Poreñu, donde el agua sabe a trabajo compartido

Raúl Álvarez OVIEDO

COMARCAS

Vecinos de Poreñu
Vecinos de Poreñu J.L.Cereijido

La aldea de Villaviciosa logra el Premio al Pueblo Ejemplar por las sextaferias vecinales que han permitido añadir infraestructuras y servicios desde los años 50

20 oct 2017 . Actualizado a las 11:51 h.

Octubre tendrá este año dos fiestas en Poreñu: la tradicional, que celebra el Pilar, y la extraordinaria, que cae el día 21 y llevará a la localidad a las páginas de los periódicos y los informativos de la televisión cuando reciba la visita de los reyes de España.

Poreñu lo sabe desde principios de septiembre cuando el jurado del premio al Pueblo Ejemplar de Asturias anunció su decisión. El trabajo cívico y el sentido comunal de sus vecinos, que llevan décadas acometiendo en común las mejoras necesarias para la localidad, encontraron su recompensa al sexto intento. Las cinco decepciones anteriores habían atemperado las expectativas y, sin embargo, esta vez sí que escucharon el nombre del pueblo y tuvieron que anticipar a la carrera la sextaferia que, habitualmente, tiene lugar en la primera semana de octubre. Este año se trasladó a toda prisa a septiembre: había que limpiar caminos y muros y dar un repaso al centro social para que todo luzca inmejorable en la gran ocasión.

Poreñu es tan pequeño que no forma ni su propia parroquia rural. Pertenece a la de Celada, situada al sur del extenso concejo de Villaviciosa, al lado de la divisoria con Cabranes. Es un territorio rural, donde se vive del campo, de la ganadería y la agricultura, situado en el centro de la comarca sidrera asturiana. En el pueblo viven de forma permanente 30 vecinos, pero en verano y en los fines de semana, cuando regresan los hijos y los nietos que se han ido a vivir y trabajar en la capital municipal, en Oviedo o en Gijón, se juntan más de 100 personas entre las casas bajas, los campos y los hórreos. El paisaje es bonito, pero no es eso lo que se ha premiado, sino la cohesión social y el trabajo compartido.

La propia carretera por la que llegarán los visitantes el 21 de octubre es el ejemplo más antiguo, y uno de los más significativos, del sacrificio y el esfuerzo personal con el que Poreñu se ha enganchado al siglo XXI. La caja de esa calzada, inaugurada hace seis décadas, fue excavada a pico y pala con las manos de los propios vecinos. En 1972, culminaron otro hito. Ese fue el año en que el agua corriente llegó a todas las casas. Una sextaferia enganchó la traída a la fuente a la que, tradicionalmente, se había acudido para acarrear cubos hasta las cocinas o dar de beber a los animales.

Una vez coronadas esas dos cumbres, cualquier otro objetivo parecía asequible. Los vecinos se reúnen dos fines de semana al año para esos trabajos comunitarios. A lo largo de las décadas, han reparado el campo de fútbol, la capilla y la bolera. Han instalado el cierre del patio del colegio y han culminado una rehabilitación completa del cementerio. En 1999, formalizaron sus lazos al crear la asociación de vecinos, que transformó las antiguas escuelas en un centro social desde el que se diseñan ahora nuevas actividades. Suya fue la iniciativa de mejorar la infraestructura para el abastecimiento de aguas, que ha dotado al pueblo de un depósito moderno y de gran capacidad, y la idea de montar una exposición etnográfica permanente, que tomó cuerpo a partir del 2010. Los vecinos acudieron a los desvanes y a las paneras para recuperar utensilios en desuso que documentan la evolución de la vida rural.

De la asociación de vecinos dependen las dos instituciones que vertebran la vida social en Poreñu: la comunidad de usuarios del agua y la comisión de fiestas, que se ha visto inmersa este año en el octubre más peculiar que recuerdan. En septiembre, durante el puente del Día de Asturias, la sextaferia anticipada sirvió para cambiar impresiones y para acelerar unos preparativos que no son como ningunos de los que se habían experimentado hasta ahora. El premio ha sido muy bien acogido en todo el concejo, que ya lo había logrado en otra ocasión. En 1991, la asociación Cubera, defensora del paisaje del concejo, abrió el camino. Se trata, también, de la segunda vez que el alcalde, Alejandro Vega, acompañará a los reyes en la visita a un pueblo ejemplar. Vega, que antes de ser elegido en Villaviciosa ocupó el mismo cargo en Cabranes, ya vivió otra jornada similar con los vecinos de Torazu en el año 2008.