Brazão rompe su silencio: «Mi trabajo es ayudar al equipo, juegue o no juegue»

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Gabriel Brazão, en El Requexón
Gabriel Brazão, en El Requexón Real Oviedo

El portero brasileño del Oviedo, en su primera entrevista desde que está en Asturias, habla de sus orígenes en Brasil, la llegada a Europa y su temporada como jugador azul

26 mar 2021 . Actualizado a las 19:11 h.

«Esperemos poder ayudarle en su carrera deportiva y que cuando termine la temporada hablemos de un portero que ha mejorado muchísimo y de alto nivel en el mundo profesional», dijo Francesc Arnau, director deportivo del Real Oviedo, en la presentación de Gabriel Brazão (Uberlândia, Brasil; 2000). Aquello fue el 1 de septiembre y las declaraciones del portero brasileño fueron las primeras, y las últimas, realizadas a los medios de comunicación asturianos. Hasta ahora. Brazão, relegado al banquillo por Joan Femenías, habla para LA VOZ DE ASTURIAS sobre sus inicios en Brasil, el salto a Europa, la llegada al Real Oviedo y los momentos vividos en la capital del Principado. 

-¿Cómo empezó en esto del fútbol?

-Muy pronto, jugando en la calle con los amigos. Poco a poco fui mejorando y varias personas pensaron que podía ser profesional.

-¿Siempre fue portero?

-Al principio era delantero. Era más alto que el resto de los niños y un día, cuando tenía 8 años, faltó el portero. El entrenador me preguntó que si quería ponerme y ahí empezó todo. Fue amor a primera vista y no quise salir de la portería.

-Brasil es la tierra de los goles y el 'jogo bonito'. ¿Es complicado ser portero?

-Claro. Todos los niños quieren ser futbolistas y la mayoría quieren ser delanteros. El que es portero en Brasil lo es por pasión, se vive de una manera diferente.

-Cruzeiro, su primera gran aventura.

-Me fui a los 13 años. Fue difícil, porque Belo Horizonte está a casi ocho horas en coche de Uberlândia, mi ciudad. Con 15 años ya entrenaba con el primer equipo y a los 16 jugué algún amistoso. Aprendí mucho y me sirvió para luego comenzar la aventura en Europa.

-Y pasó por las categorías inferiores de la selección.

-Siempre estaré muy agradecido a Dios por todas estas oportunidades. Pude participar en todas las selecciones de Brasil, desde la Sub-15 hasta una convocatoria con la absoluta, y eso es un privilegio muy grande. Viví momentos muy felices con esa camiseta, vestirla es lo máximo para un brasileño.

-En el Mundial Sub-17 de la India, en 2017, es nombrado el mejor portero del torneo.

-Jugamos contra España y en semifinales perdimos ante Inglaterra. Fue un buen torneo y pude ayudar al equipo.

-¿Cuándo recibió la llamada del fútbol europeo?

-Cuando tenía 15 años ya hubo varios clubes de Europa que se pusieron en contacto con nosotros. Poco antes de ir al Sudamericano sub-15 (celebrado en 2015 y que acabó con victoria de Brasil), mi agente me dijo que estaban interesados un club de Inglaterra y otro de Italia. Yo soy aficionado del Inter desde que era pequeño y cuando tuve la oportunidad de ir a ese fútbol no me lo pensé dos veces. Fue un sueño.

-Primero llegó al Parma.

-Fue una experiencia muy bonita. Pude compartir habitación con Bruno Alves, un central que ha ganado todo en el fútbol y que me tiene un cariño muy grande. Me ayudó a mirar el fútbol con otros ojos. Parma es una ciudad increíble y fui muy feliz.

-Y después, el Inter.

-La culminación de un sueño. Fue una alegría muy grande cuando supe que me querían.

-¿Qué importancia tiene en su carrera Julio César, exportero del Inter y de la selección de Brasil?

-Es una persona buenísima, con un corazón muy grande. Me conoció cuando jugaba en la selección e hicimos una amistad. Es una inspiración para mí y ojalá, algún día, pueda llegar a conseguir, al menos, una parte de lo que consiguió él. 

