Ángel Viñas: «La trama civil fue decisiva, impulsó el golpe y logró el apoyo de Mussolini»

CULTURA

Viñas es especialista en la Segunda República, la Guerra Civil y el franquismo
Viñas es especialista en la Segunda República, la Guerra Civil y el franquismo Fernando Prieto Arellano | Efe

En «¿Quién quiso la Guerra Civil?» el historiador resalta el papel de Calvo Sotelo como líder de la conspiración contra la República

14 abr 2019 . Actualizado a las 10:05 h.

Ángel Viñas (Madrid, 1941) es uno de los grandes especialistas en la Segunda República, la Guerra Civil y el franquismo. Ahora publica ¿Quién quiso la Guerra Civil? Historia de una conspiración (Crítica), un libro fruto de su trabajo en los archivos, sobre todo italianos, en el que, 80 años después de acabada la contienda, demuestra la importancia de la trama civil para acabar con la República y cómo contaron desde el primer momento con el apoyo trascendental de la Italia fascista. «Los monárquicos alfonsinos son los que empiezan a planear una revuelta tras el advenimiento de la República y van tejiendo una red conspirativa, sabían que el golpe que estaba en marcha podía fracasar y España iría a la guerra», afirma.

-Los contactos de los monárquicos con la Italia fascista para buscar su apoyo fueron tempranos.

-Sí, en 1932, antes de la «sanjurjada». Tras el fracaso del golpe de Sanjurjo, la trama empieza a tomar cuerpo, recaudan dinero para combatir a la República, con el conocimiento de Alfonso XIII. Lo que yo aporto es que ese dinero se utiliza no solo para sufragar gastos de organización o propaganda, sino también para «lo otro», la preparación de una insurrección. En 1933 toman una decisión: hay que recurrir a Italia. Calvo Sotelo va a Roma, no sabemos si se entrevista con Mussolini o no. Que no haya papeles sobre lo que hizo allí es sospechoso. Yo lo atribuyo a que Mussolini no quería dejar rastro, porque inmiscuirse en los asuntos internos de España era muy grave.

-En 1934 hay ya un acuerdo por escrito con Italia.

-Era un compromiso de los italianos para ayudar con armas y dinero a una sublevación en la que participaran los alfonsinos, los carlistas y militares. En septiembre del 35, Antonio Goicoechea, jefe de Renovación Española, se entrevista con el Duce. De ese encuentro sí he encontrado los papeles. Eso es totalmente nuevo. Pide dinero a los italianos para la sublevación y se lo dan.

-Y en febrero de 1936 el Frente Popular gana las elecciones.

-En la primavera del 36, los conspiradores se dedican a crear una sensación de estado de necesidad para excitar al Ejército. Calvo Sotelo y Gil Robles calientan los ánimos en el Parlamento, haciendo catastrofismo. Los pistoleros de Falange forman parte del plan de los monárquicos pero en ese papel subalterno. En junio, Calvo Sotelo, Goicoechea y Primo de Rivera envían una carta a Mussolini informándole de los preparativos de la sublevación y pidiéndole dinero.

-Poco después, el 1 de julio, 16 días antes del golpe, se firma un acuerdo militar con Italia.

-Ansaldo negocia los contratos a cuenta de los alfonsinos. Son cincuenta aviones de transporte, bombarderos, cazas e hidroaviones, que van llegando a España.

-En su libro da mucha más importancia a la trama civil de la que se le ha otorgado hasta ahora.

-Claro, es que el Ejército no se subleva así porque sí, de la noche a la mañana. La trama civil fue decisiva, inició e impulsó la sublevación y logró el apoyo de Mussolini.

-¿Calvo Sotelo era el jefe de filas de la trama civil?

-Por supuesto. Tiraba la piedra y escondía la mano, por precaución. Prefería que Goicoechea diera la cara por él. Habría sido el jefe del Gobierno después del golpe.

-Todo esto muestra que el papel de Italia en el golpe fue muy anterior al de la Alemania nazi.

-Alemania no tiene ningún papel hasta el 25 de julio. La ayuda de Italia y Alemania fue absolutamente decisiva para que Franco ganara. La soviética a la República fue menor y discontinua.

-¿Cuál era el plan de los monárquicos si deponían a la República?

-Restablecer la monarquía bajo la forma de una dictadura similar a la Italia fascista. Un rey, como Víctor Manuel III; un Duce, Calvo Sotelo; un directorio militar y un partido fascista. Sanjurjo sería una especie de regente, que se retiraría al cabo de unos meses y la corona pasaría a Alfonso XIII o a su hijo Juan de Borbón.

-¿El asesinato de Calvo Sotelo fue el detonante del golpe militar?

-¡Pero cómo iba a serlo si los contratos con Italia ya prevén el suministro de aviones! Los militares estaban preparándose desde 1935. Para el golpe, el asesinato es completamente irrelevante.

-¿Qué papel jugó Franco?

-Tenía un papel asignado, sublevar Canarias y pasar a la península las tropas de África. Al igual que Mola, está subordinado a Sanjurjo. Después de la guerra Franco fue un impostor, porque se erigió en el líder de la conspiración.

-Señala algunos mitos sobre la Guerra Civil que permanecen.

-El fundamental es que era inevitable porque España se despeñaba por el precipicio de la revolución comunista. Otros son la ilegitimidad de la República, basado en un supuesto fraude electoral que no fue tal y que Franco ganó la guerra a pesar de la superioridad militar de la República.

«Exhumar a Franco rompería una barrera psicológica»

Para el autor de La conspiración del general Franco o La otra cara del caudillo, exhumar los restos del dictador sería fundamental.

-¿Se está haciendo un uso político de la historia, de la Guerra Civil y la República, en la actualidad?

-Es evidente. Por la derecha, Casado y Vox. Los historiadores de derechas escriben normalmente desde una óptica presentista, son ellos los que ponen la historia al servicio de la política. Ningún historiador serio de la Guerra Civil, y hay muchos, lo hace.

-Pero también se acusó a Zapatero, por la memoria histórica, y ahora a Sánchez, con la exhumación de Franco, de utilizar la historia políticamente.

-No es cierto. Desde 1939 a 1975 los vencedores han honrado a sus víctimas, con inscripciones de caídos por Dios y por España en todas las iglesias, concesión de estancos a las viudas, etc... Los mártires de la Iglesia han sido beatificados. Desde 1939 hasta los años 80 las víctimas republicanas han estado olvidadas. De pronto, tras la primera exhumación de restos en Priaranza, en el 2000, la sociedad española se queda estupefacta al conocer la existencia de fosas donde yacen cantidades ingentes de personas no identificadas. Esa es la memoria histórica republicana, no puede ser otra, porque son las víctimas de los perdedores que fueron masacradas.

-¿Cree que la exhumación de Franco es necesaria?

-Es fundamental. Si se lleva a cabo rompería una barrera psicológica. Aunque fue un usurpador, hay que tratar sus restos con el respeto y la dignidad de alguien que fue jefe del Estado durante 40 años. Pero no se puede honrar en Cuelgamuros al responsable de una dictadura que asesinó, exilió y reprimió a tanta gente.

-Muchos españoles se están enterando ahora de que en la España franquista hubo campos de concentración. ¿Cómo es posible?

-Es que mucha gente no quiere saber. El problema es que la democracia no ha sido capaz de construir un relato básico fiel de lo que pasó en la República, la Guerra Civil y la dictadura. No se trata de que el Gobierno lo hiciera, sino de que lo facilitara.