Jan Stuhler, catedrático de Economía: «Un problema clave en España es la baja productividad, posiblemente por el poco dinamismo del mercado laboral»

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Jan Stuhler, premio Fundación Banco Sabadell a la investigación económica 2025
Jan Stuhler, premio Fundación Banco Sabadell a la investigación económica 2025

El catedrático de Economía de la Universidad Carlos III ha sido reconocido por sus investigaciones en los campos de la economía laboral y la economía pública, con un enfoque particular en la movilidad intergeneracional

07 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El economista Jan Stuhler (Gotinga-Alemania, 1983), catedrático en la Universidad Carlos III de Madrid, ha sido reconocido con el XXIV Premio Fundación Banco Sabadell a la Investigación Económica 2025, un galardón con el que se pone en valor su trabajo en el ámbito de la economía laboral y pública. Sus investigaciones, centradas en cuestiones clave como los salarios, la inmigración y la desigualdad, han alcanzado un notable impacto nacional e internacional, ya que ofrecen nuevas claves para entender los retos del mercado laboral tanto en nuestro país como en Europa. Justamente, en la entrevista concedida a La Voz de Asturias, Stuhler señala que «un problema clave en España es la baja productividad», apuntando que una posible causa de ello es «el escaso dinamismo del mercado laboral». También explica el impacto que puede tener la inmigración sobre los salarios y el empleo de los trabajadores residentes, así como sobre el envejecimiento de la población. En este sentido, traslada que la inmigración es «un recurso valioso» que permite ganar tiempo, aunque deja claro que «por sí sola no es una solución al desafío demográfico».

El catedrático de la Universidad Carlos III recogerá el XXIV Premio Fundación Banco Sabadell a la Investigación Económica 2025 este martes 7 de octubre, de la mano del presidente de Banco Sabadell y de su fundación, Josep Oliu, en un acto que tendrá lugar en Oviedo y que reunirá a autoridades y destacados directivos del ámbito económico y empresarial.

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—¿Qué supone para usted haber sido reconocido con el XXIV Premio Fundación Banco Sabadell a la Investigación Económica?

—Es un gran honor recibir un premio tan prestigioso. Como trabajo en España, pero no nací aquí, esta distinción es especialmente significativa para mí.

—¿Qué conclusiones considera más relevantes de su investigación?

—Me gustaría destacar dos conclusiones. Primero, en un trabajo con Michael Amior muestro que los efectos de la inmigración en el mercado laboral dependen no solo del número y las habilidades de los inmigrantes, sino también de los salarios que están dispuestos a aceptar. Cuando los inmigrantes aceptan salarios más bajos que los nativos, algunas empresas o sectores adoptan una estrategia de bajos salarios y pasan a depender de la mano de obra inmigrante. Este mecanismo conlleva implicaciones de política muy distintas de las de los modelos estándar de la literatura: en lugar de limitar a las empresas el acceso a trabajadores inmigrantes, deberíamos impedir las estrategias de «carrera a la baja» en la fijación salarial por parte de las empresas. Segundo, en investigación con Lola Collado e Ignacio Ortuño-Ortín, y utilizando una metodología novedosa aplicada a grandes datos administrativos, encontramos que el estatus socioeconómico es mucho más persistente entre generaciones de lo que sugieren los métodos de estimación estándar.

—Centrándonos en la situación de España, ¿qué efectos económicos puede tener a largo plazo la inmigración sobre los salarios y el empleo de los trabajadores residentes?

—Los efectos a largo plazo sobre los salarios probablemente sean neutros o positivos. A medida que la producción se vuelve cada vez más especializada, las empresas necesitan recurrir a una amplia gama de talentos y la inmigración puede desempeñar un papel central. En economía, nos preocupan más los efectos a corto plazo sobre los salarios y el empleo de los trabajadores nativos. En un modelo simple de oferta y demanda, una afluencia de trabajadores reduce los salarios, al menos temporalmente. Mi investigación sugiere que este efecto es más intenso cuando los recién llegados están dispuestos a trabajar por salarios más bajos que la población residente. Y cuando surgen efectos adversos, la carga no suele recaer sobre los trabajadores establecidos («insiders»), cuyos empleos y salarios son relativamente resistentes; recae sobre los «outsiders», quienes aún no están empleados, pero buscan trabajo cuando se produce la inmigración. La política debería centrarse principalmente en este grupo.

—¿Qué reformas o cambios en la política pública considera prioritarios para mejorar la situación laboral del país?

—Un problema clave en España es la baja productividad y una posible causa de esa baja productividad es el escaso dinamismo del mercado laboral. Los trabajadores están atrapados en empleos poco productivos. Por tanto, un objetivo de política fundamental es que los trabajadores se trasladen a puestos y empresas más productivos.

—Asturias enfrenta desafíos específicos como el envejecimiento demográfico, la despoblación de las zonas rurales y la transición energética. ¿Cómo valora la situación del mercado de trabajo asturiano?

—Lamentablemente, no conozco lo suficiente el mercado laboral asturiano como para hacer sugerencias concretas. Pero el desafío demográfico del envejecimiento de la población es compartido por muchas otras regiones españolas y europeas.

—¿Qué estrategias económicas concretas, más allá de la mera atracción de inversión, podrían ayudar a revertir o mitigar los desafíos antes mencionados?

—El desafío demográfico del envejecimiento de la población puede amortiguarse mediante la inmigración. Los inmigrantes suelen llegar en edad de trabajar, por lo que tienden a aumentar la población activa y pueden ayudar a estabilizar los presupuestos públicos. Sin embargo, para compensar plenamente el cambio demográfico harían falta niveles persistentemente altos de inmigración; por ello, conviene ver la inmigración como un recurso valioso que nos gana tiempo, pero no como una solución por sí sola al desafío demográfico.

Riesgos y oportunidades de la inteligencia artificial

—La inteligencia artificial y la digitalización están transformando los mercados de trabajo. ¿Cuáles son los mayores riesgos y las oportunidades que se plantean con estos cambios tecnológicos en lo relativo a distribución de la renta y desigualdad?

—Estas tecnologías desplazarán algunos empleos, pero también crearán otros. Mientras que las anteriores oleadas de automatización afectaron principalmente a trabajos rutinarios en la industria, esta vez las pérdidas pueden recaer en trabajadores altamente cualificados de ciertas ocupaciones especializadas. Pero la tecnología también promete grandes ganancias de productividad, de las que todos nos beneficiaremos gracias a servicios mejores y más baratos.

—Si tuviera que señalar un reto global del mercado laboral que le preocupa especialmente, y que marcará a las próximas generaciones, ¿cuál sería?

—Quizá mi preocupación más fundamental tenga que ver con la «carrera de Tinbergen» entre educación y tecnología, llamada así por el economista neerlandés Jan Tinbergen. El cambio tecnológico eleva la demanda de habilidades en el mercado laboral. Aunque podemos intentar aumentar la oferta de habilidades mediante una mejor educación, existen límites: muchas personas ya pasan una gran parte de sus años productivos en la escuela. Si la oferta no consigue mantener el ritmo de la demanda, la desigualdad en el mercado laboral aumentaría a medida que los trabajadores cualificados fueran cada vez más demandados.