Saray Vázquez, portera del Real Oviedo: «Todas soñamos con un partido como el que vivimos en Copa»

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Saray Vázquez, portera del Real Oviedo
Saray Vázquez, portera del Real Oviedo Real Oviedo

La Voz de Asturias entrevista a una de las grandes protagonistas de la clasificación de las azules a los octavos de final de la Copa de la Reina

10 nov 2023 . Actualizado a las 20:01 h.

Solo ha jugado tres partidos oficiales esta temporada, pero Saray Vázquez (Valladolid, 2006) ya es uno de los grandes nombres del curso en el Real Oviedo femenino. Fichaje de este verano, en Liga le toca estar a la sombra de la veterana Sara Serrat, pero Saray está dejando su sello en la Copa de la Reina. El pasado martes, fue fundamental en el triunfo ante el Alhama que le dio a las azules el pase a los octavos de final. 120 minutos de partido sobrios, sin casi fallos, y una tanda de penaltis en la que detuvo un lanzamiento clave. LA VOZ DE ASTURIAS habla con la estudiante de segundo de Bachillerato -todavía no sabe si ir por Bioquímica o con algo relacionado con el deporte- que se quiere hacer un nombre en el Real Oviedo.

—¿Qué tal la resaca copera?

—En el partido hubo mucha tensión y el final fue un momento que recordaré durante mucho tiempo, la verdad. Era un objetivo muy difícil, no nos imaginábamos llegar a octavos de Copa ganando a un equipo que hasta el año pasado estaba en Liga F (primera división). Lo disfrutamos muchísimo.

—¿Cómo vivió todo lo posterior al triunfo?

—Miré el móvil y tenía más de cien mensajes entre familia, amigos y gente que ni conocía [risas]. Me metí en las redes sociales y todo era abrumador, muchísimas publicaciones que hablaban de todo lo que pasó. Saber que tanta gente que ni conozco estaba hablando de mí pues hombre, es una sensación que no sé como explicar porque nunca la había vivido, pero fue increíble. Todas soñamos con un partido como el que vivimos el martes y sí te puedes esperar que algo así genere ruido, pero no tanto. Superó mis expectativas.

—¿Es muy complicado disputar este tipo de partidos cuando llevas mucho tiempo sin jugar?

—Es complicado, sí. Pasar de no competir a jugar un partido con la exigencia que tenía el del otro día se nota. Sentí algo que ayuda mucho a un portero: que el equipo confía en mí. Mis compañeras podrían tener dudas, porque no están de verme en situaciones así, pero todo lo contrario. Sé que hay momentos en los que los porteros tenemos que atravesar rachas de no jugar, pero hay que saber llevarlo y aprovechar las oportunidades.

—Más allá de la tanda, ¿con qué momento del partido te quedas?

—Seguramente un momento clave fue el final de la segunda parte. Es verdad que ellas ahí fueron superiores, pero me obligaron a intervenir y me dio mucha confianza poder resolver esas situaciones.

—Los penaltis.

—Mi relación con ellos ya viene de lejos, sí. Mismamente, con la selección Sub-12 de Castilla y León ya paré dos penaltis -de cuatro- en unas semifinales del campeonato de España. Precisamente, contra Asturias. En los años con el Parquesol también paré varios. Los penaltis me encantan, la verdad. No había visto demasiado a las jugadoras del Alhama, pero los practicamos el día antes entrenando y luego tiré de intuición.

—¿Hay secreto?

—Me suelo fijar mucho a dónde miran las lanzadoras. Luego aguanto bastante de pie y… intuición. Esto segundo es importantísimo, aunque la posición y la expresión corporal de la rival es algo a tener en cuenta.

—No quiso mirar ninguno de los lanzamientos de sus compañeras.

—Lo hago siempre. Me pongo mucho más nerviosa cuando tiran mis compañeras que cuando me toca pararlo a mí, porque ese último caso algo puedo hacer y en el primero solo soy observadora. Ya es tradición y me da suerte, así que prefiero no mirar.

—¿Rival para los octavos?

—Tenemos muchísima ilusión, claro. Jugar contra un Liga F ya es tremendo, imagina si viene el Fútbol Club Barcelona o el Real Madrid. Ya hay ganas de que llegue el sorteo del miércoles.

Saray Vázquez, durante la tanda de penaltis ante el Alhama
Saray Vázquez, durante la tanda de penaltis ante el Alhama Real Oviedo

—Vayamos al principio de todo. ¿Desde cuándo juega al fútbol?

—Empecé bastante tarde, la verdad, porque mi madre no veía muy bien lo de que me apuntase a fútbol. Empecé con ocho años en mi pueblo, Tordesillas. No es muy tarde, ojo, pero la mayoría de las compañeras que tengo y que tuve con cinco años ya estaban jugando. Siempre quise apuntarme porque mi padre era portero y en mi casa el fútbol se vive mucho desde siempre, así que al final me apuntó una amiga de mi madre y así empezó todo.

—Portera, el puesto más vocacional de todos.

