Reinventando a Anna: así será Delvey's Dinner Club, el reality que Anna Delvey grabará durante su arresto domiciliario

Tamara Montero
Tamara Montero REDACCIÓN

CULTURA

Anna Sorokin, en una entrevista en la CNN
Anna Sorokin, en una entrevista en la CNN CNN

Será la anfitriona semanal de una exclusiva cena, con chef privado, a la que invitará a celebrities, periodistas, artistas y otros rostros conocidos para hablar de diversos temas, incluyendo su experiencia con la Justicia tras estafar a la alta sociedad neoyorquina

28 ene 2023 . Actualizado a las 10:56 h.

Las opiniones se dividen entre quienes la tildan de vulgar estafadora y quienes admiran su capacidad de monetizarlo todo, hasta su arresto domiciliario. Anna Sorokin, más conocida como Anna Delvey, el alias que utilizaba para hacerse pasar por una rica heredera alemana y así estafar a la alta sociedad neoyorquina (lo intentó incluso con el hijo de Santiago Calatrava) y cuya historia ha acabado siendo una serie de Netflix, ha anunciado que un acuerdo para grabar un reality en su apartamento del East Village, en el que lleva recluida desde principios de otoño, una producción en la que hablará de su experiencia dentro del sistema de Justicia.

Delvey's Dinner Club es algo así como Mi casa es la tuya, el programa de entrevistas de Bertín Osborne, pero en versión alto standing neoyorquino y con pulsera de localización incluida. Cada semana, Delvey (a.k.a Anna Sorokin) recibirá en su casa a un grupo de invitados de lo más selecto, que incluyen artistas, personas influyentes, celebrities, periodistas, músicos y otros grandes nombres para sentarse a la mesa y charlar de lo divino y lo humano.

Por supuesto, no cocinará ella. Las cenas serán con cátering y chef privado y mientras se come, como ocurre en cualquier reunión social, se hablará de muchos temas, incluyendo su experiencia dentro del sistema de justicia. Primero fue condenada, en el año 2010, por hacerse pasar por una rica heredera alemana, con un jugoso fideicomiso al que no podía acceder directamente y una fortuna de más de 30 millones de euros. 

Después, la estafa se tornó en deportación. Fue detenida por tener el visado caducado (en realidad, Sorokin es de origen soviético) y vivió bajo arresto en el centro de detención de Orange County hasta que en octubre un juez le permitió permanecer en arresto domiciliario mientras el caso seguía su curso.

Hace unos meses, Delvey declaraba en una entrevista a la CNN que se merecía una segunda oportunidad y todo hace ver que se la está fabricando ella misma. «Estoy agradecida por la oportunidad de trabajar con Wheelhouse Entertainment y la productora Butternut para llevar mi visión a un público más amplio y compartir la imagen de la verdadera Anna Delvey», ha dicho Sorokin en un comunicado.

Parece que la joven que se hizo pasar por multimillonaria quiere recuperar las riendas del relato, sobre todo después de la serie Inventing Anna, que Shonda Rimes estrenó en Netflix y que comenzaba con una frase elocuente sobreimpresa en la pantalla: todo es real, excepto las partes que han sido completamente inventadas.

Por los derechos de la serie Anna Delvey recibió 320.000 euros y con este reality seguirá facturando por su historia, aunque parece que desde ahora será desde su perspectiva. Igual que el príncipe Harry y Meghan Markle han lanzado un documental intentando hacer valer su versión de la historia, Anna Sorokin quiere recuperar su propia narrativa a través de este reality. 

Quizá no se ha sentido del todo identificada en una serie utilizaba como hilo conductor la investigación de la periodista Jessica Pressler, que destapó la historia en la revista New York, y en la que la vida de Sorokin se relataba a partir de las historias de sus víctimas.

«Delvey's Dinner Club revelará a la mujer real que hay detrás de todo lo que hemos leído y visto sobre Anna», decía la directora ejecutiva de la productora del reality, Courtney White, que avisaba también de que es probable que las cenas en casa de Delvey superen las expectativas de la audiencia.

Desde que salió del centro de inmigración y  se instaló en su apartamento en el East Village, Anna Delvey ha tenido una importante presencia mediática. Hace unos días compartía en Page Six la lista de cuáles serían sus invitados de ensueño: el secretario de seguridad nacional Alejandro Mayorkas, Madonna, Elon Musk, la artista Marina Abramovic, el abogado y antiguo secretario de estado Cyrus Vance y la novelista estadounidense de ascendencia persa y croata Ottessa Moshfegh.

Que Anna Delvey iba a acabar teniendo un programa no es una sorpresa, porque pocas horas después de iniciar su arresto domiciliario ya le explicaba al New York Times que entre sus planes de futuro estaba la posibilidad de hacer un pódcast de entrevistas.

El proyecto de reality no es el único que tienen en marcha Anna Delvey. También está escribiendo un libro sobre sus experiencias y ha firmado un contrato para protagonizar una docuserie sobre su vida. 

La joiven rusa incluso intentó sortear una de las condiciones del juez para permitirle permanecer en arresto domiciliario: no tener redes sociales, cuando solo en Instagram acumulaba un millón de seguidores. Su perfil público sigue siendo altísimo y hace unas semanas, Anna Sorokin abrió una cuenta en Passes, una plataforma que permite suscribirse a diferentes aspectos de los creadores. El bypass duró poco, porque el perfil de Delvey ya no existe. Ha imperado la prudencia.

Delvey era así una de las primeras creadoras de contenido de esta plataforma, con la previsión de ofrecer, a modo de vlog, entradas diarias por las que cobrar entre  diez y 99 dólares al mes. Un modo de monetizar al máximo la curiosidad que despierta entre la gente. 

De un club de arte a vender dibujos por 250.000 dólares

Lo que parece claro es que la relación de Anna Delvey con el arte se mantiene como una constante en este relato. Más allá de las facturas de hotel, viajes y jets privados sin pagar, la gran estafa de Sorokin fue el intento de crear la Fundación Anna Delvey, un centro artístico y club social para las clases más pudientes para el que necesitaba una inversión multimillonaria, que intentó obtener de diversas entidades financieras.

Ahora, vende su propia obra. La Founders Art Club pone a disposición de los usuarios impresiones seriadas de dibujos de Sorokin por 250 dólares y originales por 25.000 dólares.

Las creaciones tienen titulares tan provocadores como The Delvey Crimes, o You're Not Who You Pretend to Be Either. En varios de sus dibujos aparece también la pulsera de localización que tiene desde que comenzó el arresto domiciliario. «Solo existen 27 originales pintados por Anna durante su estancia en el centro de detención [...] ahora que está fuera de prisión, no volverá a crear piezas como estas», reza la web.

Cada uno de los originales está firmado por Anna Delvey, lleva un certificado de autenticidad y además se entrega en un marco de pan de oro.