El «violador del estilete» rehace su vida en Belmonte

Pilar Campo OVIEDO

COMARCAS

El violador del estilete en Oviedo
El violador del estilete en Oviedo

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad han sido advertidas de su presencia, pero carece de controles porque «es un ciudadano libre» tras cumplir su condena por 56 violaciones

01 dic 2017 . Actualizado a las 08:40 h.

A Félix Vidal, de 54 años, le acompaña siempre asociado el alias como «violador del estilete», por el arma blanca con el que amenazaba a sus víctimas para neutralizar su resistencia y por el apodo con el que era conocido en la cárcel, donde cumplió 32 años de condena de los 73 años que le fueron impuestos por las 56 violaciones que quedaron acreditadas judicialmente. Hace cuatro años logró anticipar su salida de prisión después de que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo anulase la «doctrina Parot».

Desde entonces, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han sido advertidas de todos y cada uno de sus movimientos como medida preventiva, a pesar de que, a todos los efectos, no puede ser sometido a controles policiales porque es «un ciudadano totalmente libre». Si no hubiera sido por esa decisión judicial, Félix Vidal habría tenido que permanecer encarcelado hasta el año 2029.

Una libertad no exenta de polémica

Ha recuperado la libertad, pero no ha logrado que esté exenta de polémica. En Oviedo, donde fijó su residencia inicialmente, sufrió el rechazo social de los vecinos nada más conocer su historial penitenciario. Y revivió un episodio similar en Moreda. La última vez que se le ha visto ha sido el pasado mes de noviembre en el concejo de Belmonte de Miranda y su presencia tampoco pasó desapercibida a los vecinos que, aunque no tienen constancia de que haya fijado oficialmente su domicilio en la localidad, le han visto desplazarse a trabajar algunos fines de semana, de forma esporádica, a un pueblo del concejo. Por ello han trasladado su preocupación a medios municipales y policiales.

Belmonte dispone de Policía Local y destacamento de la Guardia Civil y su trabajo se ve reforzado con los componentes del equipo Roca del instituto armado, encargado de prevenir y perseguir los delitos cometidos en la zona rural. Los representantes de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado y la alcaldesa de Belmonte de Miranda, Rosa María Rodríguez, han abordado la delicada situación generada a raíz de la preocupación de los vecinos por la presencia de Vidal en la zona en una reunión a la que asistieron el teniente de la Guardia Civil del puesto de Grado, que abarca toda la comarca, y efectivos del instituto armado del propio concejo belmontino, con los que las autoridades municipales están en contacto permanente.

Más de la mitad de la vida, encarcelado

«Nosotros confiamos plenamente en la buena labor de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado y los vecinos pueden estar tranquilos», corrobora la alcaldesa, quien considera que las tareas preventivas que desarrollan los agentes son un buen aval. Rosa María Rodríguez reconoce que, desde el momento en que abandonó la prisión con el cumplimiento de la condena, no se pueden activar protocolos de actuación de vigilancia, ni de control. «Es un ciudadano normal y libre, que no tiene cuentas pendientes con la Justicia», ratifica Rosa María Rodríguez.

Félix Vidal debe su apodo al arma blanca que utilizaba para amenazar a sus víctimas para neutralizar su resistencia. Algunas de estas agresiones sexuales fueron consumadas durante el disfrute de permisos penitenciarios. Él fue uno de los beneficiarios de las excarcelaciones provocadas por la denominada «Doctrina Parot», que consistía en la aplicación de una reducción de penas por beneficios penitenciarios, bien por trabajo o por estudios, sobre cada una de las penas de forma individual y no sobre el máximo legal permitido de permanencia en prisión que, en el Código Penal del año 1973, se establecía en 30 años.

De la reincidencia, a estar «limpio»

Acogiéndose a esta nueva situación, la Audiencia de Lugo ordenó su excarcelación en el mes de diciembre de 2013. En su historial penitenciario constaban un total de 56 agresiones sexuales, de las que cinco violaciones fueron consumadas, otras nueve frustradas y el resto fueron calificadas como abusos sexuales.

Su historial se inició en la mili en Alcalá de Henares; de ahí que en algunas épocas fuese conocido como el «violador de Alcalá». Tras abandonar el Centro Penitenciario de Asturias, en el año 2013, volvió a reincidir y fue juzgado en el año 2014 por otra agresión sexual por la que fue condenado a 21 meses. Ya redimido, salió en libertad. Desde entonces, está «limpio» y es un «ciudadano normal y libre» a todos los efectos.