La Pizarra: Un microcosmos llamado derbi

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

José Ángel Ziganda, durante el derbi en El Molinón
José Ángel Ziganda, durante el derbi en El Molinón Real Oviedo

Analizamos en cinco claves la victoria del Real Oviedo ante el Sporting

21 abr 2021 . Actualizado a las 11:27 h.

Un gol lo cambia todo y, en El Molinón, el Real Oviedo lo encontró a las primeras de cambio. Pero para ganar un derbi, o cualquier otro partido, hace falta más. Varios meses después, el conjunto de José Ángel Ziganda controló a la perfección un encuentro y gestionó su ventaja como pocas veces ha hecho a lo largo de la temporada. Marcó, corrigió un aspecto que le pudo hacer mucho daño y, aun con sus carencias con balón no del todo pulidas, anestesió la función hasta el pitido final. No existió un arreón del Sporting, siempre se jugó el partido que quiso el Oviedo. 

¿Qué hay de nuevo, Leschuk?

Ya había avisado en varias fases de los últimos tres partidos y, en Gijón, Blanco Leschuk volvió a ser diferencial. Desde el primer momento, el argentino fue el punto de apoyo del Real Oviedo en campo rival, imponiéndose a Babin y, sobre todo, a Valiente, cayendo a banda y facilitando el trabajo de la segunda línea azul. El Tiburón se hacía fuerte en los duelos, tocando cada balón (hasta cuatro en seis minutos) o, directamente, haciéndose con él. Así se gestó la jugada del gol. 

1-Juego directo sobre Leschuk, superior a Valiente. 2 y 3: Sangalli y Borja llegan a la segunda jugada
1-Juego directo sobre Leschuk, superior a Valiente. 2 y 3: Sangalli y Borja llegan a la segunda jugada

Sangalli y Borja acompañaron a la perfección y fue el '10' el que se llevó la segunda jugada. El Oviedo se asentó en campo rival, las piezas se colocaron y el ataque azul cobró sentido. Cuando Lucas centró desde la izquierda, Babin y Valiente estaban pendientes de Leschuk, pero no de Diegui. En una jugada más habitual en el lateral derecho de lo que uno puede pensar, el internacional islandés estuvo más rápido que Saúl, atacó el balón y sorprendió a todo el mundo. Lo más difícil ya estaba hecho. 

1-Lucas Ahijado poniendo el centro. 2-Diegui llegando desde atrás. 3-Leschuk, atrayendo la marca de Babin y Valiente
1-Lucas Ahijado poniendo el centro. 2-Diegui llegando desde atrás. 3-Leschuk, atrayendo la marca de Babin y Valiente

Un resquicio llamado Pedro Díaz

El Sporting no empezó mal del partido y, antes de que Diegui batiese a Mariño, los rojiblancos gozaron de la que fue, seguramente, su ocasión más clara durante todo el derbi asturiano. Y esta llegó gracias a la mala presión del Oviedo sobre Pedro Díaz, el único resquicio de la coraza azul en todo el partido. Un resquicio que después se solucionó, pero que casi cuesta demasiado. El Sporting salía con su habitual línea de tres, con Javi Fuego incrustado entre centrales y Pedro Díaz esperando a la espalda de Leschuk y Nahuel. Unos metros más adelante, era Manu García el que esperaba.

Grieta en la presión del Oviedo. 1-Pedro Díaz recibe entre Nahuel y Leschuk. 2-Manu García espera entre líneas
Grieta en la presión del Oviedo. 1-Pedro Díaz recibe entre Nahuel y Leschuk. 2-Manu García espera entre líneas

Los delanteros del Oviedo, mal perfilados y con el doble pivote a demasiados metros, permitieron en varias ocasiones ese pase por dentro que le daba aire al Sporting. En el primer despiste, Pedro Díaz encontró al espacio a Djuka. En el segundo, Manu García recibió entre líneas y Femenías tuvo que manchar la equipación para evitar el tanto desde la frontal. Siempre que Pedro pudo recibir, pasó algo: las dos ocasiones, una tarjeta amarilla para Arribas y un saque de esquina. Había que corregir.

1-Pedro gira y encuentra a Manu. 2-Manu García, entre líneas, antes de superar a Edgar y Tejera y encarar el área
1-Pedro gira y encuentra a Manu. 2-Manu García, entre líneas, antes de superar a Edgar y Tejera y encarar el área

La coraza del Oviedo

Cuando Nahuel y Leschuk mejoraron su vigilancia sobre el ya mencionado carril central, el repliegue del Oviedo acabó por maniatar al Sporting. Tejera y Sangalli se acercaron a Pedro Díaz y, a su vez, tanto Sangalli como Borja se acercaban al doble pivote. ¿El objetivo? Tapar las líneas de pase por dentro y dificultar, todo lo posible, las recepciones de Manu García entre líneas. Los laterales rojiblancos, más liberados, podían recibir, pero siempre muy lejos de las zonas de influencia. A su vez, Diegui estaba más pendiente de las caídas de Campuzano y Lucas de tapar su espalda para evitar que Aitor recibiese al espacio. Arribas y Grippo se encargarían de Djuka. 

