«Wild Wild Country», diez mil invasores contra 50 lugareños

Alexandre Centeno Liste
alexandre centeno REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Netflix

Una serie documental de Netflix narra el desembarco en 1981 de la comuna de un gurú indio en un pequeño pueblo de Oregón

21 may 2018 . Actualizado a las 08:07 h.

Desierto de Oregón. Años ochenta. Antelope, un pequeño pueblo de menos de medio centenar de habitantes es tomado por un grupo seudorreligioso llegado de la India. Sexo. Política. Religión. Traiciones. Personajes autóctonos. Muy autóctonos. Contra otos raros. Muy raros. Y hasta una mala. Malísima. Todos estos superlativos ingredientes podrían formar parte del guion de una serie o un film de David Lynch. Pero no. Son algunas pinceladas de un suceso real que Neflix ha rescatado casi cuarenta años después en forma de documental para añadir a su oferta de vídeo bajo demanda. Se trata de Wild Wild Country, creación de seis episodios que tras arrasar en Estados Unidos ha entrado por la puerta grande en España. Lo hace sin una gran campaña de márketing, solo con el boca a boca.

Esta serie dirigida por los hermanos Chapman y Maclain Way presenta al espectador la historia de cómo el gurú espiritual Bhagwan Shree Rajneesh, junto con su mano derecha, la luchadora e irreverente Ma Anand Sheela, trasladan en 1981 su movimiento desde la India hasta la pequeña localidad estadounidense de Antilope. Acompañados por un nutrido grupo de ricos forman una comuna llamada Rajneeshpuram. Ellos mismos realizaron la transformación de un rancho de treinta mil hectáreas en una ciudad para diez mil habitantes, con carreteras, canalización del agua, viviendas, comercios, bancos.. Y hasta un casino. Una revolución en la zona que amenazó la armonía de una población costumbrista que rechazó de cuajo la llegada de miles de seres extraños.

Los rajnishes

Los rajnishes (así se conoce a los habitantes de Rajeeshuram) visten de naranja o encarnado son hedonistas y consiguen crear sus propias leyes. Llegaron como invasores y sin intención alguna integradora, tal y como demuestra que poco a poco fueran ampliando sus posesiones y negocios por la zona, asaltando incluso, la vida política de la sociedad.

Con un formato cautivador en el que mezcla imágenes reales de entrevistas e informativos de aquellos años, con la versión actual de los protagonistas, Wild Wild Country consigue enganchar al espectador cada vez más en una sorprendente historia que, curiosamente, llevaba tantos años enterrada que había caído en el olvido.

La producción de Netflix demuestra, una vez más, que la realidad puede superar, con creces, a la ficción. Con giros inesperados desde los primeros instantes, según la historia pasa por diferentes momentos. El espectador también llega a cambiar su visión sobre los personajes, siendo capaz de empatizar por momentos con los lugareños, que cuentan cómo hicieron frente a los visitantes; y a la vez con la ya casi septuagenaria Sheela (secretaría del líder espiritual) que defiende todas sus actuaciones.

Wild Wild Country es una de esas series a las que el espectador debe dar un voto de confianza. Quizá los primeros minutos o incluso los primeros capítulos no llegue a engancharse, pero a partir del tercero la conexión será total.