Toda Galicia, salvo Pontevedra, respiró aire contaminado por ozono troposférico

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

CONTAMINACIÓN

Las altas concentraciones de ozono son las que generan las imágenes típicas de neblina sobre las ciudades
Las altas concentraciones de ozono son las que generan las imágenes típicas de neblina sobre las ciudades Sáshenka Gutiérrez | EFE

La ola de calor durante el verano agravó la situación, aunque la comunidad es una de las menos afectadas de España por la concentración de este gas que, a diferencia del que se sitúa en la estratosfera, es perjudicial para la salud

26 oct 2022 . Actualizado a las 19:59 h.

Irritación de ojos y mucosas, tos, dolor de cabeza, fatiga, reducción de la capacidad pulmonar… Son algunos de los efectos a corto plazo producidos por el ozono troposférico, el malo, un contaminante perjudicial para la salud que se produce cuando las emisiones de los vehículos y las fábricas reaccionan químicamente con la luz del sol. Y prácticamente toda la población española, 46,8 millones de personas, ha estado expuesta en algún momento a este gas durante este año.

También casi toda la gallega, salvo la de Pontevedra, respira aire contaminado por ozono troposférico, a pesar de que la comunidad es, junto a Canarias, Asturias y Cantabria, una de las zonas de España con menor formación de este contaminante. Lo es en condiciones normales, debido, sobre todo, a las altas precipitaciones y a la baja radiación solar, pero este año la ola de calor ha agravado la situación, lo que ha provocado un repunte en las concentraciones de ozono hasta situarla en unos niveles próximos a los años anteriores a la pandemia, aunque siguen por debajo. De hecho, las superaciones del límite recomendado por la OMS se han reducido en un 32 % respecto al promedio del período 2012-2019. 

Así se recoge al menos en el informe que acaba de presentar Ecologistas en Acción en el que se analizan los datos recogidos en las distintas estaciones de control repartidas en todo el país, de ellas 32 en Galicia, que pertenecen a la red de vigilancia de la calidad del aire de la Xunta. «Tras finalizar las restricciones de la movilidad y la actividad económica derivadas de la lucha contra el covid, el ozono troposférico ha repuntado en Galicia durante el 2022 a niveles previos a la pandemia, siempre dentro de concentraciones moderadas, por efecto de las elevadas temperaturas alcanzadas durante este verano», advierte el trabajo de Ecologistas en Acción.

Su conclusión es clara: «Pese a la significativa mejora de la calidad del aire, toda la población gallega, salvo la de la ciudad de Pontevedra, ha respirado en el 2022 un aire perjudicial para la salud, según las recomendaciones de la OMS, en relación al ozono troposférico. Afectando la mala calidad del aire a la práctica totalidad del territorio gallego».

De forma puntual, prácticamente toda Galicia ha superado en algún momento, especialmente durante el verano por la ola de calor, los valores límite establecidos por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, el límite legal establecido por una directiva europea es más bajo, por lo que «ninguna de las estaciones de la comunidad ha superado el objetivo legal para la protección de la salud en el trienio 2020-2022», según se recoge en el informe, que sí alerta, por contra, que este año sí hubo varias superaciones de este límite, sobre todo en las estaciones de La Alameda (Ourense) y Lalín (zona norte de Galicia).

La zona de Pontevedra es la que tuvo un mejor comportamiento. De hecho, sus ciudadanos no se han visto afectados por la exposición del ozono. La mejora de la situación también fue relevante en las áreas metropolitanas de Ferrol y Vigo y en la zona sur de Galicia, donde la reducción del número de días con una mala calidad del aire ha sido superior al 50 %.

El informe de Ecologistas en Acción señala, a nivel general, que los territorios más afectados por el ozono en 2022 se han repartido entre la Comunidad de Madrid y el interior de Cataluña, agrupando las únicas zonas en las que la media de las estaciones de medición ubicadas en cada una habría superado el objetivo legal para la protección de la salud.

Por sus características particulares, el ozono afecta con más intensidad a las áreas suburbanas y rurales a sotavento de las aglomeraciones de Madrid, Barcelona, Bilbao, Córdoba, Granada, Málaga, Sevilla, Murcia, Valencia, Valladolid o Palma, y a diferentes zonas rurales de Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana y Extremadura.

Según las recomendaciones de la OMS, que establecen como límite seguro los 100 microgramos de ozono por metro cúbico durante tres días al año, los únicos territorios españoles que no han estado expuestos a niveles peligrosos de este contaminante son «el norte de Tenerife y Gran Canaria, Logroño y Pontevedra».

La otra referencia para medir este contaminante es el límite legal, que «es más laxo y no protege la salud», fijado en 120 microgramos de ozono por metro cúbico, un límite que, además, «puede sobrepasarse legalmente 25 días al año».

Por ello, en función del estándar considerado a la hora de realizar las mediciones, «la población afectada varía considerablemente», según explica Miguel Ángel Ceballos, coordinador del informe..

De hecho, Ceballos ha anunciado que este miércoles la Comisión Europea hará pública una revisión a la baja de los límites legales de este contaminante -el que afecta a más territorio y a más personas en España-, para alinear los máximos legales con las recomendaciones de la OMS y consolidar unos límites que aseguren la salud de los ciudadanos.

En general, 2022 ha tenido unos niveles de ozono troposférico elevados debido al verano más caluroso desde 1961, que ha venido marcado por tres olas de calor muy intensas y prolongadas, que han potenciado la formación de este contaminante.

Según el coordinador del informe, el factor que explica este aumento del ozono troposférico es el incremento de las temperaturas, ya que «los picos de ozono más destacados se han producido durante estas olas de calor espoleadas por el cambio climático».

Ceballos se ha referido al ozono troposférico como «un problema de salud pública de primer orden, con una mortalidad similar a los accidentes de tráfico y un gasto sanitario anual de 5.000 millones de euros en España por atender a las personas afectadas».

Para proteger la salud de las personas, las administraciones están obligadas a informar de los niveles de contaminación por ozono, aunque dicha información «sea compleja y difícil de interpretar por la ciudadanía».

Es por este motivo que los ecologistas perciben un «déficit de información sobre este contaminante», ya que las alertas «no llegan al grueso de la población en riesgo», como demuestra una encuesta realizada este año, en la que el 60 % de los participantes considera que no está bien informado de la calidad del aire que respira.

Para revertir esta situación, desde Ecologistas en Acción piden que «simplemente se cumpla lo previsto en la legislación» en la forma de planes de mejora de calidad del aire, que se traduzcan en medidas concretas para reducir las emisiones del transporte y de la industria para que este problema no se cronifique en el tiempo.

El ozono troposférico es el que se encuentra en las capas más bajas de la atmósfera. Es el malo, porque el ozono estratosférico, a una mayor altura, es el que protege a la tierra de de la radiación ultravioleta. Sin este escudo protector la vida sería prácticamente imposible en el planeta.