Jaime Seoane se despide del oviedismo: «Todo lo que vivimos el 21 de junio me sobrepasó»
AZUL CARBAYÓN
La Voz de Asturias entrevista en exclusiva al centrocampista, que acaba de rescindir su contrato con el Grupo Pachuca tras jugar las dos últimas temporadas en el Real Oviedo
05 sep 2025 . Actualizado a las 19:33 h.La Urbanización La Fresneda, hogar durante estas dos temporadas y ahora también lugar de entrenamiento, es el escenario donde Jaime Seoane (Madrid, 1997) cita a LA VOZ DE ASTURIAS. Una entrevista, más bien una charla, para repasar lo que han significado estos dos años en Oviedo y en el Real Oviedo en la vida del centrocampista y su familia. Mismamente, el ya exjugador azul atiende a este diario junto a su hijo pequeño, Mateo. Asturiano, por cierto. El mayor, Gael, no lo es de nacimiento, pero como si lo fuera. Jaime Seoane se despide del oviedismo.
—La primera es obligada. ¿Cómo está?
—Bien… Lo importante para mí es que estoy recuperado de la lesión, que era el gran objetivo una vez acabada la temporada pasada. Por ese lado estoy contento, porque ya estoy recuperado y físicamente bien para el siguiente reto.
—¿Qué lesión tenía?
—Pubalgia. La gente no es consciente de ello, creo. Y no está mal que sea así, claro, porque no tienen la información. Prácticamente, desde que llegó Paunovic, estuve lesionado. En las últimas semanas de la temporada casi no entrenaba, y si lo hacía era muy poco y casi siempre con el readaptador. Para los últimos diez partidos me tenían que dormir toda la zona de la lesión para jugar, si no era inviable. Ahora me he estado tratando con Omar de la Calle, un especialista y referente en ese tipo de lesiones y estoy recuperado.
—¿Cómo ha gestionado todo lo ocurrido estas semanas?
—Ya la tenía asumida, más o menos, porque antes de comenzar los entrenamientos en El Requexón me comunican lo de no quedarme en Oviedo e ir a Pachuca. Debido a mi situación contractual, no tenía la obligación de ir a México. Han sido muchas semanas en las que pude interiorizar y asumir todo, así que el desenlace final no me pilló por sorpresa.
—¿Quién le comunica su situación? ¿Alguien del club?
—Me lo comunica Agustín Lleida. Puedo decidir dónde no jugar, al menos, y decido que no quiero ir a México. Quería jugar en el Real Oviedo, y más habiendo conseguido lo que conseguimos en junio. Alemao, por ejemplo, sí tenía la obligación contractual de jugar donde dijese el Grupo Pachuca en el caso de que el Real Oviedo no contase con él.
—¿Jesús Martínez le intentó convencer de que fuese a México?
—Sí, lo intentó. Tengo una gran relación con Jesús y le estoy enormemente agradecido. Considero que es el gran artífice de la progresión de este club, la verdad. Me dio la oportunidad de jugar aquí y eso es algo que nunca me cansaré de agradecérselo. Desde que llegué dije que este club y esta tierra siempre me habían llamado la atención y la experiencia no ha podido ser mejor. Jesús me intentó convencer cuando supo que no tenía sitio en el Oviedo. Es decir, Jesús no fue la razón por la cual no siguiese en el Oviedo. Él no me cerró la puerta. Fue un tema del entrenador y no está mal que así fuera, pero es así. Jesús quiso llevarme a Pachuca, pero yo estaba en mi derecho de querer quedarme aquí. Eso sí, agradezco también esa oportunidad ya que los Tuzos de Pachuca son un gran club que vienen haciendo las cosas muy bien todos estos años.
—¿Cómo reaccionó cuando le dijeron que no contaba para el proyecto del Real Oviedo en Primera División?
—Fue un shock, no te voy a engañar. Me restaban dos años de contrato y no pensaba que esta situación se podía dar. Inmediatamente me centré en recuperarme de la lesión, primero por mi salud y segundo porque me iba a ayudar a gestionar lo otro. Esa fue mi prioridad. Me dieron la posibilidad de recuperarme en El Requexón con los fisios y los readaptadores del club, eso se lo agradezco al Real Oviedo. Una semana antes del comienzo de la pretemporada ya estaba trabajando en la ciudad deportiva.
—Estuvo durante todo el verano entrenando en El Requexón, entonces.
—Han sido semanas complicadas, sí. Complicadas. No esperaba… cómo te digo. Ha sido complicado. Estaba casi recuperado de la lesión, pero me cerraron todas las puertas. Desde dentro me cerraron todas las puertas. En concreto una, bueno. Pronto supe que la única solución posible era llegar a un acuerdo con el Grupo Pachuca y quedar libre, como así fue hace pocos días.
—¿Durante estas semanas habló en algún momento con Paunovic?
