Blue Jeans: «Odio el WhatsApp y los audios de más de dos minutos»

CULTURA

Francisco de Paula, Blue Jeans, publica «Los crímenes de Chopin», que nació en una noche de insomnio.
Francisco de Paula, Blue Jeans, publica «Los crímenes de Chopin», que nació en una noche de insomnio. Carlos Ruiz

«Pago todas mis facturas con los libros que vendo», asegura el superventas de literatura juvenil, que publica «El campamento». Él siempre escucha a sus lectores y a veces sigue sus consejos

11 jul 2021 . Actualizado a las 16:11 h.

Puedes llamarle «Paco, Blue. Blue Jeans o como veas», dice Francisco de Paula, que por su nombre real te dirá poco. El autor de las trilogías Canciones para Paula, El Club de los Incomprensibles y Algo tan sencillo superó los 200.000 lectores con la serie de La chica invisible. ¿El secreto de su éxito? «El trabajo. Intentar escribir historias que le interesen a la gente joven y no tan joven... Tengo la suerte de dedicarme en exclusiva a los libros. Hoy puedo estar las 24 de los 365 días del año entregado, mi mundo se mueve alrededor de los libros. Pago todas mis facturas con los libros que vendo», asegura Blue Jeans, que dice que Galicia, siempre que viene, le trata bien.

­-¿Cuál fue la primera semilla de «El campamento»?

-La primera semilla la puso mi pareja, Esther. Nos pasamos el año de pandemia encerrados en casa y, en una de las charlas que tuvimos, se le ocurrió: «Oye, ¿por qué en la siguiente novela no metes a unos chicos en un campamento del que no puedan salir porque les quitan el móvil y a ver qué pasa?».

­-Esto ya es terror. Incomunicados.

-Sí, ya es motivo de asesinato, jajaja.

­-¿Tiene algo que ver ese lugar cerrado con el confinamiento por la pandemia?

-A lo mejor, inconscientemente. Lo que quería era meter a diez jóvenes en un sitio, que pasaran cosas y que todo el mundo sospechara de todo el mundo; hacerme un Agatha Christie para jóvenes de hoy, por eso hay youtubers, influencers... Incluso la escritora tiene seguidores gracias a Wattpad. Es un retrato de los veinteañeros de hoy en una novela de estructura clásica. Esta es una novela un pelín más subida de tono que las anteriores [a partir de 14 años].

-¿Hay mucho de ti en esa autora que triunfa gracias a Wattpad?

-En todos los libros que escribo hay pinceladas de gustos personales o de cosas que me han pasado. Miren Libano es una escritora que publica su primera novela gracias al éxito que tuvo en Internet. En cierta manera, fue algo que me pasó. Pero ella también tiene mucho que ver con esas chicas que triunfan en Wattpad, que tienen millones de seguidores en redes y por las que apuestan las editoriales. La novela de Ari Godoy, una chica que empezó en Wattpad se ha vendido a Netflix a 190 países. Ese tipo de guiños son los que me permito en la novela. El resto de la historia es bastante inventado.

-¿Leen los jóvenes de la generación T de modo diferente a los que tenemos más de 30 o de 40 años?

-Siempre se dice que los jóvenes no leen, pero las cifras de literatura juvenil contradicen eso. La literatura juvenil supone un 13 % del total. De mis libros vendidos, solo un 8 % se venden en e-book. Es una generación digital que lee en papel. La literatura juvenil no cayó en una grave crisis en el 2008. Y vas a cualquier feria del libro y los que tienen las filas más largas son los autores de juvenil.

-¿Quién te enseñó a leer?

-¡Te iba a decir el Micho 1! Tengo la suerte de que mis padres son los dos muy lectores. Yo antes de nacer ya tenía libros en mi habitación. Cada cumpleaños me regalaban libros. En la casa de Carmona teníamos una biblioteca con más de 15.000 libros. Agatha Christie también me influyó pronto. Los suyos fueron de los primeros libros adultos que leí, con 11 o 12 años.

-¿Podrías vivir sin móvil?

-No, sinceramente. Llamo a mis padres todos los días. Viven a 600 kilómetros, los llamo a diario y sin móvil no podría hacerlo. Pero odio el WhatsApp.

-¿No mandas caritas con beso?

—¡Lo que odio es que me manden un audio de más de dos minutos! Tengo audios de gente que me manda mensajes de siete u ocho minutos seguidos. Silencio los grupos en los que estoy.

—¿Te pierdes en el bosque de tus historias o mantienes el hilo sin problema?

—Para mí escribir es muy difícil, pero en los últimos libros estoy fluido. Y eso que en La promesa de Julia me quedé en blanco en el final de la novela. Yo solía escribir en cafeterías y esta la tuve que escribir encerrado en casa, pero me compré una fuente para que sonase el agua, necesitaba algo de ruido... jajaja.

—¿Has vivido algún campamento del que tengas un recuerdo tétrico?

—Yo no he ido ni de campamento. Al único campamento al que estuve a punto de ir no llegué porque me quedé viendo el Mundial de fútbol, en el 90. Y resulta que todos pillaron salmonelosis... ¡Me libré! Yo soy más de hotelito que de campamento.

—Hay un objeto mágico en todos los campamentos, la linterna. ¿Leías debajo de las sábanas?

—Claro. Y antes se iba mucho la luz en las casas de los pueblos. ¡Teníamos linternas por todos lados!

—¿Te dejas asesorar por los lectores?

—Los escucho. No hay un solo comentario que no haya leído. Y a veces les hago caso.

—Pero el lector no siempre tiene razón...

—No, el punto débil del libro a veces es lo que más les gusta a los lectores. Pero al lector hay que escucharlo siempre, es sagrado.