Lorenzo Silva homenajea a Domingo Villar en la nueva entrega de Bevilacqua

Héctor J. Porto REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966).
El escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966). Rodrigo Jiménez | Efe

El guardia civil investiga el asesinato en Samos de una joven peregrina en una novela que llegará el día 28 a las librerías

29 sep 2022 . Actualizado a las 20:01 h.

«Durante el viaje seguí leyendo la primera novela de Domingo Villar, en cuyas páginas me salió una y otra vez al paso ese rasgo del alma gallega que tan poco se tiene en cuenta, y que, en el cliché sobre ella, tan pobre como todos los clichés, cede siempre ante la melancolía o la aversión a definirse, cuando tal vez sea lo que permite adjudicarles a estas su verdadero sentido. Se trataba del humor, esa ironía que como una lluvia imperceptible pero persistente calaba todas y cada una de las páginas y daba forma a su mirada». El que habla es el subteniente de la Guardia Civil Rubén Bevilacqua, Vila para los amigos, tras abandonar su descanso vacacional en Lanzarote —junto a su madre, su hijo Andrés, que sigue sus pasos en el cuerpo, y la novia de este, también agente— cuando le comunican el hallazgo del cadáver de una joven peregrina en un idílico paraje del Camino de Santiago, a su paso por Samos. Para entonces ya están sobre el terreno su mano derecha, la brigada Virginia Chamorro, y su equipo de la unidad central integrado por Arnau y Lucía.

Bevilacqua, amante de la música y las novelas, descubre al personaje de Leo Caldas con la tercera de sus aventuras, El último barco, y decide ir al origen con la primera de la serie, Ojos de agua, donde confirma lo que ya sabía: la intuición, el talento y la humanidad de Villar y también la magistral forma en que atrapa el alma de Galicia.

En La llama de Focea Lorenzo Silva (Madrid, 1966) devuelve a escena a Bevilacqua y Chamorro —la popular pareja de investigadores— con un caso que oscila entre el Camino de Santiago y la Barcelona del procès, ya que la aparición del cuerpo ocurre en septiembre del 2019.

La variable catalana la conocerá enseguida cuando el teniente general Pereira, viejo compañero en la lucha contra ETA, lo telefonea para advertirlo de la complejidad del asunto: más allá del impacto mediático del crimen y de las presiones de la Xunta para, preocupada, tratar de minimizar el impacto en la promoción del Xacobeo, debe saber que la víctima no es una muchacha cualquiera. Queralt Bonmatí es hija de Ferran Bonmatí, expolítico y exitoso empresario muy ligado a la causa independentista y que está colocado desde hace tiempo bajo la lupa de la Justicia. El Instituto Armado lo investiga por sus actividades en apoyo del desafío soberanista. Es por ello que el equipo no solo debe mantener la absoluta confidencialidad, sino coordinarse con el servicio de Información. El nexo con la convulsa Barcelona llevará además en lo íntimo al subteniente a enfrentar vivencias de su pasado.

Bautizado como operación Peregrina, el expediente parece apuntar a algo más que las evidentes causas de la muerte por arma blanca y estrangulamiento, a lo que se suman las señales de violencia sexual. Puede que sea un depredador al acecho de las peregrinas solitarias en el Camino de Santiago, pero también pesa en el análisis el hecho de que la chica no solo estaba profundamente enemistada con su padre, sino que mantenía una férrea oposición a la deriva separatista. Ella además había denunciado ante la Guardia Civil en Roncesvalles, cerca de la frontera francesa, un extraño incidente con «un desconocido de gélida mirada».

Bevilacqua tendrá que imbuirse de la idiosincrasia del Camino de Santiago y los hábitos de los romeros. Su espíritu es el tránsito constante por lo que los posibles testigos están desplazándose y hay que localizarlos en plena ruta. Comprobará lo peculiar de las relaciones que se forjan entre peregrinos: episódicas y efímeras, pero también intensas en cuanto que ocurren entre personas inmersas en una experiencia de introspección, en conexión con la naturaleza y su interior.

«El camino de vuelta —reflexiona Bevilacqua— lo hicimos también sin prisa, lo que aproveché para imaginarme a Queralt caminando por aquellos paisajes, con esa sensación de inquietud y emoción que siempre produce comenzar un viaje que lleva lejos de la rutina diaria. Cuando volvimos a subir el puerto traté de adivinar el recodo exacto en el que habría advertido la presencia de aquel hombre que creyó, posiblemente con fundamento por lo que a esas alturas sospechábamos, que la estaba siguiendo».

La novela llegará el próximo miércoles a las librerías.