Alba Flores: «Yo soy más hombre lobo»

Virginia Madrid

CULTURA

Paco Navarro

De niña soñaba con ser científica, no es nada pudorosa, está superenganchada a «Juego de tronos» y se confiesa adicta al trabajo. Casi nada. Y es que la pequeña de los Flores intenta sentirse libre y «disfrutar la vida tal y como yo la deseo vivir». «Ya he superado el soy hija de», asegura.

21 ene 2017 . Actualizado a las 12:45 h.

Lo lleva en la sangre. Y es que desde que nació sus genes ya habían decidido por ella que iba para artista con letras mayúsculas. Porque ser nieta de Lola Flores y el Pescaílla, hija de Antonio Flores y sobrina de Lolita y Rosario pesa, y mucho. Pero Alba es mucha Alba (Madrid, 1986) y en vez de decantarse por la música optó por la interpretación, donde empezó haciendo teatro independiente. «Me gusta mucho la música, pero había demasiada gente en mi familia dedicándose a ella», confiesa. ¿Y te veremos debutar en la música algún día?, le preguntamos. «Hoy por hoy, lo veo complicado, porque estoy tan centrada en mi carrera como actriz que apenas tengo tiempo para nada más».

-Ahora estás con el musical «Drac Pack», donde interpretas al mítico Dean Martin.

-Eso es. Me encanta este espectáculo, la magia del directo, el público, el grupo con las chicas… Estoy muy contenta de haberme embarcado en esta aventura con Najwa Nimri, porque estoy aprendiendo mucho y me lo estoy pasando fenomenal.

-Este espectáculo tiene mucho rollo vampírico. ¿Qué tiene Alba Flores de vampira?

-Muy poco, la verdad. Yo soy más hombre lobo, porque me apasionan los animales y lo de convertirme en una fiera me parece lo más. Además, los vampiros son demasiado sofisticados y yo estoy más aferrada a la tierra.

-¿Interpretar a Saray en la serie «Vis a vis» supuso un antes y un después en tu carrera como actriz?

-Sí. Participar en esta serie supuso un gran reto para mí y una oportunidad para consolidad mi carrera, además me ayudó mucho a darme a conocer al gran público.

-En «Vis a vis» no faltaron las peleas entre las internas ni tampoco los desnudos en las duchas. ¿Cómo afrontaste este tipo de escenas?

-Era una cárcel y la serie reflejaba el día a día de una prisión de mujeres. Las escenas de desnudos las viví con bastante naturalidad. Nunca he tenido tabúes respecto a la desnudez y no tengo vergüenza ni soy nada pudorosa. Además, como todas pasamos por lo mismo, me sentí cuidada cuando las rodamos y eran escenas que venían al caso, pues las viví con naturalidad. No le di más importancia.

-También te vimos en la exitosa «El tiempo entre costuras».

-Sí, interpreté a Jamila, un papel también muy bonito. La verdad es que todos los personajes me dejan huella y de cada uno aprendo algo, y eso es lo más enriquecedor. Pero si tengo que elegir alguno, me quedo con Saray y con el papel que hice en la teleserie sobre Vicente Ferrer.

-¿Con qué personajes sueñas?

-Me encantaría interpretar un personaje gitano que se saliera del estereotipo, que reflejara otras realidades para poder dar un paso e ir más allá. Además, soy una apasionada de Shakespeare, me entusiasman sus personajes.

-¿Qué tienes en los próximos meses?

-En unas semanas empiezo a grabar una nueva serie, La casa de papel, que girará en torno al atraco perfecto. Tiene muy buena pinta y los guiones son muy interesantes. Creo que va a gustar mucho.

-Oye, y cuando no tienes cerrado ningún proyecto ni te llaman para hacer cástings, ¿cómo lo llevas?

-No me torturo mucho. Intento ampliar mi formación y también me meto en proyectos de teatro experimental, que me gusta. Como soy un culo inquieto y no puedo estar quieta, aprovecho estos momentos para hacer todo eso para lo que nunca tengo tiempo.

-¿Ya desde niña tuviste claro que querías ser actriz?

-¡Qué va! ¡Para nada! Yo de pequeña soñaba con ser inventora o científica, porque en la familia ya había suficientes artistas y ya sabes que de niño uno busca lo diferente. Fue a los trece años y tras ver las películas American Beauty y El club de la lucha cuando empecé a hacerme preguntas sobre lo que de verdad quería hacer. Y casi por casualidad, me apunté a la escuela de Juan Carlos Corazza, y hasta hoy.

-¿Qué tal llevas lo de la popularidad?

-Lo llevo. He nacido con esa circunstancia, porque pertenezco a una familia de artistas, pero siempre he procurado no apegarme mucho a esto, la verdad. Me gusta sentirme una más y pasar lo más desapercibida posible.

-Algo que nadie sabe de ti.

-Que en realidad me llamo Alba González Villa. Pero por la calle la gente me sigue llamando Saray como mi personaje en la serie Vis a vis.

-¿Cómo desconectas?

-Buena pregunta. Soy bastante workalcoholic (adicta al trabajo) y me cuesta mucho desconectar de los rodajes. Tanto es así que cuando me pongo una serie para distraerme empiezo a plantearme: «y, ¿cómo han hecho este plano?, ¿y qué técnica han utilizado en esta otra secuencia?». Es pura deformación profesional.

-Pero en algún momento pararás, ¿no?

-Sí. El deporte me ayuda mucho a despejar la mente. Ahora voy solo al gimnasio, pero me encanta practicar la escalada deportiva en rocódromo. Y me entusiasma ver series con temática relacionada con lo sobrenatural o la ciencia ficción. Estoy súper enganchada a Juego de tronos y Walking Dead.

-La última. ¿Has logrado ya quitarte la coletilla de ser hija de?

-Mi apellido es el que es, pero ya he superado el «soy hija de». Además, siempre he luchado por pasar de eso, porque no es nada sano. Intento sentirme libre y disfrutar la vida tal y como yo la deseo vivir.