Hilux Aventura, la promesa que transforma el abandono rural en memoria viva

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

A?lvaro, de Hilux Aventura, con su coche
A?lvaro, de Hilux Aventura, con su coche

Álvaro M.C., creador de contenido, rescata la esencia de pueblos y lugares recónditos de Asturias con una cámara y un todoterreno tratando de preservar «la conexión con lo auténtico»

23 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«Todo empezó porque falleció mi abuela». Con esta frase tan íntima y familiar comienza a explicar Álvaro M.C., conocido en las redes como Hilux Aventura, el motivo y el origen de un proyecto que ha cambiado su vida y también la de miles de personas que lo siguen desde todo el mundo. Este asturiano de voz cautivadora y profundas convicciones recorre desde hace tres años lugares recónditos y pueblos abandonados de Asturias documentando con su cámara no solo montes, caminos y ruinas, sino también las historias de los pueblos y de sus escasos habitantes en un intento de dar voz al medio rural y contener el olvido que los está asolando. 

«Antes de morir, mi abuela me dijo: me voy a ir y la única pena que tengo es que me voy sin conocer toda mi tierra. Fue ahí donde yo me hice una promesa. Me dije: voy a explorar Asturias, voy a dedicarme a explorar todos esos rincones que me gustan, la zona rural», se abre Álvaro, que también confiesa que desde pequeño «siempre había sentido una unión muy fuerte con el mundo rural» que le hacía pedirle a su padre los fines de semana «que por favor que me llevara en coche a recorrer pueblos, a hablar con la gente mayor y que me contaran historias, a ver cómo se trabajaba el campo, ver los animales… Me encantaba todo eso, así que, aunque cuando fui creciendo me desvinculé un poco de ese mundo, lo cierto es que siempre lo llevé dentro», añade. 

Álvaro no oculta lo desolado que se sintió cuando regresó a la zona rural «y me encontré que 15 o 20 años después, o incluso 30, todo había cambiado mucho, había quedado todo en el abandono». Así, la promesa que se había hecho tras el fallecimiento de su abuela fue la semilla de un canal de YouTube que hoy suma millones de visualizaciones mensuales y una comunidad fiel que supera los 94.000 seguidores solo en Instagram. Pero detrás de los números, Álvaro insiste en que no hay ni ambición de fama ni estrategia de marketing: «Yo esto lo empecé en mi tiempo libre y es algo que me encanta hacer, lo hago porque me gusta y no buscando absolutamente nada». 

Una promesa, una cámara y un coche 

Pero lo que empezó como un pasatiempo vinculado a una promesa fue tomando profundidad sin ni siquiera plantearse que sus vídeos fueran a tener tanta repercusión: «Un día me regalaron una cámara, y no con vistas a nada, porque en la vida se me planteó que me fuera a ver nadie, simplemente me apetecía grabar vídeos para enseñar después a mi familia, a mis amigos, pero nunca pensé que le iba a gustar a tanta gente este tipo de temática. De hecho, no tenía ni una temática clara y empecé grabando y haciendo reportajes pensando en mi abuela», subraya. En sus vídeos muestra, por tanto, aldeas vacías, casas que ha engullido el tiempo, a los pocos habitantes que quedan en lugares recónditos y también la calma y la melancolía que se siente en una parte de Asturias que, a todas luces, ha caído en el olvido. Y para llegar a ellos ha sido clave para Álvaro el coche que le ha dado nombre a los perfiles que tiene en redes sociales. 

El motivo de que se llamen Hilux Aventura surgió por su coche, un Toyota Hilux, al que le acomodó una tienda de campaña en el techo para poder pernoctar cuando va a explorar algún lugar. Álvaro lo preparó para sus incursiones por los caminos de montaña: «voy con un todoterreno que se llama Hilux y, al final, voy a la aventura», señala el mismo sobre cómo surgió el nombre, apuntando además entre risas que, a raíz de sus vídeos, ahora lo reconocen y lo llaman así por la calle: «me sorprende mucho, pero me ven niños, y cuando me encuentran por la calle me llaman: ¡Hilux, Hilux..!, en vez de llamarme Álvaro, y vienen emocionados a decirme que les gusta mucho la zona rural y todo lo que enseño. Yo siempre les digo que estoy más emocionado que ellos…», ensalza. 