1-Leschuk y Nahuel tapando el pase a 2-Pedro Díaz. 3-Línea de cuatro en la medular. 4-Línea de cuatro en la defensa
1-Leschuk y Nahuel tapando el pase a 2-Pedro Díaz. 3-Línea de cuatro en la medular. 4-Línea de cuatro en la defensa

El Sporting tocaba y tocaba, pero la circulación era horizontal y el pase que de verdad podía dañar el entramado azul no llegaba. En ciertos momentos, Pedro Díaz intercambió la posición Fuego para recibir en un flanco y escaparse de la jaula azul, pero tampoco. Los buenos primeros 15 minutos del equipo de Gallego se diluyeron. Al margen de la eficacia de la defensa, hay que destacar el trabajo del doble pivote azul. Con balón no pudieron aportar demasiado, básicamente porque en ese primer tiempo al Oviedo le costó arañar minutos al reloj, sin el esférico dieron una exhibición de cómo estar colocados en la medular para llegar siempre al lugar correcto en el momento justo. Todo este sistema de ayudas continuas pudieron encontrar su premio a la contra, pero Nahuel falló ante Mariño. 

1-Sangalli y Edgar, pendientes de Manu García. 2-Diegui en la vigilancia con Campuzano
1-Sangalli y Edgar, pendientes de Manu García. 2-Diegui en la vigilancia con Campuzano

Borja en territorio enemigo

El partido se reanudó después de que el Oviedo pudiese haber cerrado el marcador y de que Gallego apostara por Pablo Pérez tras la lesión de Campuzano. Este no solo fue un cambio de fichas, también significó un cambio de planteamiento. El canterano pisó el césped y el Sporting comenzó a buscarlo en el juego directo, ganado un recurso más tras ver que su planteamiento habitual no estaba dando resultados. Y en el cuadro azul apareció Borja Sánchez.

1-Lucas, con pierna natural, buscando en largo a Borja. 2-Borja, haciendo largo el campo
1-Lucas, con pierna natural, buscando en largo a Borja. 2-Borja, haciendo largo el campo

El ovetense, recibiendo siempre en el flanco izquierdo, multiplicó su aportación y fue el protagonista absoluto de casi todos los ataques del Oviedo en el segundo tiempo. Estiró al equipo aprovechando los pases al espacio de Lucas, atrajo rivales y soltaba el balón cuando debía, chocó (y casi siempre ganó) ante los jugadores rojiblancos cuando debía hacerlo e inició ataques desde muy lejos que acababan en el área de Mariño o, algunos de ellos, restructuraban la posesión azul. Al Oviedo le faltó paciencia con balón para aprovechase del todo de ese abanico de recursos que mostró Borja, pero aun así la aportación del diez marcó el partido. 

1-Borja, recibiendo casi desde campo propio y llegando al área del Sporting
1-Borja, recibiendo casi desde campo propio y llegando al área del Sporting

Mariscal Arribas

Como dijimos antes, la entrada de Pablo Pérez cambió el guion del partido, pero no su desenlace. El ariete del Sporting molestó, pero nunca llegó a dañar de verdad a los centrales del Oviedo. Que Arribas y Grippo estuviesen cómodos defendiendo el juego directo entraba dentro del plan. Lo complicado era cumplir al espacio, llegando a las ayudas en banda y evitando pases a la espalda en los múltiples cortes de los arietes rivales. Y en eso, Arribas dio una exhibición.

Arribas, pendiente en el perfil izquierdo de las caídas de Djuka
Arribas, pendiente en el perfil izquierdo de las caídas de Djuka

Djuka le sorprendió en el minuto 4, pero no lo volvió a hacer en todo el partido. El capitán del Oviedo, rápido y concentrado en todas las acciones, no dio respiro ni al montenegrino primero ni a Pablo Pérez después, y todos las caídas a banda de los delanteros rojiblancos tuvieron su respuesta en forma de corte, despeje o, en varios casos, recuperación. Además, rozando el minuto 80, el central madrileños se permitió el lujo de salvar en la línea de gol lo que parecía ser el empate de Aitor García, en una de los poquísimos acercamientos del Sporting en el segundo tiempo. Arribas dominó el tiempo y el espacio, algo que también hay que reconocérselo a sus compañeros de la defensa. 

Lucas, como pez en el agua en el perfil izquierdo, estuvo eficaz al corte y siempre encontró la salida para el despeje, mientras que el partido de un Diegui hasta ahora invisible en la temporada azul fue más que meritorio. ¿Grippo? El mejor escudero. Pero el mariscal fue Arribas.

1-Bogdan buscando en largo a Pablo Pérez. 2-Arribas, atento a la marca para llegar al corte
1-Bogdan buscando en largo a Pablo Pérez. 2-Arribas, atento a la marca para llegar al corte