70 años de una obra titánica: el embalse de Salime, que cubrió de agua 15 pueblos y cuatro cementerios
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La monumental presa del río Navia, entre Galicia y Asturias, fue la mayor de España y segunda de Europa y figura en la serie «100 Elementos del Patrimonio Industrial de España» del Ministerio de Cultura
29 ago 2025 . Actualizado a las 00:03 h.El embalse de Salime, en Pesoz, aunque popularmente conocido como de Grandas de Salime, cumplió el lunes 70 años, consagrado como una obra histórica por su impresionante arquitectura y arte aplicados. Con su presa de 132 metros de altura sobre cimientos en el río Navia, entre Galicia y Asturias, implicó la creación de poblados de obreros y un cambio radical del paisaje, con la desaparición de antiguas aldeas. Para crear el embalse se inundaron cerca de 700 hectáreas con 40.000 árboles y 14.00 pies de vid, cinco iglesias y cuatro cementerios. También 15 pueblos (Salime -capital del Grandas hasta 1.836-, Subsalime, San Feliz, Albeira, Salcedo, Doade, Veiga Grande, Saborín, A Quintá, Ríodeporto, Vilagudín, A Barqueiría, San Pedro de Ernes y Barcela). Tuvieron que excavarse más de 30.000 metros cúbicos de roca y fueron necesarios 630.000 metros cúbicos de hormigón.
Prueba de su dimensión es que figura en la obra «100 Elementos del Patrimonio Industrial de España», editada por el Ministerio de Cultura. Las obras de la presa se iniciaron en 1946, inaugurándose once años después, el 24 de agosto de 1955 por Franco, aunque ya en 1953 se empezó a generar electricidad, tras una inversión de 800 millones de las antiguas pesetas, entonces una cifra desmesurada.
La de Salime fue en su momento la mayor presa de España y la segunda de Europa. Todo en ella adquiere proporciones faraónicas. Por ejemplo, inicialmente los materiales que se precisaban eran subidos en camiones desde Navia, a un ritmo de cien diarios. Esta tarea se eternizaba, de modo que finalmente se optó por construir un teleférico de 37 kilómetros de longitud, por el que se movían 650 vagonetas.
Saltos del Navia es la empresa que gestiona la planta, que oculta secretos como un enorme mural de 60 metros de longitud pintado por Joaquín Vaquero y su hijo, situado en la entrada a la planta, en la sala de turbinas, donde se reflejan paso a paso las distintas etapas que se siguieron para hacer realidad el embalse.
Otro de los elementos destacados es una imagen de la Virgen de La Luz, ubicada en una de las laderas de la presa y que durante años fue venerada por los centenares de trabajadores de la instalación. En la actualidad son siete los empleados de la presa, que realizan tareas de mantenimiento, mientras la producción de energía eléctrica se controla desde fuera de Asturias.
Se calcula que en la construcción del salto y la central hidroeléctrica trabajaron unas tres mil personas que llegaron acompañadas por sus familias y construyeron cuatro poblados: Vistalegre, El Campín del Segundo Plano, Eritaña y La Paicega.
La obra fue considerada una absoluta prioridad nacional y se estimó en su momento indispensable en aras de mejorar el suministro de energía a las zonas de Galicia, Asturias y Santander, sobre las que se extendía el mercado propio de las dos empresas promotoras, Electra del Viesgo e Hidroeléctrica del Cantábrico.
Tras la de Grandas, se construirían otros dos embalses y centrales en el río Navia, las de Doiras y Arbón.