Llega la temporada final de «El Embarcadero» con más pistas sobre quién mató a Óscar

La Voz REDACCIÓN

CULTURA

Los papeles se invierten, y ambas se colocan en tesituras totalmente distintas: Verónica, que hasta ahora había sido la amante, pasa a ser la engañada

17 ene 2020 . Actualizado a las 09:17 h.

El Embarcadero estrenará su segunda y última temporada el 17 de enero del 2020, completa bajo demanda, en la que las dos mujeres de la vida de Óscar, enfrentadas tras desvelarse quién es en realidad Alejandra, tendrán que superar sus diferencias para comprender cómo y por qué murió, según Efe. Serán ocho nuevos episodios de 50 minutos de duración que añaden acción a este thriller emocional protagonizado por Verónica Sánchez, Álvaro Morte, Irene Arcos, Roberto Enríquez y Marta Milans. Completan el elenco principal Cecilia Roth, Antonio Garrido, Judit Ampudia, Miquel Fernández y Paco Manzanedo.

La serie, producida por Movistar+ en colaboración con Vancouver Media y Atresmedia Studios, con la autoría de Álex Pina y Esther Martínez Lobato, responsables de La Casa de Papel -ganadora de un Emmy Internacional a mejor serie dramática-, está basada en una idea original de Sonia Martínez, bajo la dirección de Jorge Dorado y Álex Rodrigo Rivero

En esta nueva temporada, Alejandra (Verónica Sánchez) confiesa quién es realmente a Verónica (Irene Arcos) y, con esta verdad, el orden de todo lo establecido entre ellas se resquebraja. Los papeles se invierten, y ambas se colocan en tesituras totalmente distintas: Verónica, que hasta ahora había sido la amante, pasa a ser la engañada.

Mientras, Alejandra, en su necesidad de entender racionalmente lo que le pasó a su marido, se vuelve una mujer hedonista que vive una relación poliamorosa sin que las preguntas, los prejuicios y la culpa cercenen sus emociones y su identidad.

La aparición de nuevos datos sobre los últimos días de vida de Óscar (Álvaro Morte) provoca algo aparentemente difícil: que Alejandra y Verónica tengan que aliarse para descubrir qué fue lo que pasó en realidad con su muerte. Además, las dos mujeres tendrán que recurrir a Conrado, formando un trío protagonista que cabalga entre el thriller del asesinato y la desesperada necesidad de dar rienda suelta a sus instintos primarios.

«En la segunda temporada explotan todas las bombas, explotan todos los personajes, explotan todas las respuestas. Los personajes son llevados al extremo del viaje que han iniciado y son colocados en las antípodas de cómo han comenzado la serie. Realmente los últimos capítulos de la segunda temporada colocan todo en un extremo muy al límite», indica su propia creadora y productora ejecutiva Esther Martínez Lobato a Efe

En esa misma línea expone su director, Jesús Colmenar, los argumentos que marcan la diferencia entre una temporada y otra: «La segunda temporada es más oscura. Si la primera fue descubrir a los personajes, viviéndolo desde el lado del amor y la transformación que tiene lugar en el ser humano, en la segunda temporada vamos a ver las consecuencias, que a veces pueden ser muy negativas, de abrazar tu lado salvaje. Si abrazas tu lado salvaje puedes acabar devorado».

Tanto Álvaro Morte como Roberto Enríquez, quienes coinciden a la hora de destacar el gran papel de los creadores y directores de la serie como «genios que hacen una ficción diferente», se suman al carro de valorar la segunda temporada como una vuelta de tuerca a la trama y a la exposición de sus personajes. «En la segunda temporada empezamos a ver el reverso de los personajes. Las cosas oscuras, la culpa de lo que acarrean esas decisiones que se toman en la vida, es como la consecuencia de lo que hemos visto hasta ahora. Hemos visto una cara amable y ahora veremos cómo eso gira», apunta Morte, quien reconoce no haber tenido excesiva dificultad para desmarcarse del personaje de «El profesor» que tanto reconocimiento le dio con La casa de papel (2017).

Asimismo, también «el ingrediente sexual y sensual de la primera temporada», como explica Roberto Enríquez a Efe, «se mantiene pero se vuelve más sórdido». Todo se torna más oscuro y contradictorio, lo que provoca la evolución de unos personajes de los que es posible ver, en esta segunda temporada, la otra cara.

En una serie que Colmenar define como «muy de tierra y de corazón, de personajes y de transformación interior», son, por tanto, los personajes y su evolución los que marcan el desarrollo de la trama. Y es en Verónica y Alejandra, los personajes de Irene Arcos y Verónica Sánchez, en los que se acusa más este cambio. «En mi personaje (Verónica), ese sentimiento de culpa que ya se venía sembrando un poco en la primera temporada hace mella en su forma de ver la vida, en sus certezas, en cómo ella se ha construido, en esa visión que tiene del mundo», relata Arcos, quien reconoce, al igual que Verónica Sánchez, que echa de menos a su personaje después de haber acabado el rodaje.

De manera contraria, el personaje frio y cuadriculado de Alejandra, una arquitecta de éxito que vive en Valencia, sufre una transformación y encuentra un viaje totalmente opuesto al del personaje de Arcos: «Alejandra hace el camino contrario. En la primera temporada todo el mundo era consciente del drama en el que estaba metida menos ella porque tenía un objetivo, que era saber quién era su marido». Y añade: «Eso era una especie de huida del drama. Ella no quería asumir esa pérdida. En la segunda temporada se empieza a quitar esas capas, esas cosas que no le pertenecen y la necesidad de contentar a todo el mundo. Empieza a florecer, a ser quien quiere ser por primera en su vida».

El embarcadero, cuyos 16 capítulos fueron rodados de manera continuada, se muestra como un viaje muy realista por las pasiones, las luchas internas, la reflexión y la búsqueda de uno mismo. Una premisa con la que todos los actores y equipo técnico coinciden en que será la clave para enganchar al público.