Cruzar la puerta santa no basta: así y solo así se gana el jubileo en Santiago

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

CAMINO DE SANTIAGO · Exclusivo suscriptores

Aunque en los primeros días se vieron colas en la puerta santa, la restricciones de la pandemia hacen que este sea un momento inmejorable para que los compostelanos visiten la Catedral y obtengan el jubileo
Aunque en los primeros días se vieron colas en la puerta santa, la restricciones de la pandemia hacen que este sea un momento inmejorable para que los compostelanos visiten la Catedral y obtengan el jubileo xoan a. soler

Los requisitos para obtener la indulgencia plenaria que otorga el papa van más allá de una mera visita turística a la tumba del Apóstol

06 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Por primera vez en la larga historia que une para siempre al Apóstol Santiago y a la Compostela en la que descansan sus restos —solo la Catedral lleva más de 800 años orgullosamente levantada sobre la plaza del Obradoiro—, el papa de Roma ha declarado no uno, sino dos años de año santo jacobeo, por lo que nunca antes hubo tanto tiempo y menos excusas para cumplir con la tradición de peregrinar a la tercera ciudad santa de la Cristiandad y obtener el perdón de todos los pecados. Podrá hacerse en todo este recién estrenado 2021 y también en el 2022, pero no todos los que ponen sus pies en la más hermosa basílica del mundo saben qué tienen que hacer para obtener esa indulgencia plenaria.

Los requisitos para ganar el jubileo son claros y sencillos, pero no todos los conocen porque en el Camino de Santiago conviven los peregrinos, que son solo aquellos cuyas motivaciones son religiosas, y los caminantes, que acuden por turismo, ocio o deporte. Esa coexistencia ha hecho que algunos de los valores cristianos de la ruta jacobea se difuminen y hasta se olviden, por lo que conviene recordarlos para evitar que más de uno haga el viaje a Compostela en balde y al final, por desconocimiento, se vuelva a casa sin haber obtenido el perdón de todos sus pecados.

Fruto de esa no siempre fácil convivencia entre religiosidad y turismo es que en los últimos años se ha extendido la creencia popular de que el único requisito para ganar el jubileo es acudir a la Catedral en año jacobeo, entrar por la puerta santa, visitar el sepulcro y abrazar al santo. Y no, no es así. Para empezar, al templo puede entrarse por cualquiera de sus otros accesos. Actualmente solo está abierto el de Praterías, porque el del Obradoiro y el Pórtico de la Gloria aún no se ha reabierto y el que da a San Martín Pinario se ha habilitado solo como salida.

La puerta santa es un símbolo, no un requisito. Permanece siempre cerrada —hasta no hace mucho incluso se tapiaba— y solo se abre, tras el martillazo ceremonial del arzobispo compostelano, cuando da comienzo el jacobeo. Es decir, el 1 de enero del año en el que el 25 de julio, día del Apóstol, cae en domingo. Lo que sí debe cumplir el peregrino que, como católico, quiera ganar el jubileo es rezar, confesarse y comulgar, porque sin estos tres simples pero tan importantes pasos no habrá indulgencia plenaria.

A la hora del rezo, cada cual puede escoger la oración que desee, pero lo lógico es que, estando en Santiago, tenga que ver con el Apóstol y con el papa, que es a fin de cuentas el que otorga este perdón extraordinario de los pecados. Una tradición que se remonta al año 1122, cuando Calixto II concedió el jubileo plenísimo de año santo, que en 1179 declararía perpetuo Alejandro III.

La misa, aunque recomendable, no es obligatoria, pero sí la comunión, por lo que el peregrino deberá esperar para recibirla a que se celebre un oficio en la basílica. En cuanto a la confesión, no es necesario que tenga lugar en la propia basílica y ni tan siquiera es requisito indispensable que se haga el mismo día de la visita al Apóstol. Puede hacerse quince días antes o después y no solo en la Catedral, sino en cualquiera de las iglesias de la ciudad o en el Monte do Gozo.

De modo que el plan ideal para aquellos que lleguen a Santiago con la intención de ganarse el jubileo es acudir a Santiago este año o el próximo y, aunque no sea obligatorio, entrar por la puerta santa para dotar de mayor simbolismo a la visita. Una vez en la basílica, reservar unos minutos para la oración, que puede hacerse en el propio sepulcro en el que descansan los restos del Apóstol. Después hay que esperar a que haya misa y, aunque no es indispensable, es recomendable asistir al oficio religioso para así poder recibir la comunión, que sí que es un ineludible requisito para obtener la indulgencia plenaria.

Antes o después de la misa, en función de a qué hora se haya llegado a la Catedral y cuándo se celebre el oficio, se puede cumplir con el último de los requisitos exigidos para ganarse el jubileo, que es la confesión. Para ello, hay sacerdotes en buena parte de las capillas del templo. Así, y solo así, se saldrá de Santiago limpio de todo pecado. Una vez cumplido y con el alma limpia, nada impide ya culminar con el tradicional abrazo a Santiago, si el covid lo permite.