—No. Y creo que hubiera sido lo más lógico, ¿no? Las personas se entienden hablando. Paunovic ha conseguido algo increíble en estos meses, el rendimiento que le ha sacado al equipo es maravilloso y juntos hemos logrado el ascenso del Real Oviedo, pero no, no ha hablado conmigo en estas semanas.
—Una vez conseguido el ascenso, ¿Paunovic le dice que no cuenta con usted en Primera?
—No. Por eso no me lo imaginaba cuando me lo dijo Agustín Lleida. Es verdad que Paunovic solo me ha conocido lesionado, es así. Con Alemao pasó algo similar, por ejemplo. Y justo somos los dos a los que, aun permaneciendo en la plantilla cedidos por el Grupo Pachuca, le dice al club que no cuenta con nosotros. El estado físico nos ha perjudicado, evidentemente, porque el míster solo nos ha conocido a un nivel muy lejos de nuestro 100%.
—Volviendo a este verano… ¿Pudo entrenar junto a sus compañeros?
—A mí me dicen que, al no tener ficha con el Real Oviedo, no puedo entrenar con la plantilla. Por eso no hago nada con ellos.
—¿Con Agustín Lleida y Roberto Suárez qué tal estas semanas?
—Apenas he tenido conversaciones con ellos, el trato con el club fue a través de mi agente. Entiendo que el fútbol es un negocio y que se toman decisiones, unas te benefician y otras te perjudican, forman parte de esto. También creo que hay formas y formas de hacer las cosas y yo, personalmente, no las haría de la manera que se han hecho.
—¿Y sus compañeros que le decían?
—Pues seguramente no entendían qué estaba pasando. Ellos también saben lo que es el fútbol y saben que le puede tocar a cualquiera, pero bueno. Tampoco quiero entrar demasiado en ello. Son decisiones que un club toma pensando en lo mejor para ese club y ya está.
—Se ha hablado mucho durante la pretemporada de la situación de los jugadores con los que no se contaba.
—Es su forma de gestionar estas situaciones, no hay mucho más. En el fútbol en pocos sitios se mira a la persona, todo es un negocio y las decisiones se toman en base a ello. Ojalá todas las decisiones que tome el club o el grupo sirvan y que el Real Oviedo consiga asentarse en Primera División. Eso sí, hay que cuidar los detalles. Y ya no lo digo por mí, lo digo por gente de la casa como Álex Cardero o Borja Sánchez. O gente que lleva mucho tiempo aquí y son importantes como Oier (Luengo). Y hablo de las formas, de nada más. Esa gente es importante en un vestuario como el del Real Oviedo, te hacen sentir mucho más el club. Los bloques sólidos necesitan gente de ese perfil y hay varios ejemplos en Primera División.
—Desde el principio se enamoró de Oviedo.
—Lo digo siempre y soy muy pesado, pero es que es así. Siempre me llamó la atención el Real Oviedo, probablemente porque Asturias es una tierra espectacular. El club, con su historia y su afición, es un sitio muy especial y apetecible. Vivirlo desde dentro, dos años tan ilusionantes, intensos y, finalmente históricos, han hecho que este sitio me enganche para siempre. Ver y sentir una ciudad entera de azul, como para no engancharte.
—Sigue en La Fresneda mientras busca equipo y va a comprar casa aquí.
—Mi vínculo con esta ciudad ya va a ser para siempre, es así. Mi familia también está muy a gusto y eso lo hace perfecto. Lo que te vincula a un sitio, al margen de lo cómodo que sea, son las amistades que haga. Yo puedo decir he hecho amistades en el club y fuera del club, así que eso me vincula más todavía a Oviedo.
—¿Qué recuerda del 21 de junio, día del ascenso del Real Oviedo?
—¿Qué recuerdo? [Resopla y se lo piensa]. La verdad que yo en ese momento rompí. Soy una persona poco expresiva y a la que le cuesta exteriorizar sus sentimientos, pero en el momento en el que el árbitro pitó el final me rompí. Lo estaba pasando mal con el tema de la lesión, porque veía que no podía ayudar al equipo, y con el final sentí que ya estaba, que ya habíamos cumplido. [Resopla otra vez]. Fue un momento raro, porque me cuesta verme roto, y ese día lo estuve.
—¿Ha visto esas imágenes del pitido final?
—Alguna he visto, sí. Recuerdo una de Cazorla en los hombros de Cervero y yo llorando en una esquina. Tenía a mi lado a Sebas (Moyano), con el que hice mucha amistad, y yo ya sabía que él acababa contrato y que no iba a seguir en Oviedo, así que por ahí me tocó también. Me sentí sobrepasado y en ello pienso cuando me hablas del 21 de junio. Me sobrepasó todo lo que vivimos ese día.
—Con qué se queda de ese día y medio en Oviedo.
