Nacho Vidal, un día antes del regreso del Real Oviedo a Primera: «Creo mucho en la identidad de un grupo, de un club y de una ciudad»

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Nacho Vidal, en El Requexón
Nacho Vidal, en El Requexón Real Oviedo

La Voz de Asturias entrevista al lateral derecho Nacho Vidal, uno de los jugadores más importantes del Real Oviedo de Veljko Paunovic

14 ago 2025 . Actualizado a las 09:33 h.

Fue uno de los grandes nombres del ascenso a Primera División del Real Oviedo. Ahora, tras seis meses perfectos y seis goles en su cuenta goleadora de lateral derecho, Nacho Vidal (El Campello, Alicante; 1995) quiere ser uno de los jugadores importantes del vestuario azul en su regreso a la élite del fútbol español. LA VOZ DE ASTURIAS, pocas horas antes del debut liguero de este viernes ante el Villarreal (La Cerámica, 21:30 horas), charla con uno de los indiscutibles para Veljko Paunovic.

—No entrenó el lunes y el martes. El miércoles sí. ¿Llega a Villarreal?

—Llego, llego. Después del amistoso contra el Leganés noté una pequeña molestia en la zona del sóleo, como una especie de sobrecarga. Es una zona molesta, que no te avisa y que es fácil que te dé algún susto. Estamos siendo precavidos, pero estoy bien y al 100% para el viernes ante el Villarreal.

—No han pasado ni dos meses desde el ascenso. ¿Lo ha procesado ya?

—Fue todo muy rápido, la verdad. Recuerdo que en la primera semana de pretemporada les decía a los compañeros que tenía la sensación de que no había desconectado todavía de aquella noche. Tardé en procesarlo y no sé si lo he hecho todavía. Al final esto vuela, pasaron dos semanas y media y ya estabas pensando en la nueva temporada. Fue muy bonito, demasiado, pero ya está. La cabeza está puesta en el viernes y lo que hiciste hace dos meses no vale de nada si no le das continuidad.

—Mañana comienza una película muy distinta.

—El futbol ha llegado a un punto que va a una velocidad tremenda y este año nos seguiremos dando cuenta. Habrá momentos de sufrir, de no encontrar nuestro juego en diferentes partidos y después encadenas varios días buenos y te olvidas de lo malo. Funciona así.

—¿Qué le dijeron durante el verano?

—Me hacían muchas preguntas porque solo por la televisión se habían dado cuenta de lo que se vivió aquí. O al menos se hicieron una idea, claro, pero vivirlo es otro mundo. Ya durante la segunda vuelta amigos míos de Alicante y Valencia vinieron a verme y cuando conocieron el Tartiere me decían que la que se podía liar aquí si ascendíamos… cuidado. No se equivocaron. Se nota que esta ciudad y este club respira fútbol y se puede disfrutar muchísimo.

—Mucho Real Oviedo a cada sitio al que iba, entonces.

—He notado mucha felicidad a mi alrededor durante el verano porque llevaban tiempo verme sin disfrutar del fútbol. Y ya cuando volví a Oviedo pues imagina, nada ha cambiado. Todo el mundo está feliz, todo el mundo está motivado, pero yo soy prudente y estoy todo el día repitiendo que hay que ser realistas, que el objetivo es la permanencia y que habrá que darle calma a ciertos momentos. Sobre los goles también me preguntaban [risas]. Que si iba de héroe goleador ahora.

—Aquella noche de playoff en Almería…

—Sigo viendo esos goles y todavía se me pone la piel de gallina. Otra prueba de lo rápido que pasa todo en el fútbol, a mí también me pasa. Hace semanas nos acordábamos todos del día del Mirandés y del gol de Porti, y unos días antes estaba marcando dos goles en una semifinal. Yo, un lateral, que nunca me imaginé ese escenario. Otro caso es el de Alemao, por ejemplo, que hizo una primera vuelta descomunal, luego por motivos X o motivos Y no pudo dar un rendimiento similar y la gente se olvidó ya de Alemao. Hizo una gran temporada y fue muy importante en el objetivo, pero todo se olvida casi al minuto. Hay que darle perspectiva a todo y no quedarse solo con lo último, pero inconscientemente lo hacemos todos.

