Paulino de la Fuente: «Desde que jugué por primera vez en el Tartiere noté que este era mi sitio»

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Paulino de la Fuente, en El Requexón
Paulino de la Fuente, en El Requexón Héctor Herrería

La Voz de Asturias entrevista al jugador del Real Oviedo, que volvió a tener minutos ante el Eibar tras quedarse fuera de la convocatoria la semana anterior

01 oct 2024 . Actualizado a las 09:14 h.

Un fichaje por el Inter de Milán cuando todavía era juvenil, un regreso a España por la puerta de atrás y hasta cuatro clubes en su currículum antes de emprender la aventura mexicana en Pachuca. Tras todo lo pasado, Paulino de la Fuente (Santander, 1997) ha encontrado su sitio en el Real Oviedo. Contrato hasta 2026 ya firmado, el cántabro que alcanzó la élite sin vestir la camiseta del Racing ni una sola vez ahora es feliz en la capital del Principado. LA VOZ DE ASTURIAS se sienta con el extremo oviedista horas después del triunfo del pasado domingo ante el Eibar. 

—¿La del domingo ante el Eibar fue la primera gran victoria de la temporada?

—Las sensaciones fueron muy buenas, la verdad. Ya tuve la oportunidad de ver el partido repetido, algo que me gusta mucho hacer, y creo que el equipo se va pareciendo más a lo que nosotros queremos: un equipo que maneja los partidos, que tiene el balón y que sobre todo en casa tiene que hacer más partidos como el que jugamos ante un gran rival como el Eibar. Se vio un Oviedo superior ante un rival TOP de la categoría, con ganas de ganar. Esa es la línea a seguir.

—Dice que ya vio el partido repetido.

—Sí, sí, el domingo por la noche ya. Siempre los veo el mismo día porque después de jugar me cuesta coger el sueño. Obviamente me fijo un poco más en mí porque quiero saber en qué he fallado y en qué he estado bien para luego comentarlo con el míster y los compañeros, pero también me fijo en el funcionamiento del equipo. El domingo lo pillé con ganas porque ya desde el banquillo me estaba pareciendo que el partido era muy serio contra un equipo muy duro, y eso me gusta porque te acerca a la victoria. Viéndolo repetido confirmé que así fue. Fuimos claros merecedores de la victoria.

—¿Y usted cómo se vio?

—La verdad que bien, estoy contento. Llevo desde la semana después del derbi con unas molestias en el pubis, aunque cuando me tocaba entrar en los partidos creo que no lo estaba haciendo mal. Evidentemente todos queremos jugar de inicio, en Riazor di la asistencia del gol y pensaba que iba a contar más en los siguientes partidos, pero no fue así. Son decisiones del míster y hay que acatarlas. La semana pasada, la del Eldense, me quedé fuera también y ahora estoy intentando controlar esas molestias para jugar al mejor nivel. Ojalá todos mis minutos sean como los del Eibar, estoy contento con ellos.

—Contra el Eldense no fue convocado por decisión técnica. ¿Qué pasó?

—El míster decidió que eso era lo mejor porque yo no estaba bien, es la verdad. Una semana antes me había pegado un latigazo en el pubis y estaba entrenando al trantrán, es así. Con muchos dolores e infiltrándome para entrenar y ver si podía llegar. El míster decidió eso y no tengo ningún problema con él, ya lo dijo él. Contra el Eibar me dio minutos y los aproveché. Me vino bien no ir a Elda y ahora me encuentro bien, tuvo su recompensa el descansar.

—¿Le preguntaron mucho aquellos días qué había pasado?

—No, no, no creas. Me preguntaron mis amigos qué había pasado y nada, que el míster decidió que lo mejor era que no fuese convocado. Vuelvo a repetir, se vio al fin de semana siguiente que no hay ningún problema. Si lo hubiese, estaría dos o tres semanas seguidas viendo al equipo desde el palco y mirando a las mariposas.

—¿Sigue viendo mucho fútbol?

