El campus de Huawei

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

28 sep 2017 . Actualizado a las 07:41 h.

El campus de Huawei, situado en el distrito de Longgang, en Shenzhen, ocupa una superficie de 2 kilómetros cuadrados y da trabajo a 35.000 personas. Rodeados por la exuberante vegetación tropical hay un rosario de edificios que albergan no solo la sede central de la compañía (un edificio discreto para una urbe en la que están catalogados más de 300 rascacielos), sino también las oficinas de los distintos departamentos y todo tipo de servicios.

En esta mini ciudad están las residencias para los jóvenes ingenieros que se desplazan desde toda China para trabajar en uno de los líderes tecnológicos mundiales, y que pueden alquilar un apartamento de 30 metros cuadrados por alrededor de 150 euros al mes. Tienen a su disposición dos clínicas, polideportivos, centros sociales, tiendas y restaurantes (algunos pertenecen a cadenas estadounidenses como KFC o Seven Eleven), paseos y hasta un lago artificial. Pero la joya de la corona son dos edificios separados que albergan, respectivamente, los laboratorios de redes de telecomunicaciones y de dispositivos móviles. Entrar en ellos exige numerosos permisos y pasar un control de seguridad que graba en vídeo en todo momento a los visitantes autorizados y les hace una foto cuando abandonan el centro. Ataviados con batas blancas o azules, guantes y tapones para los oídos (hay unos dispensadores similares a los de agua), los especialistas ponen a prueba los terminales y simulan todo tipo de condiciones a las que se pueden enfrentar los equipos electrónicos.

Una cámara somete a los smartphones a condiciones ambientales extremas de humedad y temperatura: de 50 bajo cero a 200 grados. En áreas específicas como el desierto hay mucha radiación solar y puede afectar a los móviles, que en zonas tropicales deben aguantar lluvias de 10 milímetros/minuto. Pasan un test de corrosión, otro de hielo y nieve, otro de estrés en operaciones que implican alto voltaje como la recarga, otro de golpes y vibraciones (incluidos terremotos). Los meten en tratamientos de nitrógeno líquido para enfriarlos rápidamente, ensayan qué pasa cuando se usan en regiones próximas al mar como Galicia y, en el caso de equipos que deben trabajar en inmersión, se aseguran que pueden operar con tifones de categoría 12.

En cada máquina hay un panel con las fotos del jefe de la unidad que la solicitó y el operario encargado de mantenerla, además de los nombres de todos los trabajadores autorizados a usarla. Pero Huawei no solo son teléfonos móviles, desarrolla soluciones tecnológicas para todos los sectores: seguridad, educación, transporte, reciclaje, salud, centros de datos, energía solar, exploración de yacimientos de gas y petróleo, Big Data financiero, servicios en la nube para el sector de la comunicación... Sin I+D, todo esto no sería posible.