—En febrero, al poco de llegar a Oviedo, dijo que seguía siendo el mismo jugador en Segunda que en Primera. Ahora vuelve a ser de Primera.

—Soy el mismo, sin duda, pero diferentes situaciones o contextos te llevan a un lado o a otro. Decidí salir de Osasuna porque el míster apostó por otro jugador y quería ser importante y disfrutar de la competición. Vine a Oviedo para eso. ¿Qué pasa, que el 22 de enero que estaba en Pamplona formando parte de una plantilla de Primera era mejor jugador que el 23 de enero cuando llegué al Real Oviedo en Segunda? No, era el mismo. Y ahora igual, que estamos en Primera. Siempre queriendo mejorar y aportando en el vestuario, eso sin duda.

—Siete caras nuevas ya en ese vestuario.

—Me he marcado como objetivo ayudar a todos esos chicos y ser un hilo conductor entre lo que ya había y lo que está llegando. Confío mucho en la fuerza del grupo, si el vestuario está unido, pf. Paunovic trabajó muy bien eso cuando llegó, nos reunió mucho, comíamos juntos una vez a la semana y yo creo en eso. Hacer planes fuera del fútbol facilita que surjan conversaciones ajenas al fútbol, conoces más a tus compañeros y eso también ayuda a que dentro del campo corras un poco más por ese compañero.

—¿Están dándole al inglés?

—Lo intento, eh. Muchas veces pensamos que son los que vienen de fuera los que se tienen que adaptar desde el principio, pero nosotros tenemos que ayudar también. Es nuestro deber. Ellos están haciendo un gran esfuerzo y no nos podemos quedar atrás, hay que darles un contexto y poner los brazos para que caigan encima y no en el suelo. El otro día hablaba con Luka (Ilic), se intentaba expresar en español y yo le iba corrigiendo también, porque si él mejora en eso su vida fuera y dentro del campo aquí en Oviedo será más fácil. Si jugase fuera de España, me encantaría que me ayudasen en todo esto.

—Usted ya sabe lo que es ascender y mantenerse en Primera, lo hizo con Osasuna en 2019. ¿Qué diferencias está notando?

—Soy un jugador y una persona distinta. Aquel verano fue todo muy nuevo para mí, porque aunque había debutado con el Valencia aquella en Osasuna era mi primera experiencia como tal en Primera. Fue muy especial y lo cogí con muchísima ilusión. Ahora lo vivo con algo más de tranquilidad, aunque la responsabilidad sigue siendo máxima. Me siento con la obligación también de aportar algo más en el vestuario, no solo pensar en el césped. La motivación sigue siendo enorme, eh, porque volver a Primera con un club como el Oviedo tras ser importante en el ascenso pues imagina. Este es un sitio súper especial, son 24 años de espera, es el centenario y todo eso se nota.

—¿Consejos que debe seguir un recién ascendido?

—Nuestro objetivo principal es la permanencia, sin duda. A partir de ahí seguro que vamos a crecer desde la humildad y el respeto, que no miedo, a todos los rivales.

—¿Competir ante rivales tan poderosos obliga al Oviedo a hacerse fuerte como colectivo y a reforzar su identidad?

—Sí, ese tiene que ser uno de los puntos fuertes. Creo mucho en la identidad de un grupo, de un club y de una ciudad. Todo eso mejora lo deportivo. Ahora mismo seguramente estaremos lejos de muchos clubes de Primera y lo otro nos tiene que ayudar a acercarnos. El presupuesto no está en nuestra mano, el ser una piña en el vestuario, correr por el compañero y estar todos en la misma página, como dice el míster, sí. Queremos mantener la inercia tan buena que creamos el año pasado, esa conexión generada entre nosotros y con nuestra gente.

—Hay gente nerviosa porque todavía faltan fichajes.

—Entiendo también que la gente se pone nerviosa desde el desconocimiento del mercado. Es muy fácil decir trae a este o trae a este otro, no entienden que hay situaciones contractuales, que cada club es un mundo y que cada operación depende de otras operaciones totalmente ajenas al Real Oviedo. Yo estoy dentro del mundillo del fútbol y no tengo ni idea del mercado, aunque tenga mi opinión y crea que necesitamos reforzar esto o lo otro o que necesitamos un perfil determinado. Hay muchos factores de los que no tenemos ni idea, aunque dicho todo esto entiendo que haya nerviosismo porque el fútbol es así y para bien o para mal se vive de esta forma. Seguro que en estas dos semanas que quedan se desbloquean muchas cosas, pasa siempre. Estoy convencido de que tendremos una gran plantilla.