Federico, «el abuelo de todos» 

Álvaro, de Hilux Aventura, con Federico
Álvaro, de Hilux Aventura, con Federico

En tantos viajes que ha realizado ya, en tantas aventuras que ha vivido ya, en tantos lugares que ha conocido ya, Álvaro ha conocido a muchísimas personas que, según reflexiona, «aparecen para enseñarme algo». Tal es así que asegura que «todas las personas que han aparecido en mi vida, para mí son importantes, todas, no hay nadie por encima uno de otro, todos me han enseñado algo y estoy eternamente agradecido». No obstante, uno de los rostros más queridos por los seguidores del canal Hilux Aventura es el de Federico, un hombre de 93 años que vive aislado en un pueblo sin carretera ni electricidad. Álvaro lo conoció por casualidad y, como él mismo dice, «se convirtió en el abuelo de todos» y en una persona muy especial para él con la que ha establecido un vínculo personal, por lo que trata de ayudarle y mejorarle la vida: «intentamos ayudarle para facilitarle un poquito las cosas. Le arreglamos la cocina, le intentamos hacer cositas cada vez que íbamos… y él está viviendo una segunda infancia», manifiesta Álvaro con emoción y con satisfacción: «para mí eso no tiene precio. Todo lo que hago con él lo hago por amor, sin pensar en las consecuencias y, al final, eso remueve conciencias».

A su entender, «Federico es especial en el canal, porque ha tocado el corazón de todos, es como el abuelo de todos y a mí me ha enseñado muchísimo la verdad, muchísimo, a día de hoy sigue enseñándome», confiesa Álvaro, que añade que, quizá porque él pudo disfrutar poco tiempo de sus abuelos, siente ese cariño especial por Federico desde que lo conoció: «era una persona que no hablaba con mucha gente, estaba ahí en su mundo y a mí me acogió muy bien, me dejó grabar y lo que menos pensaba yo entonces es que iba a tener repercusión, lo grabé porque quería un recuerdo», comenta al recordar el encuentro fortuito. 

Pero Álvaro va más allá respecto a lo que significan para él sus viajes: en cada historia encuentra un espejo y encuentra su recompensa en que «todas las personas que me voy cruzando parecen aparecer para enseñarme algo. Yo soy un buscador, y todo lo que encuentro es lo que necesitaba aprender», manifiesta con profundidad. 

Proteger lo auténtico 

A diferencia de otros exploradores, Álvaro nunca revela las ubicaciones exactas de los lugares que muestra. No lo hace por secretismo, sino por respeto. «Si yo revelara ubicaciones sería hiperconocido… pero lo hago por proteger el lugar. Asturias es muy bonita más allá de las playas conocidas, pero no hace falta machacar los sitios», asevera Álvaro, con una mirada hacia el territorio casi espiritual porque en cada pueblo ve una lección de vida: «el abandono te enseña eso: ves que todo se queda aquí», advierte el mismo, para quien «la felicidad está en lo simple» después de haber recorrido tantos lugares de Asturias que la única cuenta que puede echar es genérica: «en mi mapa de Google Maps, cuando lo abres, son todo puntitos de sitios en los que he estado, pero no puedo decir cuántos. Tengo miles de sitios grabados», indica. Lo que sí sabe con precisión es que ha tenido tres coches «y los tres han dejado una huella de medio millón de kilómetros por Asturias». 

Una herencia para el futuro 

Antes de dedicarse a esto, Álvaro trabajó en urgencias con ambulancias. Esa experiencia también marcó su forma de entender la vida: «vi los últimos momentos de muchas personas, sus arrepentimientos y me di cuenta de que lo importante estaba en las pequeñas cosas: en el amor, en el tiempo con los tuyos». Quizá por eso su forma de transmitir en el canal emociona tanto. Entre ruinas y caminos, Hilux Aventura no solo rescata historias, también invita a reflexionar sobre el ritmo al que vivimos. «El ser humano no ha nacido para estar entre estímulos. La vida ha ido perdiendo color porque vivimos agobiados. Antiguamente todo tenía más color, más alma», recapacita el mismo, instando a echar un vistazo a nuestro alrededor y comprobar que ahora es todo de colores «más neutros». Y para Álvaro, el abandono rural no es solo una postal melancólica, es un aviso, un recordatorio de lo que se pierde cuando se olvida.

Y ese olvido es el que trata de contener. Aunque ahora ha enfocado su vida a explorar lugares y grabar vídeos por el compromiso de publicar uno cada martes, el creador de contenido no quiere perder la esencia con la que empezó. «Podría ganar mucho más, pero no lo hago por estar tranquilo. Digo a publicidades que no, a entrevistas grandes que no, porque no me apetece exponerme», manifiesta, ya que su objetivo no es acumular cifras, sino dejar un legado: «mi canal no es solo exploración. Es un canal personal, donde estoy evolucionando. Es una herencia que sé que va a quedar para la gente, para los que vengan detrás de mí».

Álvaro habla con La Voz de Asturias desde el puerto de su pueblo, un pueblo marinero sobre el que también reflexiona respecto a lo que ve: «recuerdo mi pueblo lleno de vida, con lanchitas de colores y gente en los bares. Ahora todo es de hormigón, impersonal. Hemos perdido la conexión con lo auténtico». Esa conexión, que él se empeña en preservar, es lo que impulsa cada uno de sus viajes por Asturias.