La desaparición de Maritrini y su hija, un caso sin resolver que seguirá abierto

Manuel Noval Moro
Manuel Noval Moro REDACCIÓN

ASTURIAS

Efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) buscan este martes los cuerpos de una mujer y de su bebé que desaparecieron en la provincia de León en el año 1987 cuyo caso fue recientemente abierto. La búsqueda, junto a la Policía Judicial, se lleva a cabo en una balsa de una antigua mina de fluorita situada en Berbés, parroquia del concejo asturiano de Ribadesella
Efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) buscan este martes los cuerpos de una mujer y de su bebé que desaparecieron en la provincia de León en el año 1987 cuyo caso fue recientemente abierto. La búsqueda, junto a la Policía Judicial, se lleva a cabo en una balsa de una antigua mina de fluorita situada en Berbés, parroquia del concejo asturiano de Ribadesella PACO PAREDES | EFE

La búsqueda en la balsa de Berbes concluye sin resultados, pero la causa permanece activa 38 años después

08 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La desaparición de María Trinidad Suardíaz y su hija, ocurrida en 1987 en León, volvió a ser objeto de investigación este año después de que la Policía Nacional localizara una posible nueva vía para esclarecer el caso: un informe policial señaló la balsa de agua de la antigua mina de fluorita de Berbes, en Ribadesella, como un lugar para seguir indagando. La magistrada del Juzgado de lo Penal número 4 de Gijón acordó en abril la reapertura de las diligencias con base en este informe y, el 28 de octubre, firmó un auto para solicitar a distintos organismos los medios técnicos necesarios para drenar la balsa, pero los trabajos no dieron el fruto esperado. 

A raíz de la orden judicial, entre el 2 y el 3 de diciembre se desplegó un operativo formado por cerca de un centenar de efectivos, incluidos equipos de la Unidad Militar de Emergencias, especialistas en buceo, unidades técnicas de intervención y Policía Científica. Durante esos días se retiraron en torno a 15.000 metros cúbicos de agua y sedimentos acumulados durante décadas, para tratar de encontrar vehículos sumergidos. En el fondo se localizó un único vehículo que fue extraído y analizado. La inspección determinó que no coincidía con los modelos asociados a la investigación. Tampoco se encontraron restos humanos ni otros indicios que permitieran avanzar en las pesquisas. No obstante, la Policía Nacional ha comunicado que la investigación seguirá abierta y que se evaluarán nuevas actuaciones si surgen elementos que aporten información sobre el paradero de madre e hija. 

La reapertura del caso se basó en un repaso detallado de los últimos movimientos conocidos de María Trinidad y su hija de trece meses. Su última estancia documentada fue en Gijón, en la residencia de las Hermanas Adoratrices, donde permanecieron hasta el verano de 1987. Aunque no ha quedado registrada su salida, se estima que abandonaron el lugar entre finales de junio y mediados de julio.

El 15 de julio de ese año, María Trinidad y su esposo, Antonio María da Silva, conocido como «El Portugués», acudieron a la Audiencia Provincial de León para recoger y firmar la citación a un juicio previsto para septiembre, en el que él debía responder por presuntos delitos de detención ilegal y amenazas. Ninguno de los dos se presentó al juicio. Tras la incomparecencia se ordenó la detención de Da Silva, que no fue localizado hasta 1989. Desde entonces no constan movimientos documentados de la mujer ni de la niña, tampoco en consultas efectuadas en otros países europeos. 

En 2017, otra de las líneas de investigación llevó a revisar el antiguo domicilio familiar en Matadeón de los Oteros (León). La casa había sido demolida en 1999 y se autorizó la excavación del solar. Se localizaron indicios de la presencia de María Trinidad y su hija, sin información que permitiera conocer su destino. La investigación también constató que la familia había residido en Berbes, donde se hallaron documentos, efectos personales y referencias a dos vehículos de Da Silva: un Volkswagen y un Peugeot 304 blanco. Un vecino declaró que el hombre podría haberse desprendido de algún coche arrojándolo a la balsa minera. Ese testimonio, junto a fragmentos metálicos con restos de pintura blanca recuperados en exploraciones preliminares, fue lo que llevó a reactivar el caso. 

Da Silva vive actualmente en una residencia de mayores en Zamora. La Policía lo ha interrogado en varias ocasiones, aunque sin obtener datos que permitan avanzar en la investigación. La Policía Científica tiene en su poder todas las muestras que se reunieron durante el operativo. El Juzgado de Instrucción número 4 de Gijón valorará los siguientes pasos. Al tratarse de una desaparición, la causa no prescribe y la Policía mantiene el compromiso de atender cualquier información que pueda surgir en un caso que, 38 años después, continúa sin resolverse.