«Dostoievski», la biografía elaborada por el ensayista y dramaturgo rumano Virgil Tanase

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Portada de la biografía escrita por Virgil Tanase. A la derecha, detalle del retrato de Dostoievski (1872) pintado por Vasili Perov.
Portada de la biografía escrita por Virgil Tanase. A la derecha, detalle del retrato de Dostoievski (1872) pintado por Vasili Perov.

Ediciones del Subsuelo se adelanta a la celebración del bicentenario del nacimiento del gran autor ruso, que se cumple el 11 de noviembre

13 oct 2021 . Actualizado a las 08:48 h.

Qué mejor catálogo para albergar la gran biografía Dostoievski elaborada por el ensayista y dramaturgo rumano Virgil Tanase (Galati, 1945) que Ediciones del Subsuelo -Memorias del subsuelo (1864) es una de las obras más emblemáticas del autor de Los hermanos Karamázov-. Un sello que, por cierto, a finales del 2016, ya publicó las conferencias que en el parisino Théâtre du Vieux-Colombier ofreció el escritor francés André Gide -a las que se añadían algunos artículos periodísticos-, uno de los grandes defensores y divulgadores en Europa de la literatura del genio ruso. La editora, Laura Claravall, es también la traductora de ambos títulos y anticipa -con el libro de Tanase- la celebración del bicentenario del nacimiento de Dostoievski, que se cumple el próximo 11 de noviembre, y el décimo aniversario de su proyecto Ediciones del Subsuelo. En una concienzuda investigación, Tanase rastrea hasta el siglo XIV los posibles orígenes tártaros del narrador y los curiosos avatares que jalonan la vida de sus ancestros y familiares inmediatos, que oscilan entre la pertenencia a la nobleza más cercana al príncipe de Moscú y la zozobra económica. Así de azarosa, contradictoria y atrabiliaria será igualmente la existencia de Dostoievski (Imperio ruso; Moscú, 1821-San Petersburgo, 1881), que en cierta medida va a la par del muy convulso tiempo que le tocó en suerte y que, no en menor grado, alimenta las historias que narró. Ese conocimiento humano que encuentra en su exploración de los límites es el perfecto caldo de cultivo en el que crecen sus novelas, aquejadas por veces, según muchos críticos -y algo que él mismo admite-, de una escritura deslavazada, descuidada, apresurada. Su prosa torturada parece medrar en la desesperación y el sufrimiento del propio autor, pero la potencia dramática de su relato salva cualquier falla, cualquier déficit de estilo. Algo similar ocurre con esta biografía: la poderosa novela que compone supera todo obstáculo y titubeo.