—Estoy dejando de ver fútbol extranjero para centrarme en el de aquí. Antes veía Premier, Serie A y hasta la Bundesliga, ahora ya, no sé si por tiempo o porque voy cumpliendo años, solo veo fútbol español. Mucho, eso sí. Vas haciendo amigos en el fútbol profesional y te gusta verlos e incluso me pongo partidos de Primera RFEF. Mi mejor amigo de toda mi vida juega en el Laredo, en Segunda RFEF, y cuando puedo también me los veo. Fui a Luanco, por ejemplo, a verlo contra el Marino.

—Tres entrenadores despedidos en siete jornadas y veremos esta semana.

—El míster (Javi Calleja) también habló de ello en la previa del partido ante el Eibar, sí. Pues te habla de la dificultad de la categoría, claro. Por eso cuando se puntúa en campos como el del Castellón o el del Eldense hay que saber valorarlo. A priori entiendo que nuestra gente pueda pensar que venimos de hacer playoff y de estar a minutos de ascender, pero esos campos son complicadísimos. El Eldense es un equipo serio, pero es que el Castellón en concreto me parece un equipazo. Se nota que llevan trabajando tiempo juntos y a nivel táctico son impresionantes. Jugadores totalmente desconocidos en Segunda División están demostrando que pueden hacerlo genial aquí, es un equipo al que me encanta ver y habrá que tenerlo en cuenta.

—Le veo muy fan del Castellón.

—Los vi contra el Ibiza la temporada pasada, porque allí tenía a uno de mis mejores amigos jugando. El día que jugamos contra ellos en Copa del Rey estaba lesionado y lo vi en casa, y me parecieron una locura de equipo. No se me caen los anillos, nos comieron. En aquel momento piensas que qué cagada, un equipo de Primera RFEF eliminándonos cuando siempre es bonito avanzar rondas en la Copa, pero con el paso de los meses te das cuenta de que te ganó un equipo de Segunda de buen nivel y que por circunstancias estaba en Primera RFEF. Es así.

—¿Cómo ve al Real Oviedo de Javi Calleja?

—Hay que tener paciencia. El míster es nuevo, muchos jugadores son nuevos y es que solo van siete partidos. El equipo está sacando puntos y se nota que cada vez somos más serios. Con muchos partidos como el que jugamos ante el Eibar vamos a estar cerca del objetivo, seguro. Saber valorar los puntos fuera de casa y hacerlos buenos en el Tartiere.

—Volviendo al tema de los entrenadores y los despidos, ¿con la edad ha cambiado su forma de afrontarlos?

—A nivel personal es duro. Hay veces que puedes pensar que como futbolista te favorece, porque no estabas teniendo las oportunidades que querías y tu suerte puede cambiar. Por ejemplo, yo mismo con Cervera la temporada pasada. Pero es muy jodido, en el lado humano lo piensas y varias personas están perdiendo su trabajo y el proyecto al que le han dedicado muchas horas se va al garete. Y con ellos, sus respectivas situaciones familiares. Te vas al paro. Luego piensas y te imaginas que eso pase también con los futbolistas, que por unos partidos malos que todo el mundo tiene a lo largo de la temporada te fulminen el contrato. Eso no pasa, pero si pasase los futbolistas todavía seríamos más conscientes de lo que conlleva un cese así. Los que jugamos somos nosotros y no me gusta que la culpa sea de los entrenadores salvo casos muy específicos.

—No suele ser habitual esta reflexión.

—En este inicio de Liga nuestro, por ejemplo, no se me cae nada al decir que no hemos estado a nuestro nivel o que no estábamos rindiendo al nivel esperado. Es algo que puede pasar en el fútbol, ojo, pero fue así. Fue nuestra culpa. Creo que ya hemos mejorado y el nivel de todos está subiendo.

[Paulino de la Fuente atiende a LA VOZ DE ASTURIAS tras el entrenamiento en el que solo han participado los que fueron suplentes el domingo]

—¿El entrenamiento pospartido del lunes es el entrenamiento de los enfadados?

