El crimen del ganadero de Ribadesella, un caso con muchas incógnitas sin despejar

Manuel Noval Moro
Manuel Noval REDACCIÓN

ASTURIAS

María del Mar Berjón, la mujer del ganadero asesinado en Ribadesella
María del Mar Berjón, la mujer del ganadero asesinado en Ribadesella RTPA

Continúa la investigación por la muerte violenta de José Antonio Otero, que, a pesar del relato de sus familiares sobre dos encapuchados que lo asaltaron, sigue abierta a otras hipótesis

13 nov 2025 . Actualizado a las 14:10 h.

La muerte violenta del ganadero de Ribadesella sigue rodeada de incógnitas. José Antonio Otero Toraño, conocido en la parroquia de Cuevas del Agua como «Toño», apareció muerto en su vivienda hace ya varios días. Tenía 60 años y era un vecino muy conocido en la zona. Según relataron en declaraciones a la TPA su esposa y su cuñada, que estaban presentes en la vivienda en el momento de los hechos, dos hombres encapuchados irrumpieron en la casa y agredieron al ganadero hasta acabar con su vida. Las dos mujeres aseguraron que los asaltantes eran «grandes y fuertes», y que habían actuado con violencia. El cuerpo de Toño presentaba golpes en distintas partes, incluyendo la cabeza, supuestamente producidos por un objeto contundente.

A pesar de este relato claro y conciso de las circunstancias de la muerte, la Guardia Civil mantiene abiertas todas las líneas de investigación, ya que hasta el momento no se han encontrado pruebas materiales que permitan sostener con firmeza la versión de los encapuchados. Ni en la vivienda ni en las inmediaciones han aparecido armas que pudieran haberse empleado para causar las lesiones. Tampoco hay testigos externos que confirmen la entrada o la huida de los supuestos agresores. Además, los vecinos señalaron que no habían escuchado ruidos ni movimientos extraños esa noche, y también destacaron que los perros de la finca no habían reaccionado, cuando lo habitual es que ladren ante la presencia de desconocidos.

Los familiares de la víctima han reconocido que existían disputas con vecinos, lo que abre la puerta a la hipótesis de que el móvil no fuese un robo sino algún tipo de conflicto personal. Los investigadores no descartan ninguna posibilidad, a falta de pruebas físicas concluyentes. Por ahora, las incógnitas son más numerosas que las certezas. No se conoce con claridad el móvil del crimen. No hay evidencia de que los supuestos agresores se llevaran dinero u objetos de valor, lo que resta fuerza a la hipótesis del robo. Tampoco hay confirmación de que existiesen amenazas recientes que apuntasen a una venganza.

El entierro del ganadero se celebró en el cementerio de Xuncu. No se permitió su incineración, con el fin de preservar el cuerpo por si resultara necesario realizar nuevas pruebas médicas en el marco de la investigación. La juez ha decretado, asimismo, el secreto de sumario para proteger una investigación que todavía carece de conclusiones sólidas. La Policía Judicial y los equipos de criminalística de la Guardia Civil han trabajado intensamente en la recogida de pruebas en la casa y en su entorno. La prioridad, según fuentes cercanas al caso, es reconstruir con precisión los hechos: cómo entraron los agresores, cómo se produjo la agresión, y de qué manera abandonaron el lugar sin dejar huella aparente.

En Cuevas del Agua y en toda Ribadesella, el suceso ha causado un profundo impacto, tanto por el hecho de que se produzca una muerte violenta como por el desconcierto que aún existe sobre los autores, los motivos y las circunstancias en que se llevó a cabo. El hecho de que la investigación no haya arrojado resultados claros después de varios días mantiene todavía en vilo a la comarca.