Nuevos formatos de conciertos o el riesgo de un instrumento de viento: las orquestas estudian cómo reinventarse

Juan M. Arribas

CULTURA

OSPA

La gerente de la OSPA, Ana Mateo, reflexiona sobre cómo volverá el público a escuchar música y en qué condiciones

06 may 2020 . Actualizado a las 17:13 h.

Cómo se garantizará la seguridad y la higiene una vez superada la pandemia de COVID-19, cuáles serán las nuevas formas de conciertos y cómo volverá el público a llenar las salas: son muchas las dudas que rodean la vuelta al trabajo de las orquestas sinfónicas y Ana Mateo, presidenta de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas  y gerente de la OSPA ha reflexionado al respecto, en un seminario de la Fundación BBVA.

 Ana Mateo tiene claro que la vuelta será al principio «con formato pequeño y rotando plantillas. Con grupos de cámara. Y a partir de ahí, ir creciendo hasta llegar a la orquesta sinfónica en su totalidad. De momento sin público, por supuesto», señala.

Pero las adaptaciones no deben hacer que se pierda «la esencia» de las orquestas, según Mateo, y para ello es importante repensar ciertos formatos, como el de los conciertos online.

«Cuando algo se ofrece gratis parece que no tiene valor», considera la presidenta de AEOS, que señala el ejemplo de la Orquesta Sinfónica de Berlín, cuyos conciertos son ahora accesibles de manera gratuita a través de su portal: «En algún momento habrá que volverlo a cerrar y volver a pagar por ello. Es una cuestión que hay que plantear».

Ante las dificultades económicas, Mateo, gerente de la OSPA, señala que agrupaciones como la suya tienen más garantías respecto a las privadas al tener titularidad pública: «Tenemos una cierta serenidad, en lo que se refiere al empleo, aunque también estamos preocupadas porque no podemos hacer nuestro trabajo», apunta.

Otro factor importante en la vuelta de las orquestas es el disponer o no de un espacio propio de interpretación: las que no tengan sala propia dependerán, además, de «las medidas que tome el auditorio» en el que trabajen.

En la vuelta del público habrá un «miedo que va a tardar en irse», dice Mateo, y al que harán frente con todas las prevenciones de seguridad e higiene necesarias, incluso estudiando «cómo funciona un instrumento de viento, si puede proyectar el virus cuando el intérprete sopla».

El sector es consciente de la complejidad de la situación, pero afronta este momento con optimismo: «Nos queda un camino muy largo, pero lo recorreremos», sentencia Ana Mateo.