-Albacete, su debut en España.

-Fue un aprendizaje muy grande. Hice muchas amistades y, encima, me dieron la confianza para jugar varios partidos claves a final de temporada, cuando nos jugábamos el descenso. Fue una competencia muy saludable con Tomeu Nadal y le sigo teniendo cariño.

Gabriel Brazão, en El Requexón
Gabriel Brazão, en El Requexón Real Oviedo

-¿Cómo surgió la opción del Oviedo?

-Siempre escuché cosas buenas del Real Oviedo. Cuando mi agente y yo nos sentamos en verano teníamos ofertas de muchos equipos. La historia del club y su afición fueron aspectos decisivos para venir a Oviedo. Una pena que el público todavía no haya vuelto a los estadios.

-Tras no jugar mucho en Albacete, ¿hablaron en la negociación de la cantidad de minutos a disputar?

-Sabíamos que el Real Oviedo era un buen destino tanto por la ciudad como por el club. Nada más. Por eso decidimos venir aquí.

-Llegó en la tercera semana de la pretemporada. ¿Cree que por eso no empezó como titular?

-Pues no lo sé, esa es una pregunta para el míster. Joan (Femenías) es un gran amigo y lo está haciendo muy bien. Tenemos una buena amistad. No te puedo contestar porque no depende de mí.

-Debuta ante el Leganés y repite contra el Logroñés. ¿Cómo lo recuerda?

-No me acuerdo muy bien. Todo lo que pasó yo lo dejo ahí, en el pasado. Fueron partidos en los que pude ayudar más al equipo, pero el fútbol es así y hay momentos en el que las cosas no pasan como queremos.

-En Las Palmas vuelve a jugar Femenías.  ¿Qué pensó?

-Pensé en que tenía que trabajar, nada más. En estar bien en los entrenamientos para que pudiesen contar conmigo cuando lo necesitasen.

-A partir de ahí no juega más. ¿Creyó que se repetía lo de Albacete?

-No pensé en eso. Confío en mi trabajo y en mi potencial. Soy una de las promesas de Brasil y creo que, si trabajo, las oportunidades llegarán. Tengo que estar preparado.

-La Copa del Rey: juega en Coria, pero no en Málaga. ¿Por qué?

-Tuve problemas familiares por aquellas fechas. Mi madre estuvo hospitalizada con COVID y lo pasó muy mal. Fue un momento muy duro para mí y para toda mi familia. Tenía que estar al lado de ella y por eso tardé en volver a Oviedo.

-Ziganda llegó a decir que, tras las vacaciones de Navidad, no pasaste un buen momento.

-Claro. Fueron momentos muy difíciles para mí, casi pierdo a mi madre. Volver a España solo y dejarla a ella en el hospital fue muy complicado. Me costó los primeros días. Ahora vuelvo a encontrarme bien y entreno duro cada día para poder ganarme una oportunidad. Estoy aquí para ayudar, sea apoyando a mis compañeros desde la grada o jugando en el campo.

-Lleva siete años lejos de su familia. ¿Se puede acostumbrar uno a eso?

-Siempre estuve muy lejos de mi ciudad, pero muy cerca de mi familia. Han estado conmigo en todos los momentos: mis padres, mis abuelos, mi hermano, mi novia… Siempre estuvimos juntos, aunque ahora con el COVID es más jodido.

-¿Se quiso ir del Oviedo en el mercado de invierno?

-Tuve algunas cosas, sí, pero entre todas las partes decidimos quedarnos en Oviedo.

-¿Se ve con posibilidades de volver a jugar esta temporada?

-Es otra pregunta para el míster [risas]. Mi trabajo es ayudar al equipo, juegue o no juegue.

-Dice que es amigo de Femenías. ¿Existe la amistad entre porteros?

-Por supuesto. En todos los equipos en los que estuve me llevé bien con mi competencia. Tomeu Nadal fue una persona que me ayudó muchísimo y Femenías es mi amigo. Ambos queremos lo mejor del otro y hay espacio para todo, aunque nos juguemos solo un puesto.