La Pizarra: La trampa de Sandoval

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

José Ángel Ziganda, durante el Oviedo-Fuenlabrada
José Ángel Ziganda, durante el Oviedo-Fuenlabrada Real Oviedo

Analizamos en cinco claves el empate entre el Real Oviedo y el Fuenlabrada

23 nov 2020 . Actualizado a las 12:00 h.

Las bajas de Gassama y Ciss restaron potencial al Fuenlabrada, sin duda, pero un buen equipo no pierde su esencia cuando faltan alguno de sus jugadores. Y eso es lo que es el conjunto de Sandoval: un buen equipo. Y el sábado, en el Carlos Tartiere, otro buen equipo fue superado por los madrileños. El Oviedo de José Ángel Ziganda cayó en la trampa del 'Fuenla' y mereció irse al descanso perdiendo. Cosas del fútbol, y de las dinámicas, se fue ganando. Los azules mejoraron, pero un gol de penalti y, sobre todo, la expulsión de Leschuk, hicieron que el punto sumado cobrase un valor superior al habitual. Salir vivo de partidos como el del sábado también es una cualidad de los buenos equipos. 

Tejera, el objetivo

Si la pasada jornada fue José Ángel Ziganda el que mostró un lógico respeto por la figura de Íñigo Eguaras, el sábado pasó algo parecido con José Ramón Sandoval y Sergio Tejera. El Fuenlabrada basó su presión en complicar lo máximo posible el rango de acción del capitán del Real Oviedo. Y lo consiguió. Nteka y, sobre todo, Cristóbal, estuvieron encima del 20 azul, siendo el interior kiriko que quedaba libre el que se encargaba de Edgar. El doble pivote carbayón, gran pilar del cuadro del Cuco, estaba capado.

Por detrás de Nteka y Cristóbal estaba Diéguez, un central que en el Tartiere jugó de centrocampista. Y cumplió. El madrileño representó a la perfección la idea del Fuenlabrada: proactivo en la presión e intenso en los duelos. El partido superaba la media hora y no había disputa que no se llevase el conjunto visitante. El Real Oviedo, por primera vez en el último mes, estaba en el lado perdedor. 

Presión del Fuenlabrada: 1-Cristóbal con Tejera. 2-Nteka pendiente de Edgar. 3-Diéguez, por detrás, pendiente de Nahuel y Leschuk
Presión del Fuenlabrada: 1-Cristóbal con Tejera. 2-Nteka pendiente de Edgar. 3-Diéguez, por detrás, pendiente de Nahuel y Leschuk

La posición de Ibán Salvador

Ibán Salvador desesperó a todo el mundo con su actitud, sí, pero también hizo un buen partido. Sobre todo, en el primer tiempo. La posición del catalán fue un quebradero de cabeza para el Real Oviedo y un factor clave en los buenos ataques del Fuenlabrada. Partiendo de la derecha, Salvador se iba hacia al dentro, era capaz de girar con balón y hacía dudar a Mossa, que también tenía que estar pendiente de la incorporación de Iribas.

Mientras, Kante podía elegir entre recibir de espaldas o atacar el espacio surgido entre Bolaño y el propio Mossa. Además, Nteka se emparejaba con Carlos. Cuando el Fuenlabrada superaba la línea de presión marcada por el doble pivote, el peligro era real. Además, durante el primer tiempo, Cristóbal no solo marcó a Tejera, con balón lo hizo todo bien. Condujo para atraer las marcas, encontró casi siempre la mejor opción y hasta amenazó con pases largos, siendo el origen de la clara ocasión errada por Mula. 

1-Iban recibiendo por dentro. 2-Mossa, pendiente del lateral del Fuenlabrada. 3 y 4: Kante y Nteka, con los centrales del Oviedo
1-Iban recibiendo por dentro. 2-Mossa, pendiente del lateral del Fuenlabrada. 3 y 4: Kante y Nteka, con los centrales del Oviedo

Leschuk, solo ante el peligro

Al no poder salir con el doble pivote, el Oviedo se tuvo que apoyar en el de siempre. Gustavo Blanco Leschuk no tiene problema en ser el receptor oficial del conjunto carbayón, es más, lo hace tan bien como pocos delanteros en la categoría, pero la clave radica en dónde reciba. El Fuenlabrada no picó y, al empujar con todo el bloque, se podía permitir que los centrales no saliesen con el delantero argentino.

