otro lado, los trabajadores que realizan tareas que no les gustan en entornos laborales negativos, poco motivadores o que se sienten infravalorados por la falta de reconocimiento. La falta de satisfacción laboral es un factor de riesgo importante en este síndrome. Por último, las vacaciones de larga duración se relacionan con mayor probabilidad de tener problemas para volver a la rutina, así como haber tenido unas vacaciones en las que no se haya podido descansar y desconectar adecuadamente.
—¿Influye la duración o el tipo de vacaciones en la aparición de estas dificultades?
—Unas vacaciones cortas pueden ser insuficientes para lograr la desconexión y recuperar la energía, unas vacaciones largas pueden favorecer el descanso pero si hemos modificado nuestros hábitos de sueño pueden provocar problemas a la hora de volver a la rutina laboral con horarios más estrictos. Por otro lado, vacaciones que requieren mucha planificación, llenas de actividades diarias pueden provocar estrés por querer visitar muchos sitios en poco tiempo y aprovechar el día al día hasta el último segundo. Si durante las vacaciones buscamos resolver problemas familiares, o personales y no se solucionan, o se evita tratar problemas pendientes, la vuelta a la rutina puede ser más difícil al encontrarnos todo tal cual lo habíamos dejado antes de marchar.
—¿Hay diferencias entre la población autóctona de Asturias y de otras comunidades en cuanto a este síndrome?
—Aunque se están comenzando a hacer algunos estudios, no podemos decir que haya diferencias significativas entre la población asturiana y la de otras comunidades en cuanto al porcentaje de personas que padecen este síndrome. Lo que sí parece es que a mayor edad más nos cuesta volver a la rutina. Por género, parece que las mujeres son más propensas a sufrir este síntoma que los hombres. Esto podría explicarse porque, aunque en los últimos años se ha avanzado significativamente en el reparto de las tareas del hogar y las responsabilidades familiares, en muchos casos siguen siendo las mujeres las que tienen mayores problemas para equilibrar las demandas familiares y las profesionales.
—El síndrome postvacacional ¿llega a tener consecuencias más graves o a generar problemas de salud mental?
—Para la mayoría de las personas volver al trabajo no supone ningún problema, incluso hay quién vuelve con ilusión, especialmente aquellos que vuelven a un entorno laboral positivo, con actividades que les resultan motivantes y donde se pueden desarrollar relaciones sociales satisfactorias. En algunos casos, la vuelta al trabajo puede generar cuadros de estrés agudo, caracterizado entre otras cosas por malestar, ansiedad, disminución del rendimiento, cambios de humor… Si estos cambios se perpetúan en el tiempo es necesario recurrir al especialista adecuado, en este caso psicólogos generales sanitarios o psicólogos clínicos con su número de registro sanitario y su número de colegiado, que ayudarán a realizar un correcto abordaje de la sintomatología que les afecta.
—¿Perciben los profesionales de la psicología un aumento de consultas a partir de septiembre por el síndrome postvacacional?
—En los últimos años se ha experimentado un aumento de las consultas psicológicas en general y este síndrome no es una excepción. Existen distintos factores que han provocado este incremento. Hace años, hablar de problemas psicológicos era algo tabú, estaba mal visto. Por suerte, actualmente, cada vez es mayor la importancia que se da a la salud mental, se está normalizando hablar sobre este tema siendo mayor el número de personas que buscan ayuda. Las campañas de sensibilización, difusión y educación sobre aspectos que afectan a nuestra salud mental, como dar a conocer el síndrome postvacacional, hacen que cada vez más personas se sientan motivas a buscar ayuda profesional.
—¿Cuándo es necesario acudir a un profesional y qué opciones de tratamiento suelen funcionar mejor (psicoterapia, mindfulness, hábitos de sueño, actividad física)?
—A día de hoy, sabemos que comer sano, dormir lo suficiente y encontrar una actividad física que nos motive y practiquemos que regularidad, son de gran ayuda a la hora de mantener un estilo de vida saludable que ayude a mantener una buena salud mental. Pero debemos aprender a conocernos, debemos aprender a gestionar nuestras emociones, decir no a aquello que no queremos en nuestra vida y descubrir qué nos ayuda en cada momento para mantener un buen estado de ánimo y afrontar las dificultades del día a día. De nada me sirve apuntarme a yoga para relajarme, por poner un ejemplo, si las clases se me hacen infinitas, no me parecen motivadoras y no paro de mirar el reloj. Lo que no podemos olvidar es que cuando los síntomas se prolonguen más de 2-3 semanas ha llegado el momento de buscar ayuda y ponerse en manos de un profesional. En este sentido, la web institucional del Colegio Oficial de Psicología del Principado de Asturias dispone de un buscador para facilitar localizar la ayuda profesional que mejor se adapte a nuestras necesidades.
—¿Qué estrategias prácticas recomiendas para afrontar la vuelta al trabajo tras las vacaciones de forma saludable?
—Existen una serie de consejos a tener en cuenta antes, durante y después de las vacaciones. Entre ellos están: planificar las vacaciones teniendo en cuenta a todos los miembros de la familia, disponiendo de tiempo para el descanso; siempre que sea posible, mantener hábitos de vida saludable y no modificar excesivamente nuestros horarios; volver de las vacaciones 2 o 3 días antes de la vuelta a la oficina para ir adaptando los horarios gradualmente; volver progresivamente a la rutina planteándose objetivos sencillos y alcanzables durante los primeros días; y, por último, no llevarse el trabajo a casa.
—Y a las empresas o empleadores de Asturias ¿qué consejos les daría para facilitar la reintegración de sus equipos y reducir el impacto del síndrome postvacacional?
—Como empresas o empleadores de Asturias, no podemos esperar que nuestros empleados, el primer día, vuelvan al ritmo de reuniones y de trabajo previo al inicio de las vacaciones. Es necesario no empezar la actividad de modo brusco e intenso, siendo beneficioso permitirse un tiempo para compartir las experiencias vacacionales con los compañeros y compañeras. Dedicar el primer día a reunirte con tus compañeros para ponerte al día de lo que ha ocurrido durante tu ausencia, priorizar tareas diferenciando entre urgentes e importantes, tener claros los objetivos para los siguientes meses y planificar una agenda de trabajo con objetivos realistas, deberían ser acciones a realizar en los primeros días para facilitar la reintegración dentro de los equipos y reducir el síndrome postvacacional. Finalmente, contar en las organizaciones con psicólogos especialistas en Psicología del Trabajo, Organizaciones y RRHH pueden ayudar en este tipo de situaciones aportando respuestas para los problemas relacionados con el ámbito laboral que afectan a la salud de los trabajadores.