Javier Gutiérrez vive una historia de amor con Nathalie Poza

CULTURA

MARCOS MÍGUEZ

Los actores disfrutan de su particular luna de miel en «Honeymoon», la nueva peli de Enrique Otero, que acaba de terminar el rodaje de esta «road movie» sorprendente llena de humor negro. Así nos lo cuentan

03 jun 2022 . Actualizado a las 09:28 h.

«¡Silencio! ¡Todo el mundo callado y en sus puestos! ¡Que nadie se mueva! ¡Acción!». No se percibe ni el revoloteo de una mosca en este desangelado desguace de coches cerca de Arteixo donde un autobús destartalado y lleno de cosas centra la escena. De pronto un perro empieza a olisquear las ruedas, sube al autobús por la parte de atrás y por la de delante sale corriendo despavorida Nathalie Poza de la mano de una niña. «¡No vale!», se oye en alto, y de nuevo hay que volver a repetir la escena. Las puertas del autobús no están sincronizadas y hay un desajuste que rompe lo esperado por el director, Enrique Otero, en esta acción. Se repite el grito de «¡Silencio!» y de nuevo todo el mundo se queda inmóvil, se abren las puertas del autobús, el perro olisquea, y Nathalie Poza echa a correr de la mano de un niña. «¡Hay que repetir!», vuelven a gritar. Y la actriz Nathalie Poza le advierte a la niña: «¡No cruces por debajo de la escalera!». Empiezo a pensar que es supersticiosa y que algo no acaba de encajar, cuando de pronto Enrique Otero se gira, se le asoma una gran sonrisa y se acerca para darme un abrazo. «¿Va todo bien?», le digo. «¡Estupendamente!», se ríe para arañarme otra sonrisa que viene a reflejar que lo que jamás vemos del cine es esto, lo que cuesta dar con lo que buscas. «Ya sabes lo que dijo Hitchcock de rodar con niños y perros, pero aquí estamos», me dice Quique (es así como lo conocen todos), que resume tanta dificultad en una frase corta: «Ya acabamos ahora». La escena se vuelve a repetir y suena un enorme aplauso que pone fin a una mañana de rodaje de Honeymoon, la nueva película de este director gallego, que si todo va bien, se estrenará a finales de año.

 Javier Gutiérrez: «Ahora todo es muy Tinder, pero a los 50 yo creo en el amor»

«No soy muy prolífico —apunta—, prefiero tener cuatro películas, pero bien hechas», señala quien consiguió con Crebinsky un éxito de culto. «Hice este guion con Roberto G. Méndez y salió todo seguido, empezamos pensando en una historia de vendedores puerta a puerta y hemos acabado en esta película maravillosa, Honeymoon, en la que todo ha salido fácil, ¡mira el elenco que tengo!».

Nathalie Poza, Enrique Otero, Silvia y Javier Gutiérrez
Nathalie Poza, Enrique Otero, Silvia y Javier Gutiérrez MARCOS MÍGUEZ

El guion es lo que enamoró perdidamente a Javier Gutiérrez y a Nathalie Poza, los dos protagonistas, que cayeron rendidos a la historia. «Yo venía de hacer Prostitución, había acabado La Unidad y quería descansar —relata Nathalie—, pero cuando me llegó el guion llamé inmediatamente a Quique y le dije: ‘Ahora no te puedo decir que no’. Hay guiones que te leen y este es uno de ellos». Es lo mismo que le sucedió a Javier, que asegura que no es nada fácil que una historia aúne la solidez de la escritura con unos personajes tan interesantes, en donde haya una mezcla de géneros sorprendentes: «A mí, desde luego, es lo que me interesa como espectador».

Honeymoon es todo eso y algo más. «Es una road movie, y una comedia romántica, pero hay también humor negro», señala Nathalie, que como Javier, destaca cómo la peli arranca con una tragedia (la pérdida de un hijo), aunque luego todo va girando hacia una luz, que representa metafóricamente la niña, Sayaka, que se cruza en sus caminos. «Es la luz frente a la muerte —aclara Quique—-. Se nos ocurrió la idea de que esta pareja no tuviera dinero para repatriar el cadáver de su hijo, y a partir de ahí hay todo un universo que rodea a los protagonistas. Ellos se ven obligados a vender colecciones de dibujos animados que veía nuestra generación: Érase una vez el hombre, Mazinger... La peli no tiene nada que ver con nada de lo que yo haya hecho anteriormente, tal vez lo único en común es ese universo propio que se genera alrededor». «Lo que me interesaba —continúa— era deslocalizar la acción, temporal y geográficamente, por eso hemos rodado en Ourense, Valladolid, Zamora, en las carreteras de Castilla, y al tiempo se ven cosas anacrónicas, coches de otra época, pero digamos que siendo realista, puede ser una historia que transcurra entre el 2000 o el 2020».

