Julia Erard, una bretona que cambió el ruido por las cabras: «Mola un montón Asturias»

Marcos Gutiérrez

ASTURIAS

Julia Erard, una joven que ha empezado desde cero en el oficio de pastora con ocho cabras enanas
Julia Erard, una joven que ha empezado desde cero en el oficio de pastora con ocho cabras enanas

Esta joven, que se hace llamar @comounacabra en TikTok, ha empezado «desde cero» en el oficio de pastora con ocho cabras enanas, si bien su ambición futura es tener un buen rebaño de bermeyas. «Cuando estás con animales todo el día ves el mundo a través de sus ojos», apunta

20 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Julia Erard, nacida en la Bretaña francesa, decidió un buen día que su lugar en el mundo se encontraba en Asturias criando animales, cabras en concreto. Erard apostó por huir de la rutina y las ataduras de un mundo que le desagradaba (aún lo hace) para emplearse en el mundo ganadero, aprendiendo «desde cero». Esta joven se hace llamar @comounacabra en TikTok, red social en la que narra su rutina como ganadera, su día a día y reflexiones en torno a la vida en el mundo rural.

Comenta que llevaba «viajando muchos años» por el globo cuando decidió cambiar de aires. En este sentido, comenzó a sentirse «un poco deprimida por ver cómo estaba el mundo». Cuando adoptó una perra en Nepal, que le hacía «muy feliz», se dio cuenta de que los animales no conocen de carnés de identidad, cuentas corrientes ni guerras, solo de lealtad y cariño.

Eso le llevó a cambiar de profesión. «Siempre tuve en mi cabeza comprar algún día un terreno y tener un par de gallinas y cabras», afirma. Esta jovial bretona «había vivido en Madrid con 19 años». «España era como mi país, mi casa», comenta.

La decisión de buscar su «beatus ille» en Asturias (por privacidad prefiere no revelar su ubicación exacta de residencia) e iniciar su aventura como pastora y criadora de cabras fue sencilla. «Cataluña, por ejemplo, se está secando un montón y es difícil tener cabras, al igual que en el resto de España, por lo que solo quedaba Galicia y Asturias», apunta.

«Mirando casas en idealista encontré en la que estoy ahora de alquiler y, poco a poco, me fui dando cuenta de que mola un montón Asturias», añade. Además, el choque cultural no fue demasiado grande, ya que el carácter asturiano no se diferencia en demasía de lo que ha conocido toda su vida.

«Yo vengo de Bretaña, en Francia, donde tenemos una cultura muy similar, muy celta», remarca. La cuestión de escoger las cabras como su bautismo de fuego ganadero ha sido logística, en esencia. «Es un ganado que para alguien como yo, que empieza de cero, se reproduce mucho más rápido, el tiempo de gestación es más corto, paren más jóvenes... además, son animales que yo ya había cuidado en Jordania, en el desierto, y me flipan, me parecen perros con cuernos, porque son super graciosas e inteligentes», explica.

De momento, ha comenzado con «8 cabras» que le proporcionan cosas que van más allá de lo pecuniario. Y es que, «cuando estás con animales todo el día, va a sonar super romántico, pero ves el mundo a través de sus ojos». Considera que «los animales son super auténticos, super inocentes y les da igual que tengas mucho dinero, y eso a mí me brinda una sensación de felicidad incondicional».

Más ayuda al mundo ganadero

Julia Erard cree «al 100%» que se debería ayudar más a los profesionales del campo, en Asturias y en general. En este sentido, resalta que «el sector primario se llama así porque da de comer a la gente, que es lo más importante».

Es por eso que «a la gente que está dando de comer al país hay que apoyarla», en lugar de ponerle obstáculos. La cada vez más dura realidad de las personas que viven de la agricultura y los animales se refleja en cuestiones tales como que «en Francia hay una tasa de suicidios de ganaderos horrorosa».

«Yo misma me estoy preparando mentalmente para pasarlo muy mal y tener problemas», explica. Esta pastora está «esperando la subvención de primera incorporación para jóvenes ganaderos y, de momento, mis cabras no generan ningún dinero, por lo que trabajo online como profesora de idiomas para poder pagar mis cosas».

«A los ganaderos les mola que haya gente joven que se meta en ello»

Explica que sus vecinos, al principio, parecieron pensar que era «la pija de la ciudad que dijo, 'voy a tener cabras' y no me tomaban en serio». «El día que, finalmente, compré las cabras su trato cambió totalmente y me empezaron a hablar de genética, de esta raza, de la otra, de este tipo de cierre...», matiza. «En mi zona los ganaderos son bastante mayores, muchos se van a jubilar estos años y creo que les mola que haya gente joven que se meta en ello», añade.

Julia Erard junto a sus cabras
Julia Erard junto a sus cabras

Insiste en que en el pueblo solo ha notado «apoyo», si bien comenta que «algunos vecinos pasan un poco de mí, pero porque les caen mal las cabras y les parece mal que se puedan subir a sus tejados, aunque no lo han hecho nunca». «Aquí muchos ganaderos eran mineros o familiares de mineros y tenían vacas al lado de la mina para generar un poco más de dinero, entonces no es el mismo trabajo que ser pastor», asevera. No en vano, «teniendo cabras u ovejas hay que estar todo el día con ellas».

Respecto a sus vecinos resalta que, «a lo mejor al principio no entendían que yo iba a estar todo el tiempo con mis cabras y pensaban que yo las iba a soltar por ahí, que iban a armar un follón por el pueblo y por eso no les molaba mucho la idea, pero ahora que ven que las tengo, entre comillas, super controladas, muchos me dicen, 'ah, mira, tengo esta braña que está abandonada, hay un montón de hartos, por si quieres ir con las cabras».

De momento, cuenta con 8 cabras enanas, si bien su proyecto pasa por «tener cabras bermeyas, porque a mucha gente le parece muy tonto tener enanas, porque no producen mucha carne». «Las compré para ir aprendiendo, porque me parece desastroso comprar 100 cabras bermeyas de un golpe sin tener experiencia», añade. Y es que considera que siempre es más aconsejable «aprender con cabras de un tamaño un poco más manejable a cortar pezuñas, manejar su dieta, asistir en los partos...».