Las comunidades energéticas, un modelo al alza para afrontar los retos de la producción y el consumo en Asturias
ASTURIAS
La colaboración público-privada y las iniciativas vecinales ayudarán en los próximos años a que muchos concejos asturianos cuenten con energía limpia generada en su propio territorio
24 nov 2025 . Actualizado a las 13:04 h.Hace años que el modelo energético está cambiando en Asturias, y en los últimos tiempos ha surgido con fuerza una entidad que ayudará a profundizar en ese cambio: la comunidad energética, un abordaje que rompe el esquema tradicional de la gestión de la energía. Las comunidades son descentralizadas, huyen de los combustibles fósiles, defienden las fuentes limpias y próximas y buscan la participación de los consumidores, que asumen un papel activo en la gestión. La Fundación Asturiana de la Energía (FAEN), impulsa desde principios de esta década el desarrollo de comunidades energéticas, y cuenta con cerca de una veintena de municipios asociados a su red. Aquí hablaremos de cuatro proyectos que, de un modo u otro, han sido pioneros en la región: Xúntate Llanera, Bimenes, Langreo, Muros Enerxía y Asoleyar (Gijón).
Xúntate Llanera
Xúntate Llanera se creó en junio de 2022. Fue la primera constituida legalmente en Asturias, aunque no la primera en comenzar a generar energía. Intervinieron para su creación la asociación EcoPruvia, la cooperativa de cohousing Axuntase y la cooperativa energética Astuenerxía, con el respaldo institucional del Ayuntamiento de Llanera. Su instalación piloto se ubica en las cubiertas de Axuntase, un complejo de 36 viviendas colaborativas en Caraviés, Lugo de Llanera. La planta tiene una potencia de 90 kilovatios y está diseñada para generar energía renovable que beneficie a hogares y empresas en un radio de dos kilómetros. El objetivo es crear un modelo replicable que se extienda por todo el concejo de Llanera, permitiendo la instalación de nuevas plantas en edificios públicos cedidos por el ayuntamiento.
La estructura de Xúntate Llanera es democrática y muy transparente. Los participantes disponen en todo momento de información sobre el consumo y el funcionamiento de la comunidad. Además, el proyecto destina parte de la energía generada a personas en situación de pobreza energética.
Bimenes
El pequeño pueblo de Fontoria, en el concejo de Bimenes, se ha convertido en el primero en contar con una comunidad energética operativa en Asturias. Surgida a partir de Llume Yerbata, un proyecto de autoconsumo compartido constituido como asociación sin ánimo de lucro, comenzó su actividad en mayo de 2023. Desde entonces, siete viviendas unifamiliares comparten la generación de energía en una planta solar fotovoltaica que cuenta con una potencia instalada de 20,25 kilovatios ampliables a 30 kilovatios y una producción anual aproximada de 23.500 kWh. Los 45 paneles solares están instalados en una red próxima con vertido a la red eléctrica, sin necesidad de modificaciones en las viviendas de los participantes, una ventaja importante para su aplicación.?
Esta red se ha distinguido por reducir considerablemente los costes del consumo. Esto se debe tanto a que se trata de una comunidad pequeña como al hecho de que vuelcan los excedentes de producción a la red eléctrica, que compensa económicamente a los socios y reduce sus facturas.? Tras dos años en funcionamiento, los resultados han superado las expectativas iniciales, y han reducido el plazo de amortización de las instalaciones.
La comunidad de Fontoria se convirtió caso piloto del proyecto DATA CELLAR, una iniciativa en torno a las comunidades energéticas que recaba datos y estudia los casos prácticos para mejorar a partir de esta información el desarrollo de otros proyectos en la Unión Europea.
Langreo
Por su parte, la comunidad energética de Langreo ha sido la primera con un modelo de colaboración público-privada. Se puso en marcho en marzo de este año, desarrollada bajo el programa europeo Horizon Ginnger, orientado a la regeneración de vecindarios con propuestas tecnológicas, económicas, ambientales y sociales. El programa cuenta con un presupuesto de alrededor de 6 millones de euros y 24 socios de ocho países europeos. Langreo y Murcia son los municipios españoles que participan en él.
La instalación langreana beneficia a más de 40 viviendas sociales, y sus promotores lo ponen como ejemplo pionero de cómo combinar la transición energética con políticas de cohesión social, reduciendo la factura eléctrica de habitantes con rentas bajas y contribuyendo a aliviar la pobreza energética.
Muros Enerxía
Muros Enerxía se constituyó formalmente el 7 de marzo de 2025 en una sesión extraordinaria del Pleno municipal de Muros de Nalón. Se convirtió entonces en la primera comunidad energética asturiana donde el ayuntamiento es miembro constituyente legal de su estructura. El proyecto nace como una iniciativa con marcada vocación solidaria. La comunidad aspira a reducir hasta un 30% la factura eléctrica de sus participantes mediante producción colaborativa de energía renovable. Comenzará a operar, si todo va según lo previsto, en los próximos meses. Muros Enerxía tiene también un compromiso explícito con la lucha contra la pobreza energética. Si se generan excedentes, irán destinados a personas que no puedan pagarse el recibo de la luz.
Asoleyar
La comunidad energética Asoleyar, ubicada en el barrio de Santa Bárbara de Gijón, representa un modelo distinto: nace de la organización espontánea de los vecinos de la zona para transformar su territorio en un barrio solar. Fue un grupo de ciudadanos el que impulso el proyecto después de dos largos e intensos años de trabajo. Está previsto que comience a producir energía limpia en breve plazo. La instalación fotovoltaica de Asoleyar se ubica en las cubiertas del centro cívico-social, la asociación de vecinos y el centro de mayores del barrio, que han sido cedidas por el Ayuntamiento de Gijón. La planta generará una potencia instantánea máxima de 79,2 kilovatios y una producción estimada de casi 90.000 kilovatios hora al año. Actualmente, la comunidad cuenta con 32 socios. El ahorro estimado en la factura energética se sitúa entre el 20 y el 30%. Asoleyar también tiene una vocación social: los socios tienen previsto destinar parte de la energía generada a personas en situación de pobreza energética.