«Hay algo indescriptible, inclasificable —apunta Nathalie—, y muy poético en toda la cinta, con una mezcla de géneros brutal, además son personajes que toman decisiones arriesgadas, y esa atemporalidad me fascina, es como cuando ves una peli de los Coen, o de Todd Solondz, o de Paul Thomas Anderson, uno de los directores preferidos de Quique».

MARCOS MÍGUEZ

«En el fondo —explica Javier Gutiérrez— no deja de ser más que una historia de amor entre el personaje de Nathalie y el mío. Se detallan las miserias humanas, el desamor, pero también cómo se puede recuperar a la persona que amas, algo que por otra parte es muy reconocible para la gente como nosotros, de 50 años, que viene ya muy baqueteada, que ya tiene su background, con hijos, es una historia sorprendente llena de giros de guion».

¿Y se puede recuperar el amor?, le pregunto. «Igual soy un iluso —responde Javier—, pero yo creo en el amor y ¿por qué no? Vivimos unos momentos muy descorazonados, tiempos que son muy poco propicios, en los que nadie cree en el amor para toda la vida. Ahora es todo muy Tinder, de aquí te pillo, aquí te mato, pero yo creo en el amor, y me gusta comprobar que cuando a priori no va a funcionar, al final acaba funcionando». «Las parejas muchas veces se rompen por cuestiones económicas, y curiosamente, en esta historia la cuestión económica es el punto de unión para recuperar ese amor perdido».

AMÉRICA PROFUNDA

Javier destaca de Honeymoon también ese contexto intencionadamente nada marcado, porque podría transcurrir en un pueblo grande o en una ciudad pequeña en la que todos se conocen. «A veces parece la América profunda, ves esas carreteras de Castilla y puede ser perfectamente la Ruta 66», apunta el actor.

¿Entonces, Nathalie, eres o no supersticiosa?, le digo después de ver cómo le indicaba a Silvia, la niña que interpreta el papel de Sayaka, que no cruzase por debajo de una escalera. «Es la única superstición que tengo, y ya ves, no sirve de nada porque justo en ese momento salió la escena del perro», bromea la actriz, que ha descubierto en Sayaka a «una criatura poderosa que viene a rescatar a dos adultos equivocados». Sayaka apenas habla, pero Silvia, que le da vida en la cinta, está contenta con el resultado: «Nathalie me dice que me meta en el papel, y yo creo que me sale natural, porque Sayaka es un poco tímida», explica.

«No era fácil encontrar una niña con rasgos orientales, pero Silvia fue la primera que hizo la prueba —explica Quique Otero— y ya le vi esa luz que me imaginaba cuando escribí el guion. El elenco de esta película es espectacular, porque también están María Vázquez, Fernando Albizu, Pablo Derqui, Berta Ojea o María Trasende». «La historia se sostiene con los personajes secundarios —incide Nathalie— que subraya que el personaje que interpreta, Eva, es una mujer que necesitaba ser rescatada». «No sé si lo voy a conseguir, a ella le ocurre la desgracia más grande, que es perder a un hijo, pero ese momento va a ser también para ella una oportunidad para encontrar una vida más luminosa. Me gusta mucho una frase que dice Quique y que define la peli, es una historia de huida y vuelta, y así la planteamos Javier y yo».

«A Nathalie la conocí hace 30 años cuando llegué de Ferrol a Madrid —señala Javier—, hicimos mucho teatro juntos, rodamos Días de cine juntos, y para mí es una de las grandes actrices de este país, de esas personas que te colocan en un nivel muy interesante».

A su lado, Nathalie se deshace en halagos con su compañero para concluir que este es, sin duda, el rodaje más feliz que ha experimentado. «Tengo muy buena vibración, muy buena intuición, el equipo es reducido, no hay un gran presupuesto, pero todo el que está aquí cree en la historia y eso es mérito también del director que ha creado una familia. Eso es lo que ha conseguido Quique, que tiene esa alegría en el trabajo, tiene esa escucha que en este mundo de funambulismo de locos, se agradece». «En Honeymoon todo fluye con una ligereza natural desde el primer día», concluye Nathalie, que en esa nube vive con Javier Gutiérrez su particular luna de miel.