
El director ovetense confía en que el ejemplo de «Marrowbone» potencia la «riqueza de paisajes y los profesionales cualificados» de Asturias como sede de producciones audiovisuales
14 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Sergio G. Sánchez jugó ayer en casa y se sintó «feliz». Después de superar la exigente prueba del triple pase de su primer largometraje como director, El secreto de Marrowbone, por festivales de alcurnia -Toronto, San Sebastián, Sitges- el cineasta ovetense afrontaba en Laboral Cinemateca una sesión que suponía su regreso al lugar donde se empeñó en rodar su historia. Lo hizo con un prólogo realmente especial -un extracto de la banda sonora original compuesta por Fernando Velázquez, que dirigirá a la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA)- y dispuesto también a demostrar en su propia tierra algo que es ya un empeño personal: que Asturias puede convertirse en una suerte de pequeña California para el rodaje de películas y series de televisión. Marrowbone es la prueba.
-Se empeñó en volver al lugar del crimen. Aunque costó.
-Estoy feliz. Es un día muy especial. La verdad, ha costado programar este estreno en Asturias porque la película ya se había visto en Toronto, en San Sebastían y en Sitges y era complicado conseguir un pase más porque estas cosas hay que medirlas. Pero la colaboración de todos lo ha hecho posible. En cada estreno hemos procurado ir fraccionando las estrellas y el protagonismo: ayer le tocó a la OSPA, y estoy contentísimo de que hayamos podido tener el concierto antes del estreno.
-¿Cómo se ve, de vuelta a casa, un proceso tan largo, tan complejo y arduo? ¿Qué es lo más valioso que ha aprendido en él?