Mis Amores: un proyecto para luchar por la educación de calidad en el medio rural
ASTURIAS
Mónica González inauguraba en Cabañaquinta el pasado mes de septiembre su gabinete, en el que atiende al alumnado en el ámbito rural, y concretamente al que tiene necesidades específicas de apoyo educativo. «Los niños con diversidad funcional padecen la doble exclusión social de vivir en lo rural y tener un trastorno», apunta
18 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Mónica González sabe por propia experiencia las necesidades que tienen las familias del entorno rural asturiano en materia educativa, entre muchas otras, así como lo importante que resulta el emprendimiento a la hora de lograr fijar población en los pueblos.
Como estudiante durante las etapas de Educación Infantil y Primaria en un Colegio Rural Agrupado (CRA) pudo conocer de primera mano los impedimentos que se encuentran los alumnos neurotípicos en las zonas rurales. Pero, debido a la experiencia personal de amigos y familiares neurodivergentes ha podido comprobar las trabas aún mayores que éstos han de afrontar.
El objetivo principal de Mónica González en Gabinete Mis Amores, en Cabañaquinta, es ofrecer oportunidades al alumnado en el ámbito rural, y concretamente al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, el cual se encuentra doblemente en riesgo de exclusión social. Por un lado, poseer alguna condición de trastorno que condiciona su aprendizaje y que necesita recursos específicos. Y por otro lado, permanecer en un entorno rural, alejado de la ciudad y con escasos recursos, sobre todo educativos.
Esta técnica en Educación Infantil e Integración Social, monitora de Ocio y Tiempo Libre, con Grado en Pedagogía, profesora de inglés y especialista en Neurodidáctica explica que el suyo «es un gabinete pedagógico y para apoyo educativo que he combinado con academia de inglés».
«Desde que era muy pequeña yo vivía en un pueblo muy pequeño en el que no teníamos prácticamente de nada, ni transporte público; yo estudié en un CRA y los recursos que teníamos ahí eran prácticamente nulos, con una profesora para tres cursos educativos y yo vi ahí la necesidad que teníamos en los pueblos de mejorar la educación», apunta.
Esta profesional ha tenido a lo largo de su vida «familiares y compañeros que eran neurodivergentes, o sea, que tenían un tipo de trastorno a la hora de aprender y ahí comprobé que las dificultades todavía eran mayores, que tenían que viajar durante horas para poder recibir algún tipo de apoyo».
Es por eso que le tocó «un poco de cerca y me di cuenta de que yo no quería eso para para nuestro futuro, que ya estamos en el siglo XXI y que deberíamos también mejorar esta parcela». Mis Amores empezó a gestarse «en abril y abrió en septiembre, aunque llevaba procesando la idea durante mucho tiempo».
Los beneficios del entorno rural
El hecho de estar en una localidad pequeña, alejada de la gran ciudad, aporta beneficios que no se pueden lograr, a su juicio, en las grandes urbes. «Aquí aprendes de la naturaleza, de las relaciones intergeneracionales y cosas que igual en una ciudad nunca conocerías», apunta.
Asimismo, «tienes la libertad que no puedes tener como niño en una ciudad, porque en un pueblo les puedes dar un poco más de margen y la pena es que los estemos perdiendo». «No me imagino viviendo en una ciudad». Incluso cuando estudió en EEUU lo hizo en Mason, ciudad ubicada en el condado de Ingham en el estado estadounidense de Míchigan, «un pueblito, y también en Salamanca y León, pero no me imagino viviendo en una ciudad más de dos meses».
Explica que Cabañaquinta está en el concejo de Aller, con 1.315 habitantes de entre 0 y 18 años, y que carece de gabinetes pedagógicos. El más cercano está en Oviedo, a 44 kilómetros. Del mismo modo, en Mis Amores se ofrecen clases de inglés y apoyos educativos, como refuerzo a la intervención pedagógica, porque las academias más cercanas están en Moreda y Mieres.
Mónica González apunta que «Aller tiene únicamente una escuela infantil para todo el concejo». En Mis Amores ofrece sesiones de estimulación temprana desde los 3 meses a los 3 años, clases de inglés y apoyo educativo, así como intervenciones pedagógicas personalizadas, adaptadas a las necesidades concretas de cada usuario.
Necesidades de inclusión
Esta profesional cursó «Educación Infantil como técnico superior, Integración Social, Magisterio de Primaria con la especialidad en audición y Lenguaje y Pedagogía» y se dio cuenta de que, «cuando pretendía opositar para ir a colegios públicos, en casi todos los centros rurales no había profesores especializados».
La idea que tiene con su proyecto es «poder detectar todo tipo de problemas y tratarlos». Y es que, a su juicio, en el ámbito educativo «se habla de inclusión, pero eso no se está logrando porque no tienen medios, recursos, ni profesores especializados» para atender las necesidades de niños y familias con diversidad funcional.
Considera que las familias «no pueden salir del trabajo, pasarse una hora de viaje más la hora en la que los niños tienen la sesión pedagógica o las clases en la ciudad y después volverse al pueblo con otra hora de viaje». Y es que «los niños con diversidad funcional padecen, además, la doble la exclusión social de vivir en lo rural y tener un trastorno».
Explica que los valores y aspectos principales del proyecto se pueden resumir en los conceptos Motivación, Inclusión, Superación, Autonomía, Multisensorial, Oportunidad, Respeto, Empatía y Sinergia, cuyas iniciales dan nombre a su gabinete.