«En LABoral no importa quien entra, mira y sale sino sus usuarios reales», defiende su directora

J. C. Gea GIJÓN

CULTURA

Karin Ohlenschläger, en LABoral
Karin Ohlenschläger, en LABoral

Ohlenschläger replica a las bajas cifras de visitantes recordando los 400 usuarios semanales, las 19 residencias de este año o la intensa actividad con centros educativos, entre otras actividades de «un centro donde se trabaja»

22 mar 2018 . Actualizado a las 08:36 h.

«La cuestión en este momento en LABoral no es quién paga las entradas. Me parece muy triste que el foco se esté poniendo en una información parcial. Aquí se está trabajando». Karin Ohlenschläger, directora artística del Centro de Arte y Creación Industrial de Gijón, no disimulaba ayer su disgusto; la fecha en que trascendía la baja recaudación por venta de entradas del centro en 2017, la más baja desde la apertura de las instalaciones hace casi once años, con unos ingresos que no llegan a los 600 euros. Pero también insiste en quitar hierro a esa cifra. Porque -asegura- ese parámetro «pone el punto de mira en unos intereses que nada tienen que ver con lo que está haciendo ahora mismo LABoral» y cuya «descontextualización» solo sirve para «tener unos efectos dañinos» sobre un centro cuya eficiencia «no se mide por quien paga las entradas ni por la gente que entra mira y sale, sino por los usuarios reales, las personas que hacen uso real de las instalaciones». Y a Ohlesnchläger este otro parámetro la tiene «francamente, muy satisfecha».

«Estamos teniendo una media de 400 personas semanales entre usuarios de nuestros talleres, nuestros programas de mediación educativa o de residencia, grupos de música o teatro, artistas visuales o emprendedores del sector creativo y cultural. Atendemos a creadores de todos los ámbitos. Vienen aquí a trabajar, a producir y a ocupar los espacios de reflexión, de debate, de experimentación que les facilitamos», afirma la directora artística de LABoral.

Eso es, desde su posición, lo que cuenta: mucho más, en todo caso, que el magro censo de visitantes de 2017. El dato trascendía tras la comparecencia, el martes, del consejero de Cultura en la comisión del área de la Junta General a instancias del grupo parlamentario de Podemos, interesado en un «presunto fraude» en el abultado conteo de visitantes en los primeros años del centro. Ohlenschläger tiene claras al respecto varias cosas: la primera y principal, que «polémica por lo que ha pasado hace diez años no tiene nada que ver» con lo que considera «un gran trabajo en los dos últimos años», y que el martes lo importante fue constatar «la fuerte voluntad politica de apoyar a LABoral para que salga adelante».

El centro atraviesa desde hace años una situación delicada. En su primera etapa -la de los altos presupuestos y también la de los préstamos ministeriales que generaron una deuda que aún ahoga al centro- tuvo de espaldas a una parte importante del sector artístico y cultural asturiano. Consideraban sus detractores que el centro vivía ajeno la realidad de la creación en Asturias y, por decirlo con argumentos utilizados por formaciones como Podemos, que faltaba «arraigo en el territorio» asturiano. Esa carencia se ha corregido de sobra, según sostiene Karin Ohlenschläger, desde su llegada al centro hace algo más de dos años; no así las estrecheces presupuestarias, agravadas por las prórrogas en las administraciones autonómica y local y por los gastos en indemnizaciones y atrasos de la Seguridad Social generados por el despido de siete «falsos autónomos». Ello llevó a una temporada de cierres del centro a los visitantes durante tres días a la semana que ha tenido su repercusión en el saldo final de 2017. Por otra parte, la progamación en LABoral -cuyo presupuesto ronda los 1,6 millones de euros- «durante este primer semestre de 2018 y conforme con la política de sostenibilidad y contención presupuestaria, está centrado en aquellas actividades que tienen patrocinador», según se recoge en el 'Programa de Actividades' referendado por el Patronato para este año.

«Lo que estamos haciendo»

Pero, a partir de ahí, Karain Ohlenschläger insiste en que solo hay una réplica posible: contextualilzar y contestar «con lo que estamos haciendo». Lo que LABoral está haciendo se plasma en la programación para este año. La agenda incluye, entre otras actividades, 16 proyectos de residencia asturianos -entre ellos los destinados a emprendedores en colaboración con la agencia municipal Impulsa-, más otros tres nacionales y tres internacionales; dos exposiciones de artistas asturianos actualmente abiertas -Casa tomada de OffMothers, con la que LABoral entra en la programación de la Bienal de Mujeres Artistas Visuales-. y la de jóvenes artistas de menos de 20 años LAB<20. Y además, un programa educativo del que Karin Ohlenschläger se siente especialmente orgullosa. Ha implicado en los últimos años «a más de 80 colegios e institutos» en programas como el AuLAB, desarrollado conjuntamente con la consejería de Educación, en el que un equipo interdisciplinar ha dado a conocer a varios centros de distintos perfiles sociales «nuevas metodologías didácticas, tecnologías digitales y procesos creativos», en una experiencia que se plasma en un libro recientemente editado junto a la Fundación Botín. Además, y en colaboración con la multinacional Alcoa, se ha puesto en marcha otro programa para que los centros desarrollen sus propios laboratorios multimedia.

Todo ello está contribuyendo, según la directora artística de LABoral, a restañar una de las críticas que se han repetido con más virulencia desde la apertura del centro: el escaso «arraigo en el territorio» del Centro de Arte, un argumento del que han hecho bandera los artistas, pero también grupos políticos como Podemos. «Desde que he asumido la dirección artística, hemos hecho un esfuerzo conjunto con todo el equipo para atender lo que siempre se criticó: atender y fortalecer más el tejido artístico y cultural de Asturias; no solo artistas sino profesionales del sector de las industrias culturales y creativas, a los jóvenes asturianos para articular conjuntamente modos de entrar en el siglo XXI, para introducir la tecnología y la cultura digital en aulas e institutos, y un esfuerzo que creo que es en el que hay que poner el foco», concluye Karin Ohlehschläger.

«Me encantaría que alguien me mencione cualquier institución asturiana que esté dando tanto apoyo a artistas o a jóvenes emprendedores del ámbito de la industrias culturales», concluye la directora artística de LABoral, que afirma que ella y su equipo siguen «muy convencidos y motivados a pesar del ruido mediático».