La comisión de Cerredo marca el arranque político de la actividad parlamentaria en la Junta General
06 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El nuevo curso político arrancó como desperezándose aún hasta que pase el 8 de septiembre, día de la comunidad; y sin embargo, se abrió con una cita de calado en el parlamento: con la apertura de la comisión de investigación del accidente de la mina de Cerredo, una en la que se establecerán unas conclusiones tras las comparecencias cuando termine, pero que llegó a plantear antes del verano una pequeña crisis en la justa mayoría que sostiene al Ejecutivo. Y todo ello, pasado el ecuador de la legislatura, con la reunificación de la derecha asturiana más cerca que nunca en varias décadas.
El fuego fue un protagonista inesperado del final del verano, el fuego real, las llamas que devoran el monte y los pueblos, y el fuego metafórico que ha hecho de la exageración y la crispación la norma de los usos políticos recientes. Pero tocó algo menos en Asturias, donde los representantes del Principado estuvieron desde primera hora en la gestión de la crisis mientras que los reproches escalaban en las comunidades vecinas, sobre todo en Castilla y León.
Porque en Asturias la tensión política antes del verano vino marcada por la apertura de la comisión de investigación de la mina de Cerredo, una iniciativa impulsado por el PP y Foro, a la que se negaron en principio los partidos del Gobierno (el PSOE y Convocatoria por Asturias-IU) pero que teminó cuajando cuando la diputada del grupo mixto, Covadonga Tomé (expulsada de Podemos) se decantó por abrir la comisión, hasta presidirla de hecho.
Los temores de los partidos del Gobierno pasaban porque la comisión se convirtiera en «un circo», pero también porque el paso de los testigos pondrá de nuevo en el candelero las posibles negligencias que pudieron darse para que los trabajadores de esa explotación, que no tenía permiso para extraer carbón, dieran con una zona con grisú y explotara. El accidente supuso para Barbón la necesidad de reordenar su gobierno, tras la dimisión de la consejera y siendo industria además un área que ha sufrido muchos vaivenes a lo largo de este mandato. Algo criticado por los agentes sociales.
Hubo más conflictos que derivaron en dimisiones, como la de la consejera de Educación Lydia Espina, por el enconado conflicto con los maestros de la escuela pública. Y justo antes de que arranque el nuevo curso, el de los escolares, se logró apagar una huelga en la concertada.
Los tiburones huelen la sangre a largas distancias en el océano, y los grupos de la oposición trataron de hacer herida en el Ejecutivo de Barbón por las remoledaciones del gobierno, pero el reto que el presidente tiene en el horizonte, uno de los más relevantes al menos, es lograr un pacto que permita sacar adelante los presupuestos de la comunidad. Se trata de una de las medallas de Barbón, que en dos legislaturas siempre ha conseguido tener las cuentas aprobadas en tiempo y forma, sin tener que recurrir a prórrogas. Pero ese éxito se ha ido apoyando en una geometría variable en el parlamento que ya no se da. En el anterior mandato Barbón pudo apoyarse tanto en IU como en Ciudadanos o Foro, y al comienzo de este también fue una opción el respaldo, o al menos la abstención, de los de Adrián Pumares y Carmen Moriytón. Pero ese tiempo se acabó.
La comisión de investigación sobre Cerredo fue de hecho la primera plasmación del acuerdo parlamentario firmado entre el PP y Foro para apoyarse en la cámara autonómica. Este acuerdo tiene varias consecuencias, una es que Barbón ya no podrá recurrir a esa geometría variable (ya muy desgastada en todo caso) y la mayoría absoluta de 23 escaños la suman el PSOE, IU y Covadonga Tomé. La ex de Podemos prepara también con vista al futuro la creación de un nuevo partido que podría llamarse Somos Asturias.
La disputa electoral está aún en un horizontes muy lejano, pero toda preparación es poca. Aunque tanto PP como Foro aseguran que su acuerdo se limitaba al parlamento y nada más a pocos se les escapa que es altamente probable una fusión, algún tipo de reunificación, entre las dos escisiones del conservadurismo asturiano, una división que estalló con Francisco Álvarez Cascos.
En los anteriores comiciós Barbón se impuso e, incluso, pese al efecto de la ola conservadora que afectó de forma demoledora a los partidos de izquierda en muchas comunidades y también en ayuntamientos, también en algunos concejos de Asturias, pese a todo ello en realidad el de Laviana creció en votos respecto a la primera vez que se presentó. Barbón ganó al PP por algo más de 20.000 votos. Pero 20.000 votos son los qiue se llevó Foro para lograr su escaño en la Junta General y los que le faltaron al PP.
El único problema para la reconciliación de la derecha asturiana es que en el interín les surgió otra escisión, la de Vox que es un partido en auge, al que ni Foro ni PP han hecho ascos para pactar pero que en todos los casos han sido acuerdos frágiles y fallidos que terminaron siendo inestables.