«Los baños estuvieron vigilados durante todo el partido»

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Aficionados del Real Oviedo en El Molinón
Aficionados del Real Oviedo en El Molinón Real Oviedo

Cuatro abonados del Real Oviedo cuentan a La Voz de Asturias cómo vivieron el desplazamiento a El Molinón

27 mar 2019 . Actualizado a las 21:22 h.

El desplazamiento de la afición del Real Oviedo en el derbi asturiano del pasado domingo sigue coleando. Después de que el club azul denunciase públicamente el maltrato que algunos de sus aficionados sufrieron en El Molinón, el Real Sporting contestó defendiendo la actitud de los vigilantes de seguridad y dando cifras en lo relacionado a los aseos y al servicio de bar.

Además, en el día de ayer, el club rojiblanco abrió el estadio gijonés a los periodistas y publicó un vídeo con los desperfectos que supuestamente había causado la afición azul el pasado domingo. Cuatro abonados del Real Oviedo que estuvieron en El Molinón hablan con La Voz de Asturias y relatan cómo vivieron ellos el desplazamiento y qué se encontraron en el estadio.

Tras recoger mucha información, se puede afirmar que el tema de los cacheos fue algo aleatorio. En unos accesos los realizaban la seguridad privada y en otros la policía, y dependiendo del ímpetu del encargado el cacheo era más o menos exhaustivo. Lo que mucha gente no entendía era que se retirasen camisetas de Fondo Norte 1926, grupo de animación sobre el que no pesa ninguna denuncia y que no está bajo ninguna orden de prohibición. En este sentido, la seguridad privada se extralimitó en lo marcado en la legalidad.

«El cacheo en el parking del Tartiere fue muy completo. Miraban indumentaria, mochilas, dibujos en bufandas y banderas, lo normal. Cuando llegamos a El Molinón había policías que te dejaban pasar y llegabas a otro control, esta vez realizado por los vigilantes de seguridad. Me extrañó que se hiciera otro cacheo intenso cuando ya se había realizado en el Tartiere, la temporada pasada no fue así», cuenta Isaac Álvarez, abonado oviedista y miembro de la Junta Directiva de la Peña Azul Barcelona.

«Yo llevaba en la mano una camiseta térmica negra y dentro del estadio, tras pasar el control de la puerta, otro vigilante de seguridad me cogió la camiseta y le dio varias vueltas. No vi nada más. Ya en el interior nos consta, porque nos iba llegando, que hubo cacheos muy intensivos como se pudo ver en los vídeos», cuenta el vicepresidente de la peña catalana.

Por su parte, Javier Suárez, abonado del Oviedo que también se desplazó a Gijón, cuenta que «en mi caso fue un cacheo normal, como el de cualquier campo. Primero uno de seguridad me preguntó si llevaba algo de Symmachiarii, le dije que no y ya me dejó pasar. Ahí un policía me realizó el último cacheo. En lo que respecta a nuestra entrada, el vigilante de seguridad que había tampoco ponía mucho interés, así que no vi ningún cacheo como los del vídeo. Fue todo bastante aleatorio».

El tema de los aseos, tanto por el número de cabinas como por los desperfectos mostrados por el club gijonés, es uno de los puntos más polémicos del cruce de acusaciones entre Oviedo y Sporting. Javier, que estaba en la parte de arriba del sector visitante, afirma que «al llegar había una cola enorme para ir al baño. Solo había uno de señoras habilitado en plan mixto y cuando llegamos la cola subía un piso y algo por las escaleras. Al descanso era todavía peor. Yo, por lo menos, no pude ir al baño en todo el rato que estuve en el estadio».

Isaac, que estaba en la zona 6bis (la de abajo), cuenta lo siguiente: «En el día de ayer no estuve muy atento a lo que fue saliendo por la mañana y cuando luego leí todo quedé un poco alucinado. Yo llegué a ir tres veces al aseo y en todas había un vigilante de seguridad dentro del baño. No entiendo cómo pudieron suceder esos destrozos que salen en las imágenes, los baños estuvieron vigilados durante todo el partido y hasta que salimos del estadio».

Mientras que en las imágenes cedidas por el Real Sporting se pueden apreciar las tazas separadas del váter y tiradas por el suelo, Adrián J. Argüelles, socio del Oviedo que estuvo en la parte de abajo de El Molinón, dice que «justo al entrar al estadio me encontré a los vigilantes de seguridad sacando todas las tazas de los váteres. Lo recuerdo bien porque me pareció una estampa curiosa».

En lo referente al bar, las diferencias entre la parte de abajo y la de arriba vuelven a ser notables. «Lo del bar ya pasó la temporada pasada. En aquella ocasión me tocó en la grada de arriba y allí no había. Esta vez estuve abajo y sí, en eso los de esa zona no tuvimos problema por lo menos hasta antes del descanso, que fue cuando compré», dice Isaac. «Ya en el descanso era difícil conseguir agua, después imposible. Imagino que se acabaría», apunta Adrián.

En la zona 6 fue bastante diferente, según Javier Suárez: «Bar directamente no había. Una barra vacía y otra en la que tampoco había nada. Al descanso paso una chica con mochila, como las que hay en el Tartiere. Pasó por arriba, a la grada era imposible que se metiese. Y no sé decirte, pero dudo que llevara más de 10 o 15 aguas en esa mochila».

Una de las imágenes más comentadas en las últimas horas está siendo los asientos rotos en la zona de abajo de la grada visitante del estadio gijonés. Dosi Nogueiro, abonado oviedista y miembro también de la Peña Azul Barcelona, estuvo en dicha zona y dice lo siguiente: «Me sorprendió lo hacinados que estábamos en la grada. No había nadie en los pasillos centrales y las zonas de salida. Estaba todo el mundo de pie porque había más personas que espacio, era imposible no subirse a los asientos».

«Nada más llegar a la zona muchos asientos ya estaban defectuosos. La policía y los de seguridad insistían bastante en liberar los pasillos y era imposible no estar entre los asientos, unos de pie normal y otros sobre ellos. Había mucha gente y si no, pues sencillamente no entrabas», remarca Adrián.

Todos destacan el buen funcionamiento del dispositivo policial a la salida de El Molinón. «La policía estuvo rápida y muy bien, el dispositivo en ese sentido funcionó», coinciden. «La pena es que tengas que estar ocho horas para un desplazamiento de este estilo. Es una barbaridad», finaliza Isaac. Algo en lo que todo el oviedismo está de acuerdo.