Es necesario un gran pacto por la sanidad asturiana, que no solo incluya la sanidad, sino que incorpore todo el ámbito sociosanitario
19 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«Una persona sana tiene miles de deseos, una persona enferma solo tiene uno». Las enfermeras lo constatamos diariamente. Podemos hablar de la salud como un deseo, como un derecho, como el bien más preciado o como el mayor de los problemas. La economía de la salud es una asignatura pendiente.
En 1963 Kenneth J. Arrow, en su documento «Uncertainty and the Welfare Economics of Medical Care» publicado en la revista «The American Economic Review» realizó un estudio exploratorio sobre las características económicas específicas del cuidado. Arrow argumenta que la industria del cuidado presenta problemas económicos especiales que afectan a su funcionamiento y a la eficiencia del mercado. Es innegable que la salud está influenciada por muchos factores, y el cuidado es solo uno de ellos. Pero, y ¿si hubiese llegado el momento de cambiar de paradigma? Más allá de la figura del médico, son las enfermeras, fisioterapeutas, TCAE´s y técnicos quienes sostienen el cuidado diario, acompañan la recuperación y humanizan un sistema que, sin ellos, colapsaría. Paradójicamente, son también los profesionales que reciben los salarios más bajos, pese a que su aporte es tan esencial como el de cualquier especialista. Ignorando su valor se está poniendo en riesgo la eficacia del sistema sanitario.
El año pasado, en estas mismas fechas y en este mismo medio, el Colegio de Enfermería ya trataba este tema expresando un claro «no queremos más lo de siempre», alertando sobre la lentitud de la administración para abordar los grandes problemas que afectan a nuestro sistema de salud y, por ende, a los ciudadanos. Reclamando nuevas herramientas, nuevas formas de gestión y un cambio radical en la forma de enfrentar los retos sanitarios. Un año más tarde, nada ha cambiado. Únicamente que «lo de siempre» es mucho más caro y ya suenan campanas que dicen «no nos lo podemos permitir». Hemos mercantilizado la salud con promesas de eficiencia, innovación y tecnología punta.
Volviendo a Kenneth J. Arrow. ¿Cómo se puede alcanzar el «Óptimo de Pareto» (punto en el que, con la distribución de recursos/bienes, no se puede mejorar la situación de un individuo sin perjudicar a otro) en sanidad?, ¿Cuándo la Sanidad Pública se convirtió en un negocio?, ¿quién debería estar en la cumbre de la pirámide?, ¿el profesional sanitario o el paciente?.
En Sanidad no se debería hablar de castas ni de jerarquías profesionales. Deberíamos hablar de personas colocadas en el centro de la atención sanitaria a las que se les prestan los mejores cuidados distribuidos competencialmente. El modelo de tareas delegadas desde la cumbre de una pirámide jerárquica se ha quedado obsoleto y es económicamente insostenible. La equidad y la justicia social requieren que cada profesional desempeñe su labor con absoluta autonomía y con arreglo a sus responsabilidades. Enfermería es una profesión sanitaria que debe ser puesta en valor para que el sistema sanitario sea sostenible. Un año más, volvemos a insistir, es necesario reformular el equilibrio competitivo de 1963 y transformarlo en un equilibrio colaborativo, colocando a los ciudadanos en el centro de la ecuación.
Es necesario un gran pacto por la sanidad asturiana, que no solo incluya la sanidad, sino que incorpore de hecho, todo el ámbito sociosanitario, un nuevo campo de juego que nos ayude a visualizar a políticos, gestores, profesionales y ciudadanos la fórmula para mejorar de forma real la salud y el bienestar de los asturianos, con un futuro sostenible que nos lleve a una sociedad más sana. Si seguimos con lo de siempre, si no ponemos nada más en juego, si todo es una batalla, de nada servirá salir a abrazar hospitales y gritar por una sanidad pública. Hagamos un esfuerzo.