—Cuando salí de mi pueblo para irme a jugar a Valladolid, me llamaron sobre todo porque casi no había porteras. Bueno, ni porteros. No había niños o niñas que quisiesen ser porteros y yo era algo que quería de siempre. Mi padre influyó mucho, claro. Cuando empecé con ocho años me querían ponerme de jugadora y recuerdo llorar muchísimo [risas]. Hasta que no me dijeron que vale, que de portera, no paré. Portera o nada, lo tenía clarísimo. Y eso que al principio tampoco se me daba muy bien, pero entrenaba todos los días -incluso hasta por mi cuenta- y fui mejorando.

—¿En quién se fijaba?

—Siempre he sido de Iker Casillas. De ahora me quedo con Misa Rodríguez (Real Madrid), soy muy fan. También es buenísima Sandra Paños (FC Barcelona), claro, y Thibaut Courtois.

—Pasó por varios clubes y llegó al Parquesol.

—Fiché por el Parquesol en 2021, con 15 años. Debuté en Segunda (Reto Iberdrola, entonces) contra el Barça B y acabé jugando cinco partidos aquella temporada. Ya la temporada pasada jugué 20 partidos y, aunque descendimos y fue un año duro, aprendí bastante.

—Portera, con todo lo que supone esa demarcación dentro del campo, y solo 17 años. ¿Cómo lleva eso?

—En el vestuario soy la más pequeña y se nota, claro. Sobre todo, a la hora de hablar de la vida que llevamos fuera. Yo todavía estoy estudiando y las demás, casi todas, están trabajando y haciendo su propia vida con sus respectivas parejas. Dentro del campo ya se iguala todo y ahí soy una más, pego cuatro gritos a cualquiera [risas].

—El Real Oviedo.

—Quería salir de Valladolid, eso lo tenía claro. Tuve varias opciones, pero era la primera vez que salía de casa y me alejaba de mis padres, así que la del Real Oviedo fue una opción que lo tenía todo, tanto por el nivel del club como por la cercanía. Aquí tienen residencia y eso fue clave, a mis padres les gustó desde casi el principio. Cuando me hablaron de la oferta, al día siguiente ya dije que sí. A mi madre la idea de que me marchase de casa tan joven tampoco es que le hiciese mucha gracia, porque justo mi hermano también se marchó este verano y ahora siempre -mi madre- dice que la hemos abandonado, pero bueno. Todo bien de momento.

—¿Qué estudia?

—Segundo de bachiller, por la rama de ciencias de la salud. Siempre he llevado bien los estudios y no necesito mucho tiempo para preparar los exámenes, pero me vino bien el horario de entrenamientos (16:00 horas) porque luego me queda la tarde libre. No lo estoy llevando mal, de momento.

—¿Qué se esperaba y qué se encontró?

—Superó claramente mis expectativas. Sabía que venía a un club profesional, pero no tanto. No imaginaba que nos fuesen a tratar con esta dedicación y seriedad. Evidentemente todavía hay muchas diferencias con el fútbol masculino, pero el trato desde la entidad no es tan distinto y eso es de agradecer.

—María Suárez como directora general y Andrea Suárez como entrenadora. Dos mujeres en puestos de mucha responsabilidad.

—Nuestra relación con ellas es muy cercana y se agradece que las mujeres estemos representadas en cargos tan importantes como los suyos. Además, se nota que saben de esto y que, en mayor o menor medida, saben lo que es estar en un vestuario y formar parte de un equipo. Nos dan muchísima confianza y eso es complicado de encontrar. También está Daniela, que es la psicóloga del equipo y realiza una función muy importante.

—¿Cómo está siendo la competencia con Sara Serrat?

—Me enteré de que mi compañera en la portería iba a ser Sara justo después de decir que sí al Real Oviedo. Sabía que iba a ser duro, porque Sara es muy buena y tiene muchísimo recorrido en la élite. La competencia está siendo muy sana, nos llevamos bastante bien y entrenamos con muchísima intensidad. No hay problema.

—Le saca 11 años y ha disputado casi 200 partidos en la máxima categoría.

—Hace de hermana mayor, pero no es la única al ser yo la más pequeña del vestuario. Siempre se preocupan por mí. Es gracioso porque Sara, más o menos, ya tiene su vida hecha: estudios, vida en pareja… Yo todavía estoy que no sé qué va a pasar con mi vida y ella y otras compañeras están en otro escalón [risas]. Ahí sí que noto la diferencia.

—Sara fue primera compañera que salió corriendo a por usted tras ganar la tanda de penaltis.

—Sí, sí. Lo vi en el vídeo, porque yo estaba tirada en el suelo y no sabía ni quién había marcado el penalti hasta que lo vi en las redes sociales del Oviedo. Sara me apoya mucho y yo a ella lo mismo, así debe de ser.

—¿Y la Liga? Este domingo visitan al líder, el Real Madrid B.

—Veo al equipo bastante bien, la verdad. Solo hemos cedido una derrota y dos empates y ahí estamos. Creo que lo de la Copa nos va a dar un chute anímico y este domingo tenemos una salida muy dura (Ciudad deportiva del Real Madrid, 16:00 horas), pero vamos a por ello. Esto acaba de empezar, pero estamos ilusionadas.