—Totalmente, y es normal. Cuando a uno no le dejan hacer lo que más le gusta, sea por rendimiento individual o por decisión del míster, que elige a otro compañero, te cabreas. Yo he tenido muchas conversaciones con muchos entrenadores y es habitual que te digan que no juegas no porque no estés bien, si no porque consideran que otro compañero está mejor. Y es decisión suya y no te puedes enfadar porque no vas a cambiar nada. En los últimos partidos en los que había jugado creo que no estuve mal y quería tener mi oportunidad, pero tras Riazor no volví a ser titular y evidentemente estás enfadado. No poder ayudar al equipo es jodido, pero no siempre depende de ti.

—La semana pasada se habló mucho de los extremos a pierna cambiada o a pierna natural.

—Depende siempre de las características de los extremos. El otro día escuché al míster decir que Sebas Moyano y yo tenemos posiciones más fijas, él en la izquierda y yo en la derecha, y es verdad que son Ilyas y Hassan los que igual pueden alternar más. Sobre todo, Ilyas, que me parece que puede jugar en cualquier sitio y en cada sitio te da algo diferente. En general somos cuatro extremos de buen nivel y será duro jugar, pero esa competitividad nos tiene que hacer mejores porque te obliga a jugar muy bien cada vez que tienes minutos.

—¿Le está sorprendiendo Ilyas Chaira?

—No, porque lo vi jugar mucho la temporada pasada. Me gustaba ver al Mirandés y se veía que los dos extremos, tanto Gabri Martínez como Ilyas, eran muy buenos y tenían mucho futuro. No sabía que podía venir aquí hasta que la operación se aceleró, pero ya entonces me pareció un refuerzo de la hostia. Además es un gran tipo, súper humilde, trabajador y que está encantado en Oviedo.

—¿Santi Cazorla está mejor que el año pasado?

—Hay que cuidarlo mucho, siempre lo digo. Ya son 40 años, muchas lesiones en su carrera y es importante gestionarlo bien. Eso no quiere decir que juegue más o menos, pero sí es importante cuidarlo. Tengo una relación increíble con él, es sin duda alguna el mejor jugador y la mejor persona con la que he jugado nunca y con la que voy a jugar en mi carrera, estoy seguro. Gestionar bien a Santi va a ser una de las claves de este Real Oviedo. Queremos que esté bien, que no se lesione. Contra el Eibar volvió a hacer un partido increíble.

—Ya se hizo viral ese amago que le mete a Mada, jugador del Eibar.

—Lo vimos, sí. Pero bueno, yo ya me comí varios entrenando, no pasa nada [risas]. Es lo que hay. Santi es Santi, tiene un circulito de donde no sale el balón y ahí es imposible quitársela, es lo que hay. Lo que le pasó al chaval del Eibar nos pasa a muchos todos los días en El Requexón. Insisto en lo de que hay que cuidarlo porque está genial ahora mismo y ha peleado mucho para estar así de bien en el club de su vida. No es fácil tener 40 años y pasar tantas horas en el gimnasio y en el césped, solo le guía y le motiva la pasión por el fútbol y por el Real Oviedo.

—Por ahí iba lo de que se le ve más fuerte y fino.

—Solo tiene ganas de ayudar y de hacer feliz a su equipo, a su ciudad y a su gente, que después de toda una carrera viéndolo desde lejos ahora puede ir al campo cada domingo y disfrutarlo. Poder terminar tu carrera en casa es una de las cosas más bonitas que puede haber en el fútbol y él lo está consiguiendo. Ojalá antes de retirarse, que ya le dije que hasta que yo no me vaya del Oviedo él tampoco se va, pueda dejar a este club en lo más alto.

—¿Usted se ve jugando a los 40 años?

—La verdad es que me encantaría, eh. Soy muy pasional con el fútbol, pero lo cierto es que físicamente a mis 27 años estoy peor de lo que estaba el propio Santi a sus 27 [risas]. Pero me gustaría, sí. Aunque sea jugando con mis amigos donde sea, donde me da, pero me gustaría.

