Juan Luis Arsuaga: «Aunque fueras eterno, te morirías igual»

CULTURA

Arsuaga y Millás acaban de escribir su segundo libro en común
Arsuaga y Millás acaban de escribir su segundo libro en común FUNDACIÓN CAJA NAVARRA | EUROPAPRESS

«La muerte contada por un sapiens a un neandertal» es la nueva obra de Juan Luis Arsuaga y Juanjo Millás, una delicia que les hará vivir más

21 abr 2022 . Actualizado a las 18:50 h.

Lo han vuelto a hacer. El paleontólogo Juan Luis Arsuaga y el escritor Juanjo Millás se han puesto en la piel de un sapiens y un neandertal para que entendamos algo tan trascendental para el ser humano como la muerte. ¿Por qué nos morimos? Es la pregunta con la que arranca este libro que se conforma como la segunda parte de aquella obra divertídisima que fue La vida contada por un sapiens a un neandertal. Después de esa vida, toca ahora la muerte, que será para los lectores otra aventura tan fascinante como la anterior y tan sorprendente que por momentos una no puede más que carcajearse.

Porque Millás y Arsuaga, a modo de Sancho y Quijote, vuelven a cabalgar por la historia de esa manera tan amena que es la pregunta-respuesta, bebiendo de esa tradición literaria que son los exempla medievales, para desmigar las teorías más complejas de entender. Claro que en este libro la salsa la ponen estos dos personajes que se han hecho con dos roles opuestos, el sabio [Arsuaga] y el discípulo [Millás], que juegan a enfrentarse en la diferencia de caracteres y modos de entender la vida. El paleontólogo es el epicúreo, deportista, un científico que expone su conocimiento, que cuestiona los grandes temas y no busca el «para qué» de nada. Enfrente, un Millás hipocondríaco, sedentario, tímido, se deja arrastrar por las teorías mágicas que le dan sentido a todo. Esa dualidad y el anecdotario de ambos pone la gracia en una obra en la que son tan importantes los detalles de su relación, de su amistad tierna, como las teorías e investigaciones más certeras. Ese punto coloquial, ameno y cercano lo consigue Millás, que tiene el mérito de haber escrito y reescrito todas sus conversaciones, para ordenar todo un campo de saber que Arsuaga, hay que decirlo, expone de una manera deliciosa.

Así que el lector disfrutará esos momentos cómicos en que Millás va a comprarse un «chándal de vestir» para citarse en un gimnasio con Arsuaga, los viajes en el Nissan Junke destartalado del paleontólogo (ya es otro personaje) y las comilonas que se gastan (Millás lo hace puntualmente a las dos) para ponerse al día.

¿LAS COPAS SON INMORTALES?

¿Pero qué descubrirán los lectores en las 306 páginas de este libro que se devora como pipas? La pregunta central es saber por qué nos morimos y para ello Arsuaga va desmenuzando cómo se mueren las diferentes especies. Así aprendemos que los salmones mueren cuando desovan (la hembra pone los huevos, el macho el esperma) y se extinguen a la vez, dejan la descendencia ahí, sin nadie a su cuidado. Y que el bogavante puede vivir 140 años, frente al pulpo que vive dos o tres. ¿Por qué? A esas respuestas intenta darle sentido Arsuaga, que ejemplifica la idea de inmortalidad a través de unas copas en un restaurante. «¿Cuánto tiempo pasa desde que se compra una remesa de copas hasta que se rompe la mitad?», le pregunta a un camarero. «Si compro cien, en 6 meses desaparecen 50». «Pero no por desgaste, sino por accidente», concluye Arsuaga, para exponernos la teoría de Peter B. Medawar, premio Nobel de Medicina, sobre la explicación neodarwinista de la vejez y la muerte. «La copa es inmortal, no envejece, y sin embargo, tiene una vida media. Imagínate que fueras eterno, morirías igual», expone Arsuaga para concluir que en la naturaleza no hay vejez, solo plenitud o muerte.

Aprendemos en este libro que los animales grandes viven más que los pequeños a pesar de que tengan más células en su cuerpo, que en principio podrían causar más cánceres. Y aprendemos que en la evolución humana, cuando perdimos el pelo, se nos puso la piel negra porque al exponernos a la radiación tuvimos que pigmentarnos. «Lo normal es ser negro, lo anormal es ser blanco», relata Arsuaga que apunta que el alzhéimer, como otras enfermedades, aparecen a una edad en que deberíamos estar muertos: «Por eso la selección natural no ha podido eliminarlas».

Que el culo es el músculo más grande del cuerpo, pero que en principio no sirve para nada, excepto para la atracción sexual, es otra de las cuestiones que explica el paleontólogo. Él, si tuviera que eliminar un invento humano, prescindiría de la silla. Y explica por qué sería mejor relacionarnos en cuclillas. Sabemos también, gracias a los análisis de sangre que ya pueden hacerse hoy en día, cuál es la edad biológica frente a la cronológica, pero no desvelaré aquí quién está más cascado de los dos, si Arsuaga o Millás. Lean el libro y descubrirán también por qué las mujeres tenemos programada la menopausia (somos la única especie junto a los elefantes) y de qué manera la alegría nos alarga la vida. «Nuestras emociones, mucho más que lo que comas o la actividad física, van a regular nuestra inmunidad e influir en nuestra salud», se explica en esta obra imprescindible. Después de leerla, estoy segura de que vivirán más.