—En aquella plantilla de Osasuna en 2019 hubo cinco cambios en el once inicial.

—Es que creo que es importante mantener el bloque, siempre lo he comentado con la gente del fútbol. Creo que la mayoría de los jugadores de los seis o siete equipos de la zona alta de Segunda no son tan distintos a la mayoría de los jugadores de los seis o siete equipos de la zona baja de Primera. No hay tantísima diferencia de nivel, aunque siempre hay posiciones en las que se marca más todo. La dinámica que traemos es buena, muchos jugadores ya entendemos lo que pide el míster y eso ayuda también a los fichajes nuevos. Eso hay que mantenerlo, aunque evidentemente hay que reforzarse y acertar. ¿Pero volverse locos? Para nada. Hay muchos jugadores en esta plantilla que han demostrado que tienen nivel de Primera y lo vamos a ver.

—¿Está el Real Oviedo inmerso en un cambio de estilo? Más propositivo con balón, quizás.

—Creo que van evolucionando los mecanismos que el míster trajo cuando llegó hace meses. Y esos mecanismos no se crean y afianzan en un mes, todo lleva un proceso. A medida que se van dando situaciones, entrenas, ves vídeos y juegas ves lo que hay, lo que haces mal o haces bien. Todo esto te hace jugar mejor, porque gastas menos tiempo en pensar al tenerlo automatizado. La base está del año pasado, pero sí es verdad que estamos puliendo aspectos. También tenemos que seguir siendo sólidos sin balón, porque en Primera muchas veces es lo que toca. Veo que seguimos siendo maduros y que concedemos poco, ahora hay que equilibrar la balanza para poder conseguir resultados.

—Hábleme de Veljko Paunovic.

—Ahora va a parecer que me pongo la medalla, pero recuerdo que después del segundo día de entrenamientos con el míster le dije a Roberto (director deportivo) que habían acertado. No lo conocía, ni futbolísticamente ni como gestor, pero me di cuenta rápido de su energía. Eso se contagia y es necesario en un grupo de trabajo. Y también de que iba a los pequeños detalles, que los machacaba. Y eso es básico. Tú puedes hablar de aspectos generales del juego, pero lo que importa es lo que mucha gente no ve.

—¿Por ejemplo?

—Hablábamos antes del trabajo con balón y de los automatismos que se generan entre los futbolistas, pero el pequeño detalle es que el míster o sus ayudantes te digan que ese pase tiene que ir un metro más para allá o para acá. Eso permite que el compañero reciba en su perfil bueno o pueda girar dirección portería y así la acción se vuelve más peligrosa para el rival. Eso me gusta mucho y en ello inciden, hace que el futbolista esté metidísimo. Esta mañana hablaba con Claudio (Arzeno) de ello, de lo importantes que son esos detalles que muchísima gente, incluidos los futbolistas, no da importancia.

—¿Cómo técnico de Primera mete más caña todavía?

—Sigue con la misma energía que el primer día, nos mete muchísima caña y no te deja relajarte. Cuando alguien es tan apasionado, tú te vuelves más apasionado. Es así.

—En su día dijo que adaptarse a jugar por detrás de Hassan iba a ser un reto. ¿Cómo lo lleva?

—Nos conocemos más, sin duda. Le hablo mucho, soy muy pesado. Me gusta analizarle. Hassan tiene un talento impresionante, todos lo vemos, pero le intento apretar donde creo que tiene que mejorar. Si lo consigue, el salto de calidad puede ser tremendo y el equipo lo va a agradecer. Hay que ayudarle a sumar herramientas y desatar todo su potencial. Muchas veces en los entrenamientos o en los partidos ya no me muevo en función de cómo interpreto yo la jugada, me muevo en función de cómo creo que Hassan la interpretará. Me meto en zonas interiores, a veces casi por meterme, para que Hassan pueda encarar con facilidad. Y cuando eso pasa, todos ganamos.