—Si le digo Cornellá, en qué piensa.

Pf. Me mata ese estadio, la verdad. No pude jugar aquel día, porque había estado con molestias y el míster decidió que lo mejor era tirar de otras opciones. Venía de romperme diez días antes y tomó una decisión que en aquel momento respeté muchísimo. Verlo desde el palco fue durísimo, creo que es el partido con el que peor lo he pasado en toda mi vida. Íbamos con muchos compañeros al límite y eso la gente no lo sabía, pero nosotros sí y sufrimos por ello también. Fue un partido durísimo, con dos goles encajados en muy poco tiempo y al equipo le costaba un mundo.

—Esa impotencia era generalizada, creo.

—Tal cual. Con la entrada de Abel Bretones en el segundo tiempo mejoramos algo, pero es que veíamos que era más corazón y cabeza que piernas, no llegábamos. Lo vi muy cerca, lo digo así de claro y no me importa. Tenía en la cabeza mil cosas de cara al ascenso y de la temporada siguiente, todo estaba para que se diese y fue un golpe duro. Estoy seguro de que volveremos a tener la oportunidad.

—¿Su mejor nivel como jugador del Oviedo cuál fue? Yo diría que finales de enero/febrero, cuando el gol al Leganés y el derbi en El Molinón.

—Creo que tuve muchos buenos momentos durante la temporada pasada, en los que me encontraba muy bien y me veía para ser importante en los partidos. Y cuando estaba ahí ahí, parón por lesión. Volvía, me ponía bien de nuevo… y parón de nuevo. A nivel personal estoy contento porque es muy difícil levantarse tantas veces, volver a coger el ritmo con lo que cuesta y poder aportar. Trabajé, tuve esa pizca de suerte con los goles y creo que supe y pude aportar. Estoy de acuerdo, sí, esas semanas de enero y febrero fueron mi mejor momento. El partido que hicimos en El Molinón me encantó, lo digo así de claro. Es un derbi que jugamos 100 veces y ganamos 99. Jode perder porque es el derbi, pero es que fuimos mejores y teníamos que haber ganado.

—¿Qué ha encontrado en Oviedo y en el Real Oviedo?

—Se han juntado muchas cosas, la verdad. Desde que llegué y jugué por primera vez en el Tartiere noté que aquí estaba mi sitio. La temporada fue bien y conocí a la que es ahora mi novia, que es asturiana, y estoy a una hora y media de mi familia. Se han juntado muchas cosas, en lo deportivo y en lo personal, que hacen que yo quiera estar aquí.

—Si le dicen que dos jugadores del curso pasado iban a jugar este en Primera, ¿hubiera dicho Abel Bretones y Viti?

—Podían haber sido más, no te voy a engañar. Muchos jugadores que siguen aquí dieron un nivel enorme y no sé si serían titulares, suplentes o solo estarían en plantilla, pero podrían estar perfectamente. Eso sí, seguramente esos tres, porque también meto a Leo Román, fueron los que más rendimiento dieron a 42 jornadas. Y eso es la clave de todo. Otros tuvimos un rendimiento más por picos, sobre todo los jugadores de arriba. Colo, por ejemplo, jugó unos primeros siete meses espectaculares, a un nivel salvaje, pero después notó los problemas físicos tras jugarlo todo. Jugar 42 partidos a un nivel alto es dificilísimo, la gente no sabe cuánto, y Leo Román, Viti y Abel lo hicieron. Estaban en una edad muy buena, tuvieron la oportunidad y yo me alegro muchísimo por los tres.

—¿Vio el gol de Abel Bretones al Barça?

—Lo estaba viendo, sí. Llamé corriendo a mi novia para avisarla, porque tenemos mucha relación con Abel y su chica. Dije que el cabrón este le ha pegado sin mirar, quería acabar jugada rápido y mira qué golazo ha metido [risas]. El fútbol, eh. Abel lo había jugado todo, se queda en el banquillo en uno de los partidos más especiales que cualquiera puede jugar y cuando sale marca ese golazo. Me alegro muchísimo por él.