Así las cosas, el Tiburón recibía a muchos metros de la portería de Rosic, casi en el centro del campo, y Nieto, Sangalli, Nahuel y Borja no estaban para combinar y superar líneas. Además, al jugarse más en el lado carbayón que en el madrileño, ni el flanco derecho ni el izquierdo del Oviedo se activaron en la parcela ofensiva. Cuando, por fin, el delantero argentino sí pudo jugar de espaldas cerca del área rival, la jugada acabó en el 1-0 de Nahuel

1-Leschuk, recibiendo a la altura del centro del campo. 2-Centrales del Fuenlabrada en su zona
1-Leschuk, recibiendo a la altura del centro del campo. 2-Centrales del Fuenlabrada en su zona

El mejor momento del Oviedo

El descanso no enfrió la influencia del gol carbayón. El 1-0 le sentó mucho mejor al Real Oviedo que al Fuenlabrada y los de Ziganda estaban siendo mejores en el inicio del segundo tiempo. Las disputas, antes territorio de los kirikos, pasaron a mano de los locales y toda segunda jugada acababa en poder del cuadro carbayón. Además, la imprecisión de Juanma en los envíos propició la ocasión más clara del segundo tiempo, una que no acabó en gol porque Nahuel eligió mal y Borja chutó desviado.

En este tramo del encuentro, la figura de Blanco Leschuk volvió a elevarse por encima de las demás. El ariete argentino, esta vez mucho más cerca del área rival que del centro del campo, dio un clínic a la hora de jugar de espaldas, atraer marca y soltar cuando debía. El Oviedo se instaló en campo rival y eso permitió que el flanco derecho se activase, pero Nieto no se acabó de enchufar al partido y no aprovechó varias situaciones propicias para él. 

1-Disputa aérea de Nieto. 2-Nteka, que se lleva la segunda jugada, con Edgar. 3-Kanté, que luego iría al espacio y provocaría el penalti
1-Disputa aérea de Nieto. 2-Nteka, que se lleva la segunda jugada, con Edgar. 3-Kanté, que luego iría al espacio y provocaría el penalti

El empate y la expulsión: otro partido

Y en este contexto, cosas del fútbol, llegó el empate del Fuenlabrada. Disputa aérea de Nieto, Nteka le come la tostada a Edgar y se lleva la segunda jugada, Carlos elige mal saliendo porque permite el desmarque de Kante y Christian hace lo propio no respetando la altura de la defensa. No fue penalti, pero la jugada tiene su explicación. El empate llegó y el Real Oviedo siguió siendo superior. El Fuenlabrada había igualado el partido sin haber puesto en peligro a Joan Femenías.

Eso sí, ya en el 70', el escenario cambió drásticamente. Leschuk se fue a la calle por doble amarilla y al Oviedo le tocó replegar. 4-4-1, con Nahuel como punta de lanza de la resistencia azul. En inferioridad, Borja Sánchez fue el único jugador azul que inquietó en campo del 'Fuenla', pero Ziganda, en una decisión arriesgada, lo eligió a él, y no a Nahuel, como primer cambio. Obeng, por cierto, aportó cosas positivas como único delantero. Sobre todo, un par de faltas cerca del área con las que el Oviedo, muy impreciso en los lanzamientos a balón parado, no pudo generar peligro.

Sandoval apostó por Franchu y Pinchi, abrió el campo y cargó el área. Aun así, el Oviedo no sufría. Solo hubo dos acciones de peligro: una pérdida de Mossa que acabó con Kante tirando desviado desde la frontal y un balón que cazó Nteka a la espalda de Christian. Tras ganar la posición de Carlos, Mossa apareció para evitar que el francés fusilase a Femenías. Nada más. Es que ni pudieron colgar balones. El único centro lateral como tal llegó en el descuento y la defensa azul se encargó de despejar el peligro. El último tramo del partido habla muy bien del instinto de supervivencia de este Real Oviedo.