Ulrich Seidl cancela su visita a San Sebastián tras la polémica por la película «Sparta»

La Voz REDACCIÓN

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Se trata de una historia sobre pedofilia rodada en Rumanía. Un reportaje en el «Der Spiegel» acusaba al director de someter a los menores a prácticas abusivas

17 sep 2022 . Actualizado a las 17:31 h.

El director austríaco Ulrich Seidl ha cancelado su visita a la 70 edición del Festival de San Sebastián tras las acusaciones que ha recibido de explotación de menores en el rodaje de Sparta, su última película que mantendrá su estreno mundial en el certamen y competirá por la Concha de Oro.

«Me he dado cuenta de que mi presencia en la première podría ensombrecer la recepción de la película», afirma el cineasta en un comunicado difundido este sábado por la plataforma Filmin, que se ha hecho con los derechos de distribución.

Seidl sostiene que su «impulso inicial» fue acudir a San Sebastián a presentar el filme, una historia sobre pedofilia rodada en Rumanía en la que él y su equipo llevan años trabajando, pero finalmente ha decidido que esta «hable por sí sola», según recoge Efe.

«Estoy muy agradecido a José Luis Rebordinos -director del festival donostiarra- por apoyar Sparta desde el principio, a pesar de la presión mediática y de la repentina e inesperada polémica que ha suscitado», declara el cineasta.

Sparta iba a tener su estreno mundial en el Festival de Toronto, pero los organizadores la retiraron de la programación tras la publicación de un reportaje del semanario alemán Der Spiegel en el que le acusaban de someter a los menores a prácticas abusivas durante el rodaje y de no informar a sus familias sobre la temática del filme.

«Tengo el más grande de los respetos por mis actores y nunca tomaría ninguna decisión que pudiera de alguna manera poner en peligro su bienestar físico y mental», defiende Seidl.

El director sostiene que el reportaje de Der Spiegel está repleto de «descripciones incorrectas, rumores y acontecimientos en el rodaje de Sparta sacados de contexto» y que «han sido transformadas en un retrato manipulado que no corresponde con los hechos».

Basada en una historia real, la película sigue a Ewald, que salió de Austria para irse a Rumanía años atrás y con más de 40 años deja a su novia y se muda a un lugar remoto donde, con un grupo de jóvenes de la zona, transforma una escuela arruinada en una fortaleza.

Los niños disfrutan de una nueva y despreocupada existencia centrada en los deportes y en el juego. Pero Ewald se ve confrontado a una verdad que lleva tiempo reprimiendo, un hecho que ni los niños ni el resto de la gente sospecha. Por dentro, lucha en secreto contra sus instintos pedófilos.

«En mi trabajo siempre he intentado ahondar en las contradicciones de nuestros pensamientos y acciones, que, al fin y al cabo, son la esencia del ser humano», declara el director de la trilogía Paraíso en la que aborda temas como el turismo sexual y también trabaja con actores no profesionales.

«Soy consciente de que mi visión del mundo como artista y mi forma de contarlo en mis últimas películas está en clara contradicción con el espíritu de la época en la que vivimos», considera. «La actualidad se rige por la simplificación y el fuera de contexto del 'esto o lo otro', en lugar de un 'ambos-también', que expresaría mucho mejor lo que realmente es la experiencia humana».

Seidl explica que el rodaje de Sparta se extendió más de un año y que la relación de «confianza» con los actores se trabajó durante meses. «Si, como asegura Spiegel, los padres hubieran tenido objeciones sobre el rodaje o sobre cómo tratamos a sus hijos, o si los niños se hubieran sentido incómodos con nosotros, no habrían seguido colaborando con nosotros tanto tiempo».

«Ni falta hace decir que nunca obligué a ningún niño (o a cualquiera de los actores) a hacer algo ante la cámara que no quisiera», subraya, e insiste en que los más jóvenes estuvieron «bajo constante supervisión» y en que los padres fueron informados adecuadamente.

Seidl finaliza diciendo que en el verano del 2019, tras finalizar el rodaje, visitó a todos los chicos y a sus padres y «ninguno de ellos se quejó ni mostró incomodidad».