Llamada de auxilio del pequeño comercio asturiano: «¿Qué ciudades queremos para los próximos 15 años?»
ASTURIAS
Las ciudades cierran cada vez más locales y tanto los comerciantes como la administración buscan soluciones para revertir la situación: «Necesitamos personas que se pongan al frente de comercios de otros; es una pena que negocios que funcionan dejen de hacerlo»
01 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«Tenemos que preguntarnos qué tipo de ciudades queremos para los próximos 10 o 15 años». Este es el aviso que lanza el gerente de la Unión de Comerciantes de Asturias, Fernando Clavijo, ante la creciente merma del pequeño comercio en las localidades asturianas, y el goteo de nuevos locales vacíos que se ha convertido en la tónica de las ciudades principales. Porque una ciudad sin comercio local es una ciudad mucho más pobre no solo en términos económicos sino también sociales y culturales, y resulta mucho menos atractiva para quien la quiere visitar.
Los datos en las principales localidades no dejan lugar a dudas. El comercio local lleva menguando sin solución de continuidad desde hace años. Oviedo, por ejemplo, entró en 2025 con una cuarta parte de sus locales comerciales cerrados: 700 de 2.570, y casi la mitad de esos bajos no están en el mercado de alquiler o venta. Por su parte, Gijón cuenta con un total de 3.350 comercios minoristas registrados, y se prevé que se pierdan en los próximos tres años entre 240 y 270 comercios, lo que supone entre un 7% y un 8% del total actual. Asimismo, tiene en oferta para alquiler más de 500 locales, y también más de medio millar de bajos comerciales en venta. Ante esta deriva, el Ayuntamiento ha puesto en marcha el Plan Local de Orientación Comercial 2025-2028, con el que quiere reactivar el comercio local y revertir la situación.
La situación se ve reflejada, asimismo, en los portales inmobiliarios, que muestran una oferta abultada de alquileres de locales comerciales que no encuentra demanda suficiente. Datos recientes del portal Idealista anunciaban 1.738 locales en alquiler en la región, de los que 657 están en Oviedo, 531 en Gijón, 155 en Avilés y 31 en Lugones, con precios bajos en calles secundarias y otros muy altos en calles de primera línea.
¿Qué hacer ante esta caída que parece imparable?
Hay planteamientos dispares que parecen chocar entre sí. Uno que se ha puesto sobre la mesa y que suena mucho últimamente es cambiar el uso de los espacios, que pasarían de comerciales a residenciales, para matar dos pájaros de un tiro: acabar con los locales vacíos y aumentar una oferta de vivienda de la que Asturias, al igual que el resto de España, está muy necesitada.
Esta propuesta, que sobre el papel parece atractiva, no convence a la Unión de Comerciantes de Asturias. Su gerente cree que podría parecer beneficiosa a corto plazo pero a largo plazo convertirse en un problema. «Las zonas donde los bajos comerciales se conviertan en viviendas van a tener problemas de dinamismo, de viveza, de seguridad incluso», sostiene Clavijo. Para el portavoz de los comerciantes, se debe «a través del comercio, hacer ciudades dinámicas, vivas, que repercutan en actividades económicas; convertir los locales en viviendas es darle una solución cortoplacista que no sabemos si es positiva a largo plazo».
E insiste en la pregunta sobre qué ciudades queremos para el futuro próximo. A su juicio, ciudades «con los bajos tapados, vacíos, oscuros, en los que ya no habrá escaparates» son mucho menos atractivas, sobre todo si se quiere que sigan atrayendo al visitante. «Si queremos turismo, lo que debemos transmitir es una ciudad amable, con un comercio de proximidad puntero, innovador y creativo, y con una hostelería que se vuelca, que el turista diga: ‘qué bien se está aquí’; cuando pensamos en ciudades que visitamos, lo que nos hace una buena experiencia son los habitantes locales, y donde más experiencias tienen es normalmente en tiendas de pequeño comercio y también en restaurantes. Esas son las cosas que te llevas de los sitios», sostiene.
El plan estratégico de Gijón es, para Clavijo, un buen marco de acción que podría ampliarse al resto de Asturias. Esta iniciativa contempla varias acciones para afrontar el problema de los locales vacíos: elaborar una base de datos del total de locales con ficha por inmueble; hacer un registro público de locales vacíos en disposición de ser puestos en el mercado para consulta de potenciales arrendatarios; vigilar de forma intensiva el estado de los locales desocupados, especialmente los de larga duración; convocar cada año ayudas o premios para proyectos que utilicen locales desocupados en actividades de dinamización o colaboración entre comercios, y un programa específico de ayudas para instalar pequeño comercio en viales comerciales troncales.
Otras propuestas son la protección urbanística del uso de bajos comerciales y evitar su «colonización» por usos incompatibles, proyectos integrales con usos alternativos para bajos desocupados, activación temporal de locales (en los llamados pop-ups o mercados temporales), apoyos económicos ligados a la ocupación, ayudas para el relevo de los negocios, mejoras de accesibilidad y la creación de un Observatorio para la Inteligencia Comercial, un sistema de indicadores sectoriales que analiza y monitoriza calle por calle los locales vacantes.
Una de las claves, en opinión de Clavijo, es que los precios de los alquileres sean acordes con que el negocio que está alojado en ellos los pueda asumir. «El alquiler no deja de ser una relación entre dos empresarios que se tienen que poner de acuerdo: el que alquila y el que lleva el comercio; yo no entiendo por qué alguien prefiere tenerlo vacío a alquilarlo por menos dinero del que tenía previsto».
Las claves del descenso del comercio local apuntan siempre a causas como la creciente fortaleza de las grandes superficies y el aumento de las compras por internet, pero también hay que tener en cuenta un factor que en Asturias es especialmente relevante: el envejecimiento de la población, que no solo influye en el declive del consumo sino también en la supervivencia de los comercios.
Muchos comerciantes están cerca de la jubilación, y en los próximos años serán un buen númeo de ellos los que decidan dejar sus comercios. Si no hay un relevo generacional, puede darse que comercios que funcionan bien y sean rentables echen el cierre sencillamente porque tengan a nadie dispuesto a ponerse al frente. «Tenemos que buscar el relevo generacional, si no de padres a hijos, de personas que estén dispuestas a ponerse al frente de comercios de otros; es una pena que negocios que funcionan dejen de hacerlo por el horizonte personal de los propietarios», subraya Clavijo.
Hay un argumento que utiliza hoy mucha gente para no dar el paso de llevar un comercio: que es duro y no compensa porque hay demasiadas dificultades, demasiada competencia para salir adelante. Fernando Clavijo dice al respecto que el comercio «siempre ha estado ligado a los cambios y adversidades, y siempre se ha adaptado; los comerciantes son auténticos luchadores, siempre lo han sido, no solo hoy».
«Cuando llegaron los grandes almacenes parecía que el pequeño comercio iba a desaparecer y no fue así»
Y pone el ejemplo de cuando llegaron los grandes almacenes. «Parecía que el pequeño comercio iba a desaparecer y no fue así», porque tanto entonces como ahora ha habido «una serie de nichos donde todavía los grandes jugadores no llegan, determinadas especializaciones en las que funciona el pequeño comercio».
Al presidente de la Unión de Comerciantes le gusta transmitir «que el comercio es un negocio atractivo, del que se puede vivir, puede ser muy rentable y además hace una aportación muy positiva a las ciudades». Ahora, es necesario que mucha gente se sume a su optimismo para que la vida no se apague en las principales localidades de Asturias.