—Con la felicidad de la gente, probablemente. Ver tanta gente feliz… Eso es increíble. Lo mejor del fútbol es poder hacer feliz a la gente y ese día lo conseguimos. Cuando logras eso, nada es comparable. Los que sienten de verdad son ellos, el resto estamos de paso. Ellos han vivido toda la historia del Oviedo, que no ha podido ser más complicada, y verlos así fue demasiado bonito.
—Fue un playoff extraño para usted: titular en los dos partidos de semifinales y ni un minuto en la final.
—Fue complicado, sí. Nos estábamos jugando mucho y yo llevaba muchas semanas sin entrenar antes del playoff. Paunovic llegó cuando quedaban diez jornadas para el final y cuando quedaban siete yo ya entrenaba poco, porque no podía. Fui saliendo del once porque ni estaba para entrenar ni para jugar, no podía. En la previa del partido contra el Cádiz, última jornada y todavía con opciones de ascenso directo, el míster habló conmigo y me dijo que me necesitaba. Que hiciese lo que tuviese que hacer para jugar, y así fue. Al margen de estar lesionado, evidentemente mi condición física no era buena, pero cundo el míster habló conmigo lo tuve claro. Incluso me salió un buen partido contra el Cádiz, pero no estaba en una condición óptima para rendir.
—Y llegó la semifinal del playoff.
—Ahí el míster contaba conmigo, está claro. Hablaba conmigo continuamente para ver cómo estaba en la semana previa al Cádiz y también en los días previos al playoff. Contra el Almería se vio que no estaba al 100% y lo pagué, ya que además de perjudicar al equipo, agravo mi lesión. Por eso no me he recuperado hasta ahora. Pero la verdad, no me arrepiento. Es mi forma de ser y más con lo que nos estábamos jugando.
—¿Hasta qué punto le han condicionado las lesiones en su etapa en el Real Oviedo? Jugó 43 partidos en la primera temporada y 29 en la segunda.
—Soy un jugador que antes de fichar por el Real Oviedo apenas me había lesionado. Cuando caigo por primera vez aquí, en la 23/24, llevaba casi desde juveniles sin una lesión seria. Esta temporada tuve más mala suerte de lo normal y fue complicado, porque no me ha dejado rendir al nivel que puedo, pero la conciencia está tranquila porque lo di todo. Es cierto que han condicionado mi paso por el Oviedo, pero el fútbol tiene estas cosas.
—¿Su mejor momento de juego en el Real Oviedo?
—En el final de temporada con Carrión creo que estuve muy bien. Al menos me encontraba muy bien. Este año, aunque fue más difícil todavía con las lesiones, antes de Navidad también me encontraba bien. Pero a nivel de juego me quedo con esa segunda vuelta de la 23/24, disfruté mucho de todo lo que se generó.
—Santi Cazorla, su experiencia con él.
—Como jugador paso de hablar, porque no voy a aportar nada diferente. Mismamente, el otro día contra la Real Sociedad, y aun siendo Primera División, aportar al equipo. Da igual su edad. Como persona es alguien totalmente especial. Lleva al grupo a un disfrute del día a día fuera de lo normal. Que tu líder sea eso tiene un valor incalculable. Trata a todos por igual y te contagia, es que te contagia. Te hace disfrutar del fútbol al máximo. El Real Oviedo no puede tener un mejor líder y ojalá, por el bien del club, siga muchos años dentro.
—¿Ha hablado con usted estas semanas en El Requexón?
—Sí, sí he hablado con él. Eso le hace especial, está atento a todo. Se te acerca, te pregunta. Eso ya no son cosas del fútbol, son cosas de la vida. En este mundo la gente mira poco por el de al lado y mucho por sí mismo, Santi Cazorla es lo contrario.
—Me hablaba del partido ante la Real Sociedad. ¿Ha visto estas dos jornadas en el Tartiere?
—Sí, sí, estuve en el campo. Fue raro, algo complicado incluso. Mi deseo era estar ahí dentro y al final estaba en la grada. Ya contra la Real Sociedad mi situación particular ya se había aclarado y fui a la grada como un aficionado más. Cosas del fútbol y la vida.
—¿Qué dirá cuando en unos años le pregunten por Oviedo y por el Oviedo?
—Que es un club muy especial. Un club distinto, por todo lo que le rodea. Ser parte de la plantilla del Real Oviedo que consiguió volver a Primera es lo más bonito de mi carrera. Con la ilusión que tenía con este proyecto, haberlo conseguido, me emocionará siempre el recordarlo.
—Un último mensaje al oviedismo.
—Que sigan empujando y apoyando como lo han hecho durante todos estos años. Son el mayor patrimonio que tiene este club, la pasión con la que viven el fútbol en Oviedo es lo que hace que este deporte sea tan bonito. Y por último, gracias. Para mí, haber vivido estos dos años desde dentro me hace sentirme un auténtico privilegiado.