El fenómeno «OT» triunfa en Asturias

Claudia Granda REDACCIÓN

CULTURA

Un concierto en Gijón, en una imagen de archivo
Un concierto en Gijón, en una imagen de archivo

Más de 10.000 personas se reunieron en el Parque de los Hermanos Castro para recibir a los dieciséis concursantes de Operación Triunfo 2017

30 jul 2018 . Actualizado a las 14:21 h.

Hace casi seis meses que el sueño de los 16 concursantes de Operación Triunfo 2017 comenzaba a despegar y su éxito no ha hecho más que aumentar desde que dijeron el último adiós a la academia aquel 5 de febrero. Así lo demostraron anoche en el recinto instalado en el Parque de los Hermanos Castro. Alrededor de 10.000 personas se reunieron en un espectáculo que supuso el inicio de la recta final de este ciclo de conciertos.

Bastaron pocas palabras por parte de los exconcursantes para trasladar a los miles de fans esa sensación de añoranza y tristeza de una época que está a punto de terminar y que no habría sido posible, en palabras de todos y cada uno de ellos, sin todas las personas que han llenado cada una de sus actuaciones. Un público agradecido que, muchas horas antes ya hacía cola bajo el sol para disfrutar desde un buen sitio de sus ídolos. Camisetas con el mensaje de «Pa mala yo», móviles con las canciones que sonarían sobre el escenario, y decenas de pancartas con los nombres de los concursantes resaltaban entre la fila que, para asombro de muchos, llegó a dar vuelta al Palacio de los Deportes hacia las 18.00 horas.

Llegaron las ocho de la tarde y la apertura de puertas donde la gente comenzó a entrar nerviosa por encontrar el mejor lugar para disfrutar del espectáculo. A las 21.30 los bailarines aparecían dando paso a I’m Still Standing, la primera canción grupal del concierto. Gritos, aplausos e incluso lágrimas inundaron el recinto desde el primer momento en el que los dieciséis pisaron el escenario. El sonido comenzó con mal pie, pero poco parecía importar al público «¡Qué guapos están!», se escuchaba entre la gente. Let me entertaint you fue la primera canción individual que sonó, en la que Ricky contaba la anécdota de la noche. «Yo casi nazco asturiano porque mis padres vivieron en Avilés durante su primer año y medio de matrimonio», explicó antes de animarse a entonar el Asturias Patria Querida. Pero esta no fue la única historia que agradó al público. A más de uno de los triunfitos les unen lazos con Asturias, como la madre de Thalía o el abuelo de Cepeda, de Quirós.

El concierto se sucedió tal y como se esperaba. Baile, emoción y mucho amor sobre el escenario. En la pista, miles de teléfonos trataban de captar las mejores instantáneas y los momentos más especiales. No puedo vivir sin ti, interpretada por Aitana y Cepeda, Manos vacías de Agoney y Raoul o City of Stars, piano y voz de Amaia y Alfred, fueron algunos de los momentos favoritos de los fans, pero el más decepcionante para otros: Los besos que se pudieron ver en otros conciertos no aparecieron por ningún lado.

También hubo tiempo para escuchar los singles de algunos de los participantes. Esta vez, de Cepeda, Por una vez más, de Roi Méndez o Hay algo en mí, de Miriam, fueron las más entonadas. Ana Guerra también tuvo su momento cantando la nueva canción que interpreta junto a Juan Magán, Ni la hora, al igual que Mireia con su tema Corazón Vendío. Menos suerte tuvieron los que esperaron por los temas de Mimi (Lola Índigo) o Aitana, que solo pudieron interpretar una pequeña estrofa de sus temas a cappella.

Pero la sorpresa llegaría al final cuando, tras interpretar la última canción, La revolución sexual, y despedirse del público, comenzó a sonar Ya no quiero ná, de Lola Índigo, grupo encabezado por Mimi. La gente ya abandonaba el recinto cuando la música empezó a escucharte y una Mimi emocionada avanzaba hacia la pasarela para bailar la coreografía de su primer single. A continuación, sonaba Teléfono, de Aitana que, mas vergonzosa que la primera, salía al escenario tratando de cantar junto al resto de sus compañeros. Así finalizaba este concierto que dejó un buen sabor de boca a los miles de asturianos con los que se ratificaba, una vez más, que el fenómeno